La Premier League es sin duda la mejor competición de liga a nivel mundial. Su nivel competitivo medio es superior a cualquier otra competición nacional con una diferencia sideral. Sin embargo, si hay más dificultades para argumentar que los equipos ingleses sean las verdaderas referencias a nivel planetario. Un claro ejemplo de esto son tanto el Arsenal como el Liverpool.

 

Tanto los Gunners como los Reds son dos equipos de gran nivel a escala de la competición local. Dos equipos referencia entre los equipos de la Premier. Pero con serias carencias para competir contra la élite europea. Existe una sensación evidente de que siguen un escalón (o dos) por detrás de la primera línea. Incluso les cuesta competir ante escuadras de nivel semejante.

 

El partido entre Arsenal y Liverpool fue un símbolo claro de este hecho. Dominios alternativos con una sucesión infinita de fallos por parte de ambos equipos. Y carencias impropias de plantillas que quieren competir por el cetro de la Premier League.

 

El Liverpool posee serias dificultades para defender por las bandas con las escasas ayudas de Philippe Coutinho y Roberto Firmino a sus laterales. En cambio, ataca con relativo acierto a través de un jugador referencia como Christian Benteke y la calidad de Coutinho por detrás de él. El centro está bien en la basculación cubierto con tres centrocampistas. Tanto en el partido frente al Bournemouth como en el del Emirates.

 

El Arsenal sigue con serias lagunas. Además de la habitual falta de gol e intermitencia de su línea de mediapuntas se suman las dificultades en la salida de balón por parte de la línea defensiva e incluso para maniatar la creatividad del equipo rival. La aparición de Petr Cech tras su mal rendimiento en la primera jornada, está resultando esencial para el equipo de Arsene Wenger. En la otra cara, los Gunners tienen una gran facilidad para combinar a pocos toques a través de la parcela de tres cuartos de campo. Tiene creatividad, profundidad y talento. Aunque le falta el remate.

 

El partido tuvo diversas oportunidades. En el primer tiempo las más claras fueron para el Liverpool y en la segunda para el Arsenal. Coutinho disparó dos veces al poste y el resto de tentativas fueron desbaratadas por Cech. El brasileño es un jugador diferencial. Tanto en el Liverpool como en la Premier. Con unas cualidades soberbias, una destacada determinación y una capacidad de decisión inmensa. Sin embargo, sufre en los instantes del juego que incluyen el enfrentamiento físico. Le cuesta ganar la posición, utilizar su cuerpo para mantener el esférico. Y en el fútbol inglés, este aspecto, se nota.

 

En el segundo parcial, los Gunners cogieron la batuta. Y Callum Chambers dejó de perder balones en la salida de balón de su equipo. De cualquier modo, también influyó la falta de agresividad del Liverpool. Recuperando el balón muy atrás y concediendo mucho terreno al rival. Con muchos metros a recorrer para jugar en transición y por tanto, siendo más difícil coger por sorpresa al rival.

 

El dominio del Arsenal no encontró fruto. Sorpresa. Su delantero siguió provocando más ¡ohhhh! que los habituales ¡yeaaaah! en las gradas de los campos ingleses. Posesión estéril. Ozil sigue siendo sin ser un factor diferencial y Alexis no está en su mejor tono físico tras una pretemporada breve y acelerada.

 

Total, empate a nada en el Emirates. Emoción a través de fallos y sin goles por continuos aciertos. De los guardametas. El Arsenal, un empate tras una insípida derrota ante el West Ham y una imponente victoria en Selhurst Park frente al Crystal Palace. El Liverpool, imbatido con siete puntos de nueve posibles. Al fin y al cabo,  una hoja en blanco siempre es importante.