Vayamos algunas semanas atrás. 3-3 en Dean Court frente al Bournemouth, 1-1 contra el Crystal Palace y 1-1 frente al Norwich City. Encuentros donde el Everton, no ganó un punto, si no perdió dos. Empates con sabor a derrota, sabiendo que, tranquilamente, se pudieron haber llevado la victoria.
En la pelea por competiciones europeas, si algo no puedes hacer, es ceder puntos en circunstancias favorables. Los de Liverpool se habían visto envueltos muchas veces en esta situación y, frente al Newcastle, estaban a 14 segundos de acumular otro lamento más.
Si bien fue un partido de ida y vuelta, los visitantes demostraron ser superiores, y, la regularidad en los 90 minutos, finalmente, jugó a su favor. Las Urracas en defensa anduvieron desorganizados todo el partido. Con una perfecta distribución de Ross Barkley en la mitad de la cancha, siempre apoyado del belga Kevin Mirallas, quien se recogía hacia el medio buscando participar en la creación, el Everton no se cansó de llegar y crear ocasiones. Añadiendo el gran desequilibrio de Aaron Lennon por la banda derecha, y el muy buen juego de espaldas y movimientos con y sin pelota de Romelu Lukaku. La primera mitad fue un festín de los ‘Toffees’, quienes no supieron liquidar ninguna de las oportunidades fabricadas.
En el segundo tiempo, las cosas se regularizarían un poco. A pesar de que los de Bob Martínez tuvieron aún mas ocasiones, los locales supieron responder; apostando a profundidad por las bandas y centros a su 9 referente, Aleksandar Mitrovic. El delantero serbio incluso tuvo una muy clara oportunidad de cabeza en el 72’, la cual paso rozando el poste lateral. Ayoze Perez demostró una vez más que debe ser titular siempre. Muy buen partido del español, especialmente en la segunda mitad. Mención especial para Rob Elliot, quien, gracias a la supremacía de los visitantes, supo reaccionar de gran manera, manteniendo seguro su arco.
Enfrentamiento de ida y vuelta. Ambos equipos tuvieron oportunidades muy claras para llevarse los tres puntos a casa. Sin embargo, esto es fútbol, es impredecible. Los de Steve McClaren fueron cediendo. Cada vez mirando con mejores ojos el empate. El Everton estaba completamente encima. Quién iba a imaginar que un tan criticado y cuestionado Tom Cleverley, con un sutil cabezazo a arco vacío, daría la merecida victoria al conjunto del noroeste de Inglaterra.
Los ‘Toffees’ tienen con qué soñar. Una plantilla llena de jugadores magníficos, un entrenador que no acepta la mediocridad y un club ambicioso, dispuesto a luchar por grandes objetivos. Veremos si el regalito de navidad de Cleverley a Bob Martínez puede ser el punto de inflexión para los de Goodison Park, en su carrera por una competición europea.