Decía Albert Einstein que “si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. Los precedentes más inmediatos contra el equipo de Pep Guardiola, en los que Wenger cosechó una victoria (2-1) y un empate (2-2) en casa y dos derrotas (4-1 y 3-1) como visitante, llevaron al técnico alsaciano a hacer caso al genio alemán y dar un giro de 180 grados en lo que a planteamiento y táctica se referían. Con el 4-3-3 azulgrana más que sabido, el Arsenal respondió con un 4-2-3-1 en el que defendía por acumulación de hombres y solidaridad extrema. Con Francis Coquelin y Aaron Ramsey casi pegados entre sí y dejando apenas 4 metros de espacio entre su posición y la de los centrales, el trabajo de Oxlade-Chamberlain y Alexis Sánchez por bandas fue clave para la contención. El Barça chocaba una y otra vez contra el bloque gunner, que a partir del primer cuarto de hora se dedicó a esperar pacientemente a robar y salir a la contra.
A pesar de que Giroud es el hombre gol de los gunners, quizá su plan requería como titular a un hombre como Welbeck. Menos gol, de acuerdo, pero más veloz y todavía más alto que Mascherano, amén de un juego posicional bastante decente. El monólogo azulgrana apenas se tradujo en una ocasión clara, mientras que el Arsenal tuvo un buen arreón nada más comenzar el partido. Y estuvo cerca de la gloria, pero, como es costumbre desde hace unos años, se le escapó como se escapa el agua de la lluvia entre las manos. Ter Stegen, que fue ferozmente criticado por un comienzo de temporada muy inestable, sacó dos manos prodigiosas, de las que ganan partidos, cuando no eran los propios ingleses los que disparaban al muñeco. Cuando más igualado estaba todo, abracadabra. Suárez hizo lo que mejor sabe: aguantar un envite. El uruguayo, que rozó el gol un par de ocasiones, dio un balón para la carrera de Neymar, que atrajo a dos defensores y, con su pierna mala, asistió a un Leo Messi. Un toque, tac, y un tiro. Silencio en el Emirates. La MSN lo había vuelto a hacer y sin necesidad de jugar brillantemente. ¿La respuesta de Wenger? Dar entrada a Welbeck y, poco más tarde, a Mathieu Flamini, autor de un penalty absurdo que el rosarino se cobró.
El saldo final, un 0-2 complicadísimo de remontar y que deja a las claras algo que la hinchada del Arsenal lleva repitiendo durante mucho tiempo: se hace absoluta e inequívocamente vital la contratación de un mediocentro con jerarquía y de un delantero centro de clase mundial. Si el conjunto del norte de Londres pretende competir en fútbol y no en cuentas saneadas, este verano será decisivo en el capítulo de fichajes. Solo falta saber si lo hará con Wenger a la cabeza del proyecto.