Premier League
Manchester City | 1 |
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Everton | 1 |
Ficha técnica |
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1 – Manchester City: Joe Hart, Joleon Lescott, Vincent Kompany, Aleksandar Kolarov (Pablo Zabaleta, 7), Maicon, David Silva, Samir Nasri, Gareth Barry, Yaya Touré, Edin Dzeko (Mario Balotelli, 81), Carlos Tévez (Sergio Agüero, 68). |
1 – Everton: Tim Howard, Phil Jagielka, Leighton Baines, Sylvain Distin, Tony Hibbert, Darron Gibson, Steven Naismith (Bryan Oviedo, 73), Leon Osman, Steven Pienaar, Nikica Jelavic (Johnny Heitinga, 92), Marouane Fellaini. |
Goles: 0-1, m.33: Fellaini. 1-1, m.43: Tévez (p.). |
Muchas veces hemos visto, en el cine o en las series de televisión, al anónimo escritor sentado delante de su máquina de escribir (lo sé, lo sé, soy un romántico) taciturno, con la mirada perdida, el cigarro casi apagado entre sus labios, una botella de whisky barato casi agotada en su escritorio y, en el suelo, cientos de bolitas de papel arrugado que ya no entran en la papelera. El escritor está en blanco, un poco borracho y con los pulmones un poco más negros que ayer (pero menos que mañana) y sin una sola línea escrita que llevarse a la boca.
Con bastantes matices diferenciadores con respecto al literato reseñado (odio el whisky barato) pero sin línea que echarme en el capazo me encontraba hasta hace cinco minutos que, tras otra bolita de papel que no quiso convertirse en los tres puntos que harían que mi imaginario equipo de baloncesto ganara el campeonato en el último suspiro, se me ocurriera la historia del escritor borracho y del fallido triplista fracasado.
Y es que el partido de ésta tarde en el Etihad fue anodino, aburrido, triste, feo. El acontecimiento más destacable en 20 minutos fue la lesión muscular de Kolarov en el minuto cinco que obligó a Mancini a dar entrada a Zabaleta, en el banquillo de inicio, con el fin de dar descanso al argentino. Otro día será, pibe.
Hasta que la primera oportunidad medianamente seria de gol llegó, el Everton mostró un juego de toque tan insustancial en el fin como bonito en el intento: toque rápido, con sentido, desarbolando a la defensa del City, blanda, acartonada, laxa hasta la extenuación. Un juego atractivo,éste del Everton, que pivota en jugadores de una calidad altísima y en un estado de forma envidiable como Baines (posiblemente el mejor lateral izquierdo de Europa hoy por hoy), Piennar, Osman, Gibson y, cómo no, Fellaini, el “amigo de todos”, referente en ataque sin ser el delantero y disciplinado en defensa sin ser el central.
Veinte minutos tuvieron que pasar para que el City asomara la cabecita, se despojara por un instante del dominio visitante y se aproximara por primera vez, con ciertas garantías, al area rival. Silva centró desde la derecha a pierna cambiada y Dzeko remató fuera. Tras tamaña hazaña, todo volvió otra vez a su sitio y el Everton siguió tocando y tocando con mucho sentido, rapidez y desborde pero con tan pocos tiros a puerta como acercamientos con peligro real contra la portería de Hart. Los Toffees tenían el balón con brillantez pero no parecían capaces de marcar. El tiempo seguía pasando en el Etihad y, al fin, la señora de la segunda fila de la tribuna oeste consiguía acabar el crucigrama que había empezado cuando vio el rumbo que tomaba el encuentro, allá por el primer minuto de partido.
Y la “suerte” estuvo con la señora, ya que pudo ver completa (para su desagrado) la jugada que, en el minuto 30, supondría el primer gol, y a la postre único, que marcaría el Everton. En la enésima subida por banda izquierda de Baines, el quinto Beatle (bueno…el sexto…dejemos que el quinto siga siendo el inimitable George Best) envió un centro fantástico al segundo palo para que el del medio de los Jackson Five (de segundo apellido Fellaini) rematara a bocajarro con la cabeza contra la puerta de Hart que, cómo no, sacó el balón con una extraordinaria parada en primera instancia, aunque el rechazo lo remachó el propio Fellaini con el muslo. No es que el Everton lo mereciera demasiado, pero sí que había hecho más méritos que el City (que no había hecho ninguno) para adelantarse en el marcador. Tan contenta estaba la señora de la segunda fila de la tribuna oeste que empezó con su segundo crucigrama. Y es que sí, este City enamora.
Desde el minuto 32 en el que Fellaini marcó, el City se espabiló medianamente y tuvo alguna buena ocasión como la de Tévez en el 36 tras centro de Nasri (sí, estaba en el campo) y que resolvió Howard con solvencia o como la que, tras jugada entre Tévez y Dzeko, desembocó en el córner que supondría el penalti por agarrón de Fellaini al bosnio. Un penalti de esos que se podrían pitar miles en un partido (en la misma jugada, Lescott hizo lo propio con un defensor del Everton) pero casi nunca se hace. Tévez ejecutó la pena máxima con un disparo por el centro que batió a Howard. Era el 1-1.
Un remate de cabeza de Fellaini (el niño en el bautizo y el novio en la boda) tras pase del incontestable Baines que atajaba Hart supuso el final de la primera parte.
Poco o nada se sabe de lo que ocurrió entonces en los vestuarios del Etihad: quizá fue porque a Moyes le dio un ataque de conservadurismo agudo o porque Mancini tuvo una subida de azúcar en el descanso que le provocó un estado de locura temporal que llevó a ordenar a su equipo que atacara sin complejos la meta rival pero lo que es evidente es que el partido sufrió un cambio de guión radical en los primero 25 minutos de la segunda parte que llevaron al City a manejar el balón con cierto orden y rigor (incluso a crear alguna ocasión de gol) y al Everton a cerrarse cerca de su área e intentar salir a la contra. Tal fue el shock emocional de no ver al City arrastrándose por el campo e intentando jugar al fútbol que la señora de la segunda fila de la tribuna oeste tuvo que ser evacuada de urgencia a la casa de socorro (que sí, que soy un romántico) más próxima por el impacto de ver a su City dando más de dos toque seguidos al balón.
Así se perdió la oportunidad de gol de Tévez tras centro de Zabaleta en el 59 o la de Maicon en el 62 que, tras conducción acabó la jugada con un duro remate a puerta sin consecuencias en el marcador. El Everton se dio cuenta de que lo de jugar a la contra no era lo suyo y volvió a controlar el balón y el juego hasta el final.
Mal partido del City que sigue empeñado en mostrar en su casa (la Premier) las vergüenzas que mostró en Europa (la Champions) y buen partido en líneas generales del Everton, un equipo agradable de ver, con toque de balón y clase. Haría bien su vecino en darse una vueltilla por Goodison Park de vez en cuando. ¿Hola? ¿Rodgers? ¿Alguien en casa?