Cuando el Manchester United cayó en la Europa League, jamás pensó que debería soportar una humillación como la de esta noche. El equipo inglés mereció perder por una diferencia mayor. Y lo habría hecho si Wayne Rooney no hubiera marcado de penalti en el tiempo añadido.

 

El United se adelantó pero eso no pareció inquietar nunca a los bilbaínos. Una vez que Fernando Llorente puso las tablas en el marcador, los visitantes se adueñaron del partido y ya no cedieron el control hasta el pitido final.

 

Fue una sorpresa que el United se adelantara a los 22 minutos tras una buena jugada iniciada por Ryan Giggs que acabó con un disparo de Javier Hernández rechazado por Iraizoz. El balón le cayó a Rooney, que solo tuvo que empujar el balón. Tres minutos antes, el colegiado debería haber señalado un claro penalti de Smalling sobre Llorente. No le importó al Athletic, que siguió a lo suyo.

 

Los bilbaínos igualaron a los 44 minutos. Tras una jugada elaborada, Fernando Llorente cabeceó un centro de Markel Susaeta desde la derecha del área de penalti. Con el 1-1 se llegó al descanso.

 

En la ronda anterior, el United perdió también en casa ante el Ajax por 1-2 pero logró clasificarse gracias a su victoria en Ámsterdam en la ida. El fantasma de aquel partido de vuelta en Old Trafford comenzó a planear entre los aficionados locales. Más si cabe teniendo en cuenta que el rival de esta noche había ganado un grupo donde el Paris Saint-Germain quedó eliminado.

 

Ferguson ya había advertido tras la derrota ante el Ajax que alinearía a sus jugadores experimentados para este choque. Giggs, Park, Evra, Rooney o Chicharito aparecieron en el once titular. La impresión es que Ferguson quiso alinear a los jugadores indispensables para no desgastar un equipo cuya máxima prioridad es la Premier League. No lo logró.

 

El Athletic llegó a la pausa en clara superioridad. Pero los 15 minutos de receso no frenaron su ímpetu. Los primeros minutos de la segunda parte depararon una serie de ocasiones claras para los visitantes. Ahí es donde apareció el mejor jugador del United, precisamente un español. David De Gea prolongó las buenas actuaciones que viene completando desde que se lesionó Lindegaard y detuvo todos (o casi) los intentos de los bilbaínos.

 

Para rematar las cosas, Chris Smalling tuvo que retirarse por una brecha en la cabeza. En su sustitución entró Michael Carrick, mientras que Phil Jones retrasó su posición al eje de la defensa. También Anderson entró por Park Ji-Sung.

 

Pero Ferguson no logró cambiar el curso del encuentro con los cambios. Oscar de Marcos finalmente plasmó en el marcador la superioridad bilbaína a falta de veinte minutos tras una excelente jugada que culminó con un disparo de volea ajustado al palo.

 

Ya a falta de un minuto, Rafael protagonizó la acción cómica de la noche. De Gea rechazó un disparo y Rafael, en lugar de despejar el balón, se quedó parado esperando a que De Gea lo bloqueara. Por detrás apareció Muniain para empujar el balón y poner el 1-3 que parecía definitivo.

 

Pero el United tuvo un golpe de fortuna que le da alguna esperanza para la vuelta. Ya en el tiempo añadido, Rooney marcó de penalti el 2-3 tras unas claras manos dentro del área. Aunque lo cierto es que, si ambos equipos juegan como esta noche en el partido de vuelta, poco importará el resultado de la ida. Solo un equipo está destinado a pasar. Y ese no es el United.