Juan Antonio Parejo

Dos minutos de extravío condenan al Arsenal

Dos goles calcados del Tottenham en apenas dos minutos certifican la victoria de los Spurs en el derby del norte de Londres. La clasificación para la Champions empieza a quedar demasiado lejos para el Arsenal. Enésimo gol de Gareth Bale, máximo goleador en lo que va de año. La temporada de ambos equipos parece quedar sellada.

 

Premier League

Tottenham 2
Arsenal 1
Ficha técnica
2 – Tottenham: Lloris; Assou-Ekotto, Vertonghen, Dawson, Walker; Parker, Dembele (Livermore, 87), Sigurdsson, Bale, Lennon (Gallas, 90); Adebayor (Defoe, 66).
1 – Arsenal: Szczesny; Monreal, Vermaelen, Mertesacker, Jenkinson (Rosicky, 60); Arteta (Podolski, 77), Wilshere, Ramsey, Cazorla; Walcott, Giroud.
Goles: 1-0, m.37: Bale. 2-0, m.39: Lennon. 2-1, m.51: Mertesacker.
Sale el sol y se pone al mismo tiempo en el norte de Londres para unos y otros, tras un partido que puede ser definitivo para el Arsenal y que quizá marque un antes y un después. A Spurs y Gunners les gusta el fútbol de ataque, pero en versiones opuestas. Los de Wenger, con su habitual guión de juego en corto y elaboración. Los de Villas Boas, aprovechando los velocistas que tiene en las bandas, se decantan por un fútbol de vértigo y contraataque. Para maximizar el aprovechamiento de estas características, el técnico portugués colocó a Sigurdsson en banda izquierda y a Gareth Bale por detrás de Adebayor, cuya movilidad se encargaría de fabricar espacios para el galés. Por la diestra, otros dos puñales: Lennon y Walker.
 
Wenger andaba sobre aviso y preparó al equipo diseñando un sistema de vigilancias constantes y presión sobre Parker, Dembelé y Sigurdsson, que abortaran cualquier amenaza contragolpeadora. El duelo arrancó según los cánones pensados por el alsaciano, con Arteta y Wilshere adueñados del cuero y secuestrando el ritmo trepidante del que tanto gusta el Tottenham. Con unas líneas muy juntas y un participativo Giroud, llegaron algunas ocasiones, en las botas del propio ariete francés, que Vertonghen taponó. El central belga, contundente y fino, se mostró soberbio y resuelto ayer.
 
Con un Sigurdsson algo perdido en banda, a los spurs le costaba un mundo avanzar en estático y por el campo de minas propuesto por el Arsenal. Ocurrió que pasada la media hora, los visitantes se tomaron dos minutos de excedencia. Demasiados frente a un equipo como este Tottenham. Sigurdsson agarró un balón en el carril del diez y nadie le salió al paso. El pase del islandés al desmarque de Gareth Bale fue una declaración de amor y el galés no falló. Apenas dos minutos después, de nuevo cortocircuito en el sistema de vigilancias del Arsenal. Parker aprovechó una pérdida de Ramsey, avanzó sin oposición y filtró otra asistencia calcada a la anterior que esta vez Lennon tampoco desaprovechó. Al ex del West Ham le dio tiempo hasta para tomarse un café antes de dar el pase. Dos goles en dos minutos. Dos minutos que echaron por la borda el trabajo de toda una semana y que sentenciaron el partido y quizá la temporada del Arsenal.
 
La segunda parte empezó algo más destensada y al poco de empezar, Mertesacker cabeceó a gol una falta lateral botada por Walcott. Cobraron los visitantes nuevas esperanzas, aunque todas en vano. Se arrimó más Cazorla, que empezó a cobrar protagonismo y no anduvieron los gunners lejos del gol, siempre a milímetros, en las botas de Walcott o Giroud, aunque con ninguna concreción, sino siempre suspiros en el aire, castillos en la arena, rimas al sol.
 
Defendían ambos equipos con líneas muy adelantadas y las situaciones de gol no iban a escasear. Con un Parker decidido a terminar con el derbi, Bale la envió incompresiblemente a las nubes y también de manera inexplicable, a Sigurdsson le entró una vena altruista para ceder un gol a Defoe que era suyo. El delantero inglés había realizado su entrada por Adebayor, lesionado de gravedad poco antes.
 
Con nada que perder y con Podolski y Rosicky sobre el césped, el Arsenal se avalanzó sobre el marco de Lloris y pudo empatar en los pies de Ramsey, pero Assou-Ekotto se interpuso crucialmente. Precipitado y con prisas, a los de Wenger no les salían las cuentas pero aún así Podolski también la tuvo en el descuento, pero su disparo rebotó en Dawson y se marchó alto.
 
Señaló Clattenburg el final y respiró tranquilo White Hart Lane, consciente de que gran parte de los deberes quedan hechos tras la victoria ante el gran rival, pese a que ayer no fue necesario mostrar su mejor imagen. Dos minutos de desconcierto contrario le pusieron una victoria en bandeja, dulce por el oponente y vital por la clasificación. La derrota envía al exilio al Arsenal, que queda en tierra de nadie y cada vez más lejos de los cuatro primeros puestos. El tren de la Champions parece haber salido ya de Highbury-Islington.

 

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Juan Antonio Parejo