Ilie Oleart

¿Debería Di Matteo estar preocupado? Sí. Y mucho

Caer derrotado en la Supercopa de Europa, un título menor al fin y al cabo, no es lo más preocupante para el Chelsea y su técnico, Roberto Di Matteo. Lo realmente preocupante son las carencias que el Atlético de Madrid dejó al desnudo. Y son unas cuantas. Y graves.

 
Perder la Community Shield o la Supercopa de Europa, trofeos menores que se disputan a partido único en agosto, no debería disparar, por el mero hecho de haber caído derrotado, las señales de alarma en el Chelsea. Otra cosa diferente es la forma en que los Blues cayeron, en especial en el caso de la competición europea.
 
El Atlético de Madrid despedazó al Chelsea. Disparó 18 veces a portería por 12 del Chelsea, lanzó el doble de córners y estrelló dos balones en el palo. Sería un error centrar todos los elogios en Falcao, un excelente jugador, que resultó decisivo para concretar la superioridad atlética. El Atlético fue superior en todas las zonas del campo, el ariete colombiano solo se encargó de apuntillar esa superioridad.
 

Lo preocupante no es perder, es la forma en que se hizo

No fue solo Falcao, todo el Atlético pasó por encima del Chelsea

Desde que asumió las riendas del Chelsea el pasado mes de marzo, Roberto Di Matteo ha utilizado como base un sistema 4-2-3-1. Aunque en la Champions League recurrió en algunos casos a un 4-3-3 que se transformaba en 4-5-1 en fase defensiva. En este inicio de campaña, tras un verano en que ha incorporado a cinco jugadores para el primer equipo (Hazard, Oscar, Marin, Azpilicueta y Moses), Di Matteo solo ha utilizado el 4-2-3-1, tanto en la Community Shield y en la Supercopa de Europa como en los tres partidos de liga disputados hasta ahora.
 
Este sistema aglutina toda la imaginación y la creatividad en la línea de tres que juega detrás del delantero. En esa línea, Di Matteo tiene infinitas posibilidades: Hazard, Oscar, Mata, Marin, Moses, Ramires (que ocupó el lado derecho en la Supercopa) o Bertrand (que suele ocupar el izquierdo, como en la final de Champions o ante el Reading en liga este año). Cuando el balón llega a esa línea, el juego del Chelsea fluye. El talento y la imaginación son capaces de derribar cualquier barrera, por poblada que esté.
 

Di Matteo tiene infinitas opciones para la media punta, pocas detrás

Lampard ya no está para batallas que requieran un gran despliegue físico

El problema del Chelsea está más atrás, en los dos medios defensivos. El Atlético presionó a esos dos jugadores, Lampard y Obi Mikel, en este caso, y cortocircuitó el juego del Chelsea. El inglés ya no es aquel medio box-to-box que era cuando el físico todavía le acompañaba. A sus 34 años, Lampard no parece ya capaz de interpretar un rol protagonista en esta nueva aventura. Mikel, por su parte, ofrece un derroche físico encomiable pero poca claridad en la salida del balón.
 
¿Qué más opciones tiene Di Matteo para esa posición? Oriol Romeu podría aportar calidad en la salida del balón, pero Di Matteo apenas ha contado con él desde que asumió las riendas del equipo y le falta madurar como futbolista. Raul Meireles es la otra opción, pero en este caso debería jugar junto a Obi Mikel porque el portugués tiene tendencia a adelantar su posición, aunque tiene más capacidad para volver que Lampard.
 
Quizás la solución esté en Ramires, un jugador vilipendiado por algunos pero que aporta técnica y derroche físico a partes iguales. O eso o Di Matteo deberá comenzar a meditar la posibilidad de cambiar de sistema. Pero entonces deberá retirar a algún media punta. Y no es probable que eso le guste a Abramovich. Apenas comenzamos septiembre y la espada de Damocles ya está desenfundada.
 

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Ilie Oleart