Alvaro Oleart

Calderón: «Mi sueño siempre fue jugar en Inglaterra»

La Media Inglesa se desplazó hasta Brighton para entrevistar en exclusiva al español Iñigo Calderón. El lateral derecho del Brighton & Hove Albion nos habló de su curiosa llegada al fútbol inglés, del particular estilo de juego que practica su equipo, del objetivo de ascender a la Premier League la próxima temporada y mucho más.

 
La gran mayoría de los jugadores españoles que emigran a Inglaterra lo hacen como jugadores consolidados a nivel internacional, como Fernando Torres, David Silva o Juan Mata, o como futuras promesas, como Cesc Fàbregas u Oriol Romeu. Sin embargo, existe un tercer tipo de emigrante, al que pertenece Iñigo Calderón (Vitoria, 4 de enero de 1982). Este lateral derecho técnico y con proyección ofensiva, llegó a la League One inglesa con 27 años, una aventura arriesgada pero que podría conducirle en breve a la Premier League, un caso similar al de Ángel Rangel.
 
Calderón, o «Calde», como le conocen sus compañeros, se formó en las categorías inferiores del Alavés. Debutó como profesional en el Alicante en 2ªB, donde permaneció tres años. Posteriormente, regresó al Alavés, donde jugó dos años en Segunda División, llegando a ser el capitán del equipo. En su segunda temporada, el club descendió a 2ªB y Calde decidió partir hacia Inglaterra.
 
Fichó por el Brighton & Hove Albion en enero de 2010, cuando el equipo se encontraba en zona de descenso en la League One, pero lograron la permanencia bajo la batuta del nuevo técnico, Gustavo Poyet. En su segundo año, lograron el ascenso al Championship como campeones y en esta tercera temporada su objetivo es el ascenso a la Premier League.
 
¿Qué hace un vitoriano en Brighton?
 
Mi última temporada en España, la 2008-09, jugué con el Alavés en Segunda División. Allí era el capitán del equipo y me sentía muy a gusto, porque jugar en el Alavés era mi sueño desde pequeño. Pero todo cambió cuando descendimos a 2ª B en esa última temporada. A raíz del descenso, surgieron problemas económicos en el club y despidieron a muchos jugadores. A pesar de eso y de jugar en 2ªB, yo me quería quedar. Sin embargo, el club me quería fuera y me hicieron la vida imposible, así que rescindí mi contrato en septiembre de 2009.
 
Pero de ahí a venir a Brighton…
 
Además de jugar en el Alavés, mi otro sueño desde pequeño siempre fue jugar en Inglaterra. Cuando estaba en 2ªB era muy complicado y luego, cuando estaba en 2ªA con el Alavés, me quería quedar. Pero la rescisión del contrato con el club me abrió la posibilidad de partir a la aventura. Hablé con Andrea Orlandi, que había sido compañero mío en el Alavés años atrás y me dijo que en Swansea (equipo en el que Orlandi milita desde 2007) podrían hacerme una prueba.
 
¿Y qué pasó?
 
Nunca llegó. El primer día me dijeron que no era posible porque iban a hacer un once contra once y ya eran suficientes. Esperé al día siguiente, pero tampoco fue posible. Según me dijeron, no querían probar a nadie porque estaban ganando, aunque al final me enteré de que fue un problema de agentes. Total, que estuve una semana en Swansea y no pude hacer la dichosa prueba. Pero si no hubiera viajado a Swansea, no estaría aquí en Brighton.
 
¿Cómo es eso?
 
Aproveché mi estancia en Swansea para ir a ver un partido al Liberty Stadium, con 20.000 personas. De repente, se me presentó un señor. Me preguntó si le reconocía y yo, sinceramente, le dije que ni de broma. Pero él sí me había reconocido. Era un canadiense que había estado hacía unos seis años haciendo una prueba conmigo en el Alavés. No fructificó lo del Alavés y vino aquí a Inglaterra. Ya estaba retirado como jugador pero ahora era agente deportivo. En su momento, le intenté ayudar, porque no hablaba español y le hice de traductor en el Alavés, así que me dijo que me iba a ayudar.
 
A partir de ahí, me puse a trabajar con él. Intentamos conseguir pruebas para algún equipo, pero no lo logramos. Yo pensaba que era más fácil conseguir una prueba aquí en Inglaterra que en España, pero resulta que no. Pensé seriamente en volver a España pero, cuando ya estaba a punto de abandonar, me salió una prueba en el Gillingham. En aquel pueblo te querías morir, porque no había nada, pero no había más remedio.
 
Durante la prueba en el Gillingham estuve viviendo en un hostal, al lado de la vía del tren. La verdad es que fue un comienzo durísimo, pero tenía mucha, mucha ilusión, por eso aguanté. La prueba fue bien y yo ya estaba decidido a firmar por el Gillingham, más que nada porque no tenía otra opción. Pero llegó el día de Nochebuena y me llegó el mejor regalo posible: una llamada de Gustavo Poyet. Imagínate para mí lo que fue que me llamara Gustavo Poyet. Me dijo que estaba entrenando al Brighton (yo ni siquiera conocía el equipo) y que había hablado con un excompañero mío, Miguel Ángel Llera [que juega actualmente en el Brentford cedido por el Blackpool], que le había hablado bien de mí.
 
Así que, de repente, te encontraste con dos ofertas sobre la mesa.
 
Sí. De hecho, pasó algo de lo más curioso. Estuve las Navidades en Vitoria, con mi familia, y en Nochevieja viajé en ferry, con mi novia, un amigo y mi coche, a Portsmouth. Una vez allí, ¡no sabía hacia dónde ir, si a Gillingham o a Brighton! Encendí el teléfono, llamé al agente que me encontré en Swansea y me dijo que tenía que ir a Brighton. El equipo estaba en aquel momento en zona de descenso de la League One.
 
Una vez allí, ¿hiciste alguna prueba?
 
No hizo falta. Gustavo [Poyet] me dijo que, a menos que no fuera capaz de dar un pase de dos metros, estaba contratado. O sea que después de tres meses dando vueltas y buscando pruebas como un loco, vine aquí y sin prueba ni nada ya tenía equipo. 
 
La verdad es que toda esta carambola te ha salido redonda.
 
Sin duda, no hay más que ver dónde estamos ahora. Para más inri, el Gillingham descendió a la League Two aquella temporada. Fue una cosa de locos, se mezcló la suerte con la ilusión y la perseverancia. Y aquí estoy, feliz. 
 
En este momento de la entrevista se produce un momento curioso. Por una puerta aparece Craig Mackail-Smith, delantero del Brighton y de la selección escocesa, que un par de días atrás había jugado con su país contra España, en partido de clasificación para la Eurocopa de 2012. Pasa junto a nosotros con una camiseta roja bajo el brazo. «¿Se la pediste?», le pregunta Calde. Sonriendo, Mackail-Smith despliega la camiseta y muestra orgulloso el número tres y el nombre «Piqué» encima. «¿Es rápido?», le inquiere de nuevo Calde. «No tanto como yo», responde el escocés, provocando las risas de los presentes. Desaparece y proseguimos la entrevista.
 
¿Cómo es eso de que tu sueño era jugar en Inglaterra?
 
Cuando Canal Plus empezó a emitir partidos de la liga inglesa a las cuatro de la tarde, conseguí que mis padres se abonaran solo para que yo pudiera ver los partidos de la Premier. Además, en el 96 vine aquí para participar en un campus organizado por Bobby Charlton, y coincidió con la Eurocopa de Inglaterra. Todo me maravilló: la pasión, las aficiones, la intensidad… era como otro mundo. He tenido suerte, porque tengo muchos amigos que quieren venir y no lo han logrado. Soy un privilegiado.
 
Tu caso es parecido al de Ángel Rangel en el Swansea, puesto que ambos llegásteis relativamente tarde a Inglaterra y ambos a un equipo de la League One. ¿Vuestro éxito tiene que ver con el estilo de juego combinativo que practican vuestros respectivos equipos?
 
Sin duda. Precisamente por eso creí que la de Swansea podía ser una buena opción. Entienden lo que puede dar un jugador en esa posición, tal y como demuestra Ángel Rangel. No todos los equipos ingleses pueden tener un español. Por ejemplo, un español no tiene cabida en un típico equipo inglés como el Stoke City. Aparte de que uno no va a disfrutar, hay ingleses que practican ese tipo de fútbol mejor que tú.
 
Además de vosotros y el Swansea, muchos otros equipos, desde el Manchester City hasta el Wigan, están buscando un fútbol menos directo y más combinativo. ¿Crees que estamos ante un cambio de tendencia en el fútbol inglés?
 
Jugar el balón por abajo cada vez está dando más resultado. El Arsenal lo hizo en su momento y le fue bien. También al Swansea la temporada pasada, puesto que lograron el ascenso. El éxito del Swansea ha demostrado que, sin el mayor presupuesto ni la mejor plantilla y apostando por un tipo de fútbol particular como el suyo, es posible triunfar. Eso es lo que estamos haciendo nosotros.
 
¿Cuál crees que fue la clave para que la temporada pasada os fuera tan bien, logrando el título de la League One con un amplio margen (8 puntos por encima del tercero)?
 
Las ideas de Gustavo, que empezaron a calar. Creía que si el balón empezaba a ir por abajo en vez de por arriba, ganaríamos. Eso no es fácil, costó que el equipo lo asumiera. Más que nada porque aquí están acostumbrados a jugar a otra cosa. Ya la temporada que llegué yo, la segunda mitad de la 2009-10, acabamos los últimos 10 partidos jugando muy bien y la temporada pasada fue una continuación de aquel buen final de temporada. Al final, si tú crees en algo, triunfas. Sobre todo si es algo distinto, porque ya te digo, los equipos no saben cómo defender este tipo de fútbol.
 
¿Sorprendió vuestro estilo europeo combinativo en la League One?
 
En Inglaterra no están acostumbrados a este tipo de juego. De hecho, a veces era hasta cómico. Los jugadores contrarios miraban hacia su banquillo como diciendo «¿Qué hacemos?».
 
Además de lograr el ascenso al Championship, el año pasado te destapaste como goleador con ocho goles.
 
Lo del año pasado fue una locura. Tengo todos los goles del año pasado grabados y no se los puedo enseñar a nadie. ¡No hay ni uno para enseñar! Bueno, uno. Pero como decían de Raúl, da igual cómo los metas. Ocho goles son una locura. Cuando el equipo va bien, hasta el lateral derecho mete goles.
 
Además de tus ocho goles, hiciste una gran temporada. Esto llevó a otros equipos a interesarse por ti, entre ellos el Southampton.
 
Cuando llegó ese rumor, yo estaba lesionado de la cadera, algo muy extraño porque yo nunca me había lesionado. Parecía que no iba a volver nunca de la lesión y hubo algunos problemas. Yo quería conocer qué opciones tenía. Valoré los proyectos que tenía cada club y decidí quedarme aquí. No me ha salido mal. Si ellos hubieran subido y nosotros no, quizá me hubiera arrepentido, pero ahora no. Tomé la decisión consciente de los pros y los contras. Estoy muy contento de estar aquí, la verdad.
 
¿Cómo afrontáis la temporada actual?
 
Tenemos un referente claro para este año: el Norwich City. Con Paul Lambert lograron dos ascensos consecutivos, de la League One a la Premier. Esto, sumado a nuestro buen arranque, llevó a que mucha gente se volviera loca y pensara que el ascenso a la Premier sería un camino de rosas. Ahora llevamos nueve partidos sin ganar, así que está claro que será más difícil de lo que se pensaba. Lo primero es asentarnos en la categoría, aunque ya hemos jugado contra buenos equipos en estos primeros partidos y no hay tanta diferencia.
 
¿A qué crees que se han debido los últimos malos resultados?
 
En el Championship hay mucho nivel. A la mínima que te despistas, te meten dos. 
 
¿Cómo de lejos ves el ascenso a la Premier League?
 
Si estamos a nuestro nivel, tenemos serias opciones. El problema es que en los últimos partidos no hemos dado la talla, aunque también es cierto que la suerte no nos ha acompañado. Hemos sufrido ese momento en el que te tiran una de 30 metros y te la clavan por la escuadra, mientras que otras veces te tiran 20 veces y no te clavan ni una.
 
Pero podemos lograr el ascenso. El club está en la dirección correcta en todos los sentidos. De entrada, tenemos un presidente con un importante poder económico y que sabe usarlo muy bien. No se vuelve loco a la hora de gastarlo. También tenemos un muy buen entrenador con un contrato largo, una plantilla que conoce bien al entrenador y todo lo que conlleva estar en este club, un estadio nuevo y una afición magnífica. El estadio está lleno en cada partido. No sé si este año, pero creo que, como mucho, en dos o tres años estaremos en la Premier seguro. 
 
Has mencionado el nuevo estadio, el Amex Stadium. ¿Qué supone para vosotros este cambio de estadio, el primer campo propio del Brighton en 12 años?
 
El nuevo estadio es clave, sobre todo para la afición. En Brighton llevaban 12 años, yo año y medio, jugando en un campo horroroso, con pista de atletismo y sin techo. No sé cómo carajo venían los aficionados, porque en enero hace un frío que te pelas y ahí estaban, en un campo sin techo, todos los fines de semana 8.000 personas, mojándose. Recuerdo a la perfección nuestro debut en el Amex, tuvimos mucha suerte. Íbamos perdiendo 1-0 en el 87 y remontamos de milagro. Estaba jugando ese partido y estaba viendo lo que le ocurrió al Arsenal cuando se mudó al Emirates, que le costó muchísimo ganar un partido. Hacía falta ganar ese partido porque a partir de ahí empezamos a ganar todo en casa, ya fuera de copa o liga.
 
Ya fuera del fútbol, ¿qué tal la vida en Brighton? 
 
La verdad que estoy muy contento, aunque echo de menos algunas cosas. Por ejemplo, aquí a las ocho ya vuelves a casa. También el clima, que dicen que es bueno, pero a mí no me lo parece tanto. Y eso que soy de Vitoria… Dicho esto, es una de las mejores ciudades para vivir. Está al lado del mar, tiene mucha vida, mucha gente joven… También tiene muchos estudiantes españoles que supuestamente vienen a estudiar inglés. Y si quieres fiesta, también la tienes. 
 
¿Mejor que Londres?
 
Sí. Me encanta Londres, pero es demasiado caótica. 
 
¿Qué planes tienes para el futuro?
 
Tengo contrato para un año más y otro opcional, que ya serían casi cuatro años en Inglaterra, quizá suficientes. Pero bueno, nunca se sabe. Cada vez me gusta más el proyecto deportivo aquí y me gustaría estar años. Depende de cómo evolucionemos en los próximos años, aquí el fútbol está muy bien montado. Me gustaría volver a Vitoria y al Alavés, pero nunca se sabe. Lo que venga vendrá, de momento me gusta estar aquí.
 

 

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Alvaro Oleart