Ilie Oleart

Crónica de un despido anunciado

Tras tres temporadas al frente del Everton, el club de Merseyside ha decidido despedir a su entrenador Roberto Martínez. Tras una brillante primera temporada, los mediocres resultados de las dos últimas han acabado costándole el puesto al técnico catalán.

 
Tras semanas de protestas de los aficionados, el presidente Bill Kenwright y el nuevo propietario Farhad Moshiri han optado por la decisión más razonable que podían tomar. El despido de Roberto Martínez representa un alivio para la masa social casi en la misma medida que lo debe suponer para el propio implicado. La situación del técnico español se había convertido en insostenible.
 
Como siempre sucede en estos casos, los resultados son los que han acabado condenando al técnico. Tras una primera temporada prometedora, en que Martínez colocó al Everton en quinto lugar de la Premier League, se sucedió una más que mediocre temporada en que el español optó por dar prioridad a la Europa League y el club finalizó en undécimo lugar, su peor clasificación en nueve temporadas. Directiva y aficionados esperaban que, una vez liberado el equipo de la carga de los jueves, recuperara su estatus doméstico. En lugar de eso, el equipo está a un paso de empeorar en una posición su lugar de la temporada anterior. En las siete temporadas anteriores a la llegada de Martínez a Goodison, David Moyes no bajó nunca del octavo lugar. En dos de las tres temporadas de Martínez, el club habrá finalizado en la mitad baja de la tabla.
 
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Sin embargo, los resultados no son más que un síntoma de otros problemas recurentes en la carrera del técnico. El Everton ha sumado solo una victoria en sus últimos diez partidos y la desidia del equipo apunta a que el entrenador español ya no contaba con la adhesión unánime del vestuario. Lejos de eso. A lo largo de su carrera en el Everton, ha tenido que aguantar que varios jugadores le rectificaran públicamente, como Romelu Lukaku cuando pidió un juego más directo o Leighton Baines afirmando que «no había química en el vestuario». Problemas de indisciplina que también soportó estoicamente en su etapa en Wigan.
 
Las carencias defensivas han sido una constante en los equipos de Martínez. Esta temporada, solo cinco equipos han encajado más goles que el Everton, incluidos los tres descendidos. Esa deficiencia fue la principal característica de su Wigan, que protagonizó algunas de las mayores goleadas de la historia reciente de la Premier League (como el 0-6 ante el Chelsea en 2010-11, el doble 5-0 que le endosó el Manchester United en 2009-10 o la escandalosa derrota por 8-0 en la última jornada de esa temporada en Stamford Bridge). En concreto, su defensa en los balones parados ha resultado a menudo deficiente, por no decir esperpéntica.
 
Martínez emprendió su carrera como entrenador en el Swansea, donde colgó las botas como jugador. En su primera temporada completa, 2007-08, llevó al equipo al título de campeón de liga de tercera división. A pesar de sus reitradas muestras públicas de fidelidad al club, hizo las maletas en 2009 cuando Dave Whelan le ofreció un puesto de entrenador en Premier League al frente del Wigan. Martínez ha sabido labrarse una excelente reputación en Inglaterra, a la que han contribuido no poco su dominio del inglés y su conocimiento de la cultura británica.
 
El técnico mantuvo a duras penas al Wigan en Premier League durante cuatro años (16º, 16º, 15º y 18º, a pesar de que Steve Bruce les había colocado en 11ª posición un par de años antes) pero jamás logró construir unos cimientos sólidos. La prueba es que el club encadenó dos descensos consecutivos y acabó en tercera división en dos años. Esta temporada ha logrado volver a la división de plata del fútbol inglés.
 
Aunque suele asociarse a Martínez con el fútbol asociativo del Barcelona y su filosofía de cantera, lo cierto es que el técnico no ha destacado precisamente por dar oportunidades a los jóvenes. En Everton ha preferido incorporar a jugadores como Tom Cleverley, Aaron Lennon, Arouna Koné, Bryan Oviedo, Joel Robles o Oumar Niasse antes que recurrir a los jugadores formados en el club. Ross Barkley, que ya había debutado con Moyes, es el único canterano que juega habitualmente en el primer equipo.
 
Es indudable que Martínez tiene sus virtudes. Para comenzar, una versatilidad táctica que le permite cambiar de sistema como de ropa interior. Pero también ha demostrado durante estos últimos años unas carencias recurrentes que le han acabado costando el puesto. Nadie le echará de menos en Goodison Park.
 

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Ilie Oleart