Aaron Cabado

Defoe decide en Selhurst Park (0-1)

Los de Sam Allardyce, que jugaron a empatar, consiguieron su segundo triunfo de la temporada gracias a un tanto de Jermain Defoe. El Crystal Palace, desacertado en las áreas, se va de vacío en un encuentro en el que fue claro dominador.

 

Premier League

Crystal Palace 0
Sunderland 1
Ficha técnica
0 – Crystal Palace: Hennessey, Ward, Dann, Delaney, Souaré, Cabaye, McArthur, Bolasie, Puncheon (Bamford, 5), Zaha, Wickham (Chamakh, 76).
1 – Sunderland: Pantilimon, Coates, O’Shea, Kaboul, Jones, Larsson (Watmore, 60), M’Vila, Cattermole, van Aanholt, Fletcher (Lens, 59), Defoe (Graham, 86).
Goles: 0-1, m.80: Defoe.
Crystal Palace y Sunderland cerraron la decimotercera jornada de la Barclays Premier League en un partido que dictaminaba un favoritismo local, debido a la situación de ambos clubes en la tabla. La puesta en escena ya era un certero indicativo de lo que sería el enfrentamiento, con los locales monopolizando el esférico y los visitantes agazapados y buscando salir al contragolpe. Sam Allardyce alineó una defensa de cinco con tres centrocampistas por delante, con el objetivo de no dejar espacios, para evitar así que los vertiginosos y veloces atacantes de los Eagles generasen ocasiones con facilidad. Sin embargo, el conservadurismo de su planteamiento implicaba que las opciones ofensivas de los Black Cats se limitaban a buscar desplazamientos en largo hacia Steven Fletcher y Jermain Defoe.
 
El partido comenzó con el Crystal Palace asentándose en campo rival y buscando llegar al área con su característico juego directo. Ante el grueso reducto establecido por el Sunderland en la zona central, las opciones de los locales pasaban por explotar las bandas. Sin embargo, los habitualmente desequilibrantes Yannick Bolasie y Wilfried Zaha se mostraron erráticos en exceso: las veces que consiguieron superar a su marcador fueron escasas, y cuando lo hicieron, la implacable defensa de los norteños repelía el balón con férrea determinación.
 
Los minutos se fueron consumiendo sin que el encuentro aumentase en entretenimiento: los londinenses gozaban de una posesión inocua, mientras que el Sunderland apenas era capaz de salir de su área. Las pocas veces que lo logró, de todos modos, llegó a la meta de Wayne Hennessey con relativa facilidad. La sensación, a pesar del dominio territorial del Crystal Palace, era que el partido estaba transcurriendo tal y como Allardyce tenía planeado. Durante los últimos minutos del primer acto los de Alan Pardew embotellaron a su rival en el área, pero el buen hacer de la zaga visitante (excelso Younes Kaboul) impidió que las múltiples llegadas de un previsible Crystal Palace se materializasen en peligro real.
 
En el descanso, el técnico de los Eagles dio entrada a Bakary Sako, que sustituyó a Jason Puncheon con el objetivo de dar un paso hacia delante. La tónica del encuentro fue la misma, pero los locales continuaron haciendo gala de su mal endémico: la incapacidad para crear ocasiones contra rivales eminentemente defensivos. De hecho, fue el Sunderland el que estuvo cerca de adelantarse en un saque de esquina rematado por Sebastián Coates, pero Yohan Cabaye evitó el gol bajo el mismo larguero.
 
Teniendo en cuenta que los centros laterales no estaban siendo especialmente prolíficos, el Crystal Palace optó por buscar el gol con disparos lejanos: primero fue el propio Cabaye el que exigió al cancerbero Costel Pantilimon, y posteriormente lo intentó Bakary Sako con un disparo con rosca que se perdió cerca del poste defendido por el arquero rumano.
 
Lo cierto es que el partido fue alarmantemente monótono: los de Pardew tenían el balón pero el entramado defensivo del Sunderland mantenía a raya a sus jugadores más peligrosos. Se incorporaron el joven Patrick Bamford y Marouane Chamakh para buscar el tanto de la victoria, mientras que Allardyce decidió cambiar de sistema, pasando a una especie de 5-2-3 en el que Jeremain Lens y Duncan Watmore trataban de buscar la espalda de los laterales locales.
 
A falta de diez minutos para el final del encuentro, el escueto planteamiento del Sunderland  recibió un premio inmerecido: Bolasie perdió el esférico en una zona peligrosa, Scott Dann cometió un grosero error de bulto y Defoe aprovechó la confusión para anotar a puerta vacía un tanto que, a la postre, sería el único del encuentro.
 
Una vez conseguido tan preciado botín, el Sunderland dio un paso atrás (sí, era posible) y se dedicó a defender su área de las acometidas locales. El Crystal Palace buscó el gol del empate, pero le faltó clarividencia y precisión ante un rival que acumulaba una profusa cantidad de jugadores en un espacio reducido. Con Kaboul como abanderado de la estoica resistencia de los Black Cats, todo balón que llegaba al área era despejado sin ningún tipo de decoro. Llegados a ese punto, lo importante era aguantar. Y lo hicieron. Sam Allardyce sonríe: la salvación está a sólo un punto. El Sunderland juega igual de mal que con Dick Advocaat, pero al menos ‘Big’ Sam ha conseguido que el equipo aprenda a ser efectivo. Mantener la categoría ya no parece tan utópico como hace mes y medio. 
 

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Aaron Cabado