El pasado lunes 18 de abril, el Chelsea sub-18 se proclamó campeón de la UEFA Youth League, una competición que pretende ser una Champions League juvenil, por segundo año consecutivo. Un éxito que extiende al continente los triunfos domésticos de la cantera del club de Stamford Bridge, que este viernes 22 disputará su quinta final consecutiva de la FA Youth Cup, la versión juvenil del trofeo de fútbol más antiguo del mundo.
Profesionales que han pasado por la cantera del Chelsea, como el español Edu Rubio, confirman el buen trabajo que está realizando el club. Sin embargo, los números demuestran que los laureles juveniles no se han transformado en oportunidades en el primer equipo.
Un total de 41 jugadores diferentes han participado entre esas dos finales de UEFA Youth League, las últimas cuatro finales de FA Youth Cup o la final de la Premier League sub-21 de 2013-14, de la que el club también se proclamó campeón. Sin embargo, sus apariciones en el primer equipo han brillado por su ausencia.
De estos 41 jugadores, siete han debutado en Premier League con el Chelsea. Sin embargo, esa cifra es engañosa. Cinco de esos jugadores han disputado tan solo unos minutos. La única aparición de John Swift se produjo en el minuto 89 de un duelo ante el descendido Cardiff en la última jornada de la temporada 2013-14. El brasileño Lucas Piazon jugó un cuarto de hora en una goleada por 8-0 ante el Aston Villa. Algo parecido le sucedió a Adreas Christensen e Izzy Brown, que jugaron diez minutos en la recta final de la temporada pasada, aprovechando que el Chelsea ya se había proclamado campeón. Jake Clarke-Salter debutó esta temporada jugando un cuarto de hora en la victoria por 0-4 ante el Aston Villa.
Solo dos jugadores surgidos de la cantera han logrado disputar algo más que un puñado de minutos. El primero es el holandés Nathan Aké, que entre 2012-13, 2013-14 y 2014-15 logró sumar un total de cinco apariciones con el primer equipo. Esta temporada, el Watford le concedió la oportunidad de probar su valía en la Premier League y su rendimiento no ha defraudado, como atestiguan sus 22 partidos en liga ocupando el lateral izquierdo, que ni siquiera es su posición natural de medio centro.
El otro jugador es Ruben Loftus-Cheek. Ante la más que previsible marcha de John Terry el próximo verano, el mediocampista inglés se convertirá (si Antonio Conte le mantiene en la plantilla) en el único jugador del primer equipo surgido de las divisiones inferiores del club.
¿Por qué un club que lleva más de un lustro arrasando en las competiciones juveniles no consigue que los jóvenes lleguen al primer equipo? Las respuestas son múltiples y complejas.
En primer lugar, como apunta Edu Rubio, al entrenador del primer equipo le resulta más fácil fichar un jugador ya formado que confiar en los jóvenes de la cantera. Solo en la segunda etapa de José Mourinho en el club, que comenzó en el verano de 2013, el club ha fichado para su delantera a jugadores como Samuel Eto’o, Didier Drogba, Loïc Rémy, Alexandre Pato o Radamel Falcao en lugar de conceder una oportunidad a canteranos como Dominic Solanke, que han demostrado su capacidad goleadora en las categorías inferiores.
Pero existen otros factores. Durante los últimos años, el Chelsea ha adoptado una estrategia agresiva de compra de jugadores jóvenes para luego cederlos por toda Europa con la intención de obtener un rédito económico futuro. Es el caso de varios jugadores que prácticamente no han llegado a debutar en el club pero fueron traspasados por una fortuna. Es el caso de Romelu Lukaku que, tras pasar un par de temporadas cedido en West Brom y Everton, fue traspasado a estos últimos por 28 millones de libras. Un caso similar al de André Schürrle, vendido al Wolfsburgo por 22 millones de libras a pesar de su efímero paso por el club. Oriol Romeu es otro buen ejemplo de esta política.
En muchas ocasiones, el fichaje de estos jugadores tapona la irrupción de los jóvenes de la cantera. Sin ir más lejos, este verano, el Chelsea fichó al brasileño Kenedy con 19 años y, en invierno, al estadounidense Matt Miazga, de 20 años. El primero ha disputado ya 13 partidos en Premier League por dos del segundo. Más que 39 de los 41 jugadores de la lista.
Un estudio pormenorizado de la lista nos devuelve casos llamativos, como el de Nathaniel Chalobah. El internacional sub-21 inglés entró en el club con diez años. Tras pasar por todas las categorías de edad, ha jugado cedido en Watford, Nottingham Forest, Middlesbrough, Burnley, Reading y Nápoles. No ha llegado a debutar con el primer equipo del Chelsea.
La generación 1996-97 del club es posiblemente la más talentosa de su historia. Jugadores como Ola Aina, Charlie Colkett, Jérémie Boga, Andreas Christensen, Charly Musonda, Bradley Collins, Jake Clarke-Salter, Izzy Brown, Dominic Solanke, Kasey Palmer o Tammy Abraham han demostrado con sus prestaciones que están capacitados para jugar en la élite y, sin embargo, jamás han tenido la ocasión de disputar 90 minutos en un partido de Premier League.
Una situación que contrasta con la de otra de las grandes canteras de la ciudad. El Tottenham confió en un entrenador que ya había demostrado su apuesta por los jóvenes en Espanyol y Southampton, Mauricio Pochettino. Y el técnico argentino no solo ha situado a los Spurs en la lucha por el título sino que además lo ha hecho con un puñado de jóvenes surgidos de las categorías inferiores, como Danny Rose, Ryan Mason, Tom Carroll, Josh Onomah o Harry Kane.
Si algo demuestra la desastrosa temporada del Chelsea y la privilegiada posición del Tottenham es que invertir grandes sumas en jugadores extranjeros no siempre es sinónimo de éxito. Antonio Conte podría ganarse a sus aficionados integrando en su plantilla a algunos de los jóvenes canteranos. A fin de cuentas, han llevado a las vitrinas del club dos Champions League juveniles. Ninguno de los veteranos puede decir lo mismo.