Ilie Oleart

Catástrofe a dos velocidades en Manchester

Este miércoles, los dos primeros clasificados de la Premier League, Manchester United y Manchester City, quedaron apeados de la Champions League. Sin embargo, los motivos y la significación no son los mismos para uno y otro club. 

 
Los aficionados de los dos clubes de Manchester deberán abrazar nuevas costumbres a partir del próximo año. En 2012, deberán acostumbrarse a ver a sus equipos los jueves y los domingos, en lugar de martes o miércoles y sábados como hasta ahora. Y en lugar de competir en Europa por una plaza en la final de Munich, deberán contentarse la posibilidad de viajar a Bucarest.
 
Sin embargo, la eliminación de unos y otros tiene causas y consecuencias opuestas. Comencemos por las primeras.
 
Como equipo debutante en Champions League, el Manchester City tiene un coeficiente europeo muy bajo, lo cual implicó que quedara encuadrado en un grupo muy complicado, que incluía al Bayern de Munich, posiblemente el único equipo que puede competir con Barcelona y Madrid hoy en día en el mundo, Nápoles y Villarreal.
 
Además, la inexperiencia europea se paga cara en competiciones como la Champions League. Desde su fundación, en la temporada 1996-97, solo un club ha ganado la competición en su primera participación. Y fue el Real Madrid, que no participó en la edición inaugural y ganó el título en la temporada 97-98. No se trata precisamente de un debutante en Europa. El Chelsea solo ha logrado llegar a una final europea en su historia tras tres semifinales en las cuatro temporadas anteriores. Entre los jugadores del Manchester City solo hay dos campeones de Europa, Yaya Touré y Carlos Tévez, o sea, uno.
 
El City deberá conformarse con la Europa League, pero pocos dudan que este equipo logrará más pronto que tarde colarse entre los mejores de Europa y luchar por la Champions League. Pero necesita más tiempo.
 
El caso del United es muy diferente. Encuadrado en uno de los grupos más flojos, con Benfica, Basilea y Otelul Galati, el recorrido de los «red devils» en esta Champions League ha sido lúgubre. Ante Basilea y Benfica, ha logrado tres empates y una derrota. Solo cosechó dos pírricas victorias ante el Otelul Galati, un equipo que sufriría para sobrevivir en el Championship.
 
El equipo de Ferguson está en plena transición. Es algo que sucede, los jugadores envejecen y hay que renovar el equipo. Que se lo digan a Villas-Boas. En problema en el caso del United es que los mayores han pasado el testigo a los jóvenes demasiado pronto. En otras palabras, la renovación ha empezado con una temporada de retraso. Ferguson, un técnico inteligente y listo como pocos, se cegó con los éxitos de su equipo. El United ganó la Premier League la pasada temporada y jugó la final de la Champions League. Pero los síntomas estaban ahí desde hacía tiempo para el que quisiera verlos.
 
A pesar de lograr el título de liga, el United demostró el año pasado, en especial lejos de Old Trafford, que sufría unas horribles dificultades para ganar partidos. Y en Europa, el Barcelona le dejó claro, por partida doble, que los «red devils» estaban un escalón por debajo.
 
Finalmente, Ferguson tomó cartas en el asunto. Dio el relevo a De Gea, Smalling, Jones, Welbeck y Cleverley. Pero debería haberlo hecho la temporada pasada. En lugar de Owen, Welbeck debería haber jugado ya la temporada pasada. En lugar de alternar sus actuaciones con Lindegaard, De Gea debería haberlo hecho con Van der Sar.
 
Los mayores ya no están a la altura. Ferdinand y Vidic sobreviven como pueden a las lesiones y al declive físico. Evra ha evitado las lesiones hasta ahora pero su rendimiento ha bajado mucho respecto al de hace dos años. Giggs fue titular en Basilea con 38 años porque el United sigue sin tener el centrocampista organizador que hace dos años que necesita. Rooney puede ocupar esa posición contra el Otelul pero no deja de ser un parche.
 
Es evidente que la nueva generación del United está destinada al éxito. En el futuro.
 

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Ilie Oleart