Dani Juárez

Bill Foulkes, el diablo superviviente

El 25 de noviembre falleció Bill Foulkes, una de las grandes leyendas de la historia del Manchester United. Su trayectoria abarca un periodo clave de la historia del club, desde antes de la tragedia de Múnich, a la que sobrevivió, hasta el triunfo de 1968 en la Copa de Europa.

 
Tristemente un mes después de escribir Pioneros ingleses en Europa, una de las figuras protagonistas de aquel artículo falleció la tarde del 25 de noviembre en Manchester, la ciudad que marcó su carrera. Murió Bill Foulkes.
 
Sin duda, resulta difícil hablar de una figura que no has visto jugar semana tras semana como puede suceder habitualmente con las grandes figuras actuales del balompié. Si a esto le sumamos que la información de la época no es comparable con las fuentes actuales, desbordantes de información, la tarea de evocar a Foulkes es complicada, pero no imposible.
 
William Anthony Foulkes nació en Saint Helens (Merseyside) el 5 de enero de 1932, procedente de una familia humilde de jugadores de rugby (su abuelo llegó a representar a Inglaterra), tradición que rompió el joven y musculoso Bill a pesar de llegar a hacer sus pinitos también en este deporte durante su adolescencia. Mientras desempeñaba la profesión de minero del carbón, ingresó como amateur en el Manchester United con 18 años en 1950. Un año después, en el mes de agosto, su vida cambió radicalmente al convertirse en jugador profesional del United, lo que le permitió dejar la dura profesión en la mina. Alguno de sus compañeros en aquella época recuerda ver llegar al entrenamiento la figura de Foulkes tiznada de negro, que llegaba directamente de la mina.
 
No sería hasta mediados de la temporada 1952/1953 cuando Foulkes debutó en competición oficial como defensa central. Su toque sencillo y preciso, desprovisto de florituras, le permitió adelantar ocasionalmente su posición para jugar como mediocentro.
 
Un año después, en octubre de 1954, fue llamado por primera y única vez con la selección de Inglaterra, para un partido contra Irlanda del Norte.
En la temporada 1955-56, afianzado ya como titular en el equipo, consiguió el primer trofeo de su carrera, el título de liga. Este logro le permitió jugar la recientemente creada Copa de Clubes Campeones de Europa. Ese mismo año consiguió su segundo título, la Community Shield.
 
Foulkes se encontraba en un equipo consolidado en Inglaterra (logró su segunda liga y Community Shield consecutiva) y firme candidato a conquistar la máxima competición europea del momento tras una gran primera participación. Pero entonces sobrevendría la tragedia que marcaría la historia del Manchester United y la vida de Bill Foulkes.
 
Como campeón de liga, el United representó a Inglaterra en la Copa de Europa de 1957–58. Tras clasificarse para semifinales en Belgrado gracias a su victoria sobre el Estrella Roja, el equipo voló hacia Múnich, donde hizo escala antes de seguir hasta Manchester. En el tercer intento de despegar, el avión fue incapaz de tomar altitud y se estrelló.
 
La aeronave se partió justo por debajo del asiento donde se encontraba Foulkes. Inmediatamente después del accidente, Foulkes salió del avión y corrió alejándose del lugar. Entonces se giró y vio el avión partido en dos. «Me di cuenta que el avión no iba a explotar y regresé. A medida que me acercaba, iba viendo cuerpos. Roger Byrne todavía atrapado en su asiento, Bobby Charlton yacía inerte en otro asiento, y Dennis Viollet. Entonces apareció Harry Gregg e intentamos hacer todo lo posible por ayudar», recordaría años más tarde.
 
Siete de los compañeros de Foulkes (Mark Jones, David Pegg, Roger Byrne, Geoff Bent, Eddie Colman, Liam Whelan y Tommy Taylor) fallecieron en el accidente y Duncan Edwards lo haría quince días más tarde. También el secretario Walter Crickmer, y los preparadores Tom Curry y Bert Whalley fallecieron.
 
Tras la muerte del capitán Roger Byrne, Foulkes fue el encargado de suplirle. Fue él quien lideró al Manchester United en el primer partido después del accidente y lo haría durante los siguientes ocho años, cuando fue sustituido por Bobby Charlton.
 
No fue hasta mediados de la década de los 60 cuando el equipo volvió a recuperar la senda de los títulos y Foulkes sumó dos ligas, dos Community Shield y una FA Cup más a su historial.
 
Pero sin duda la mayor gloria de Bill Foulkes y el Manchester United de su generación se produjo a nivel europeo en la temporada 1967-68, cuando por fin se alzó con la ansiada Copa de Europa. En las semifinales de aquella edición fue vital el tercer gol de Foulkes en el Santiago Bernabéu, que dio el billete para la final de Wembley, donde esperaba el Benfica de Eusebio. El United se impuso en la final por 4-1 con Foulkes como titular y se proclamó campeón de la Copa de Europa, convirtiéndose en el primer equipo inglés en lograrlo.
 
Dos años después, tras 18 de carrera, con 688 partidos (es el cuarto jugador con más partidos en la historia del United, solo por detrás de Ryan Giggs, Bobby Charlton y Paul Scholes) sin haber vestido otra camiseta y nueve goles en su haber, Bill Foulkes ponía fin a su carrera como futbolista. Convertido en leyenda del club, desempeñó cargos técnicos hasta que cinco años después decidió iniciar su carrera como entrenador de fútbol.
 
Curiosa fue su carrera como técnico tras colgar las botas, ya que nunca entrenó en Reino Unido. Comenzó en los Estados Unidos (Chicago Sting, Tulsa Roughnekcks, San Jose Earthquakes) pasó por Noruega (Bryne, Steinkjer, Lillestrom, Viking) y puso fin a su trayectoria como técnico en el Mazda de Japón.
 
Foulkes se desvinculó del fútbol profesional tras 40 años y una carrera de gloria, pero no se desentendió de los que fueron sus colores durante toda su vida. Hace cinco años, junto con su excompañero Bobby Charlton, acudió a la final que ganó el Manchester United frente al Chelsea en Moscú en la temporada 2007-2008, 50 años después de la tragedia que había cambiado su vida.
 

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Dani Juárez