Jean Claudel

Drogba golpea primero (1-0)

Roberto Di Matteo se encomendó a su defensa y a Didier Drogba para frenar al Barcelona. Y logró la hazaña, gracias en parte a la falta de puntería de los catalanes. El Chelsea se multiplicó para detener el juego combinativo del Barcelona y Didier Drogba fue el encargado de sellar la victoria al contragolpe. Las espadas están en todo lo alto para la vuelta.

 

Champions League

Chelsea 1
Barcelona 0
Ficha técnica
1 – Chelsea: Petr Cech, Branislav Ivanovic, Gary Cahill, John Terry, Ashley Cole, Frank Lampard, Ramires (José Bosingwa, 88), John Obi Mikel, Raul Meireles, Didier Drogba, Juan Mata (Salomon Kalou, 74).
0 – Barcelona: Víctor Valdés, Dani Alves, Adriano, Carles Puyol, Xavi (Isaac Cuenca, 87), Sergio Busquets, Andrés Iniesta, Francesc Fábregas (Thiago Alcántara, 78), Javier Mascherano, Lionel Messi, Alexis Sánchez (Pedro, 66).
Goles: 1-0, m.45+2: Drogba.
El Chelsea visitará el Camp Nou con una ligera, pero valiosa, ventaja. Posiblemente, no sirva para alcanzar la final de la Champions League pero han demostrado que el magnífico Barcelona puede ser derrotado. Y más importante, en cuestión de tres días, los «blues» han demostrado que siguen siendo una potencia futbolística a nivel doméstico y europeo.
 
Los locales vencieron gracias al gol de Didier Drogba al filo del descanso. Hasta entonces, el Barcelona parecía bajo control. En la segunda parte, los catalanes sometieron a los locales a 45 minutos de presión constante y acumularon ocasiones de gol. Estrellaron el balón en los palos y vieron cómo sus oportunidades eran despejadas bajo la línea. Petr Cech estuvo brillante. De hecho, el Barça lo hizo todo. Y bien. Excepto marcar.
 
El Barça se mantuvo fiel a su estilo. Rápidamente se adueñaron del encuentro, moviendo el balón en corto y en largo, de izquierda a derecha, esperando pacientemente su oportunidad. La filosofía es no regalar nunca el balón. Y justo eso fue lo que propició el gol de Drogba.
 
El culpable fue Lionel Messi. Frank Lampard le robó el balón al argentino en campo propio e inmediatamente buscó al infatigable Ramires, que se internó por la izquierda. El brasileño controló con el pecho, avanzó hacia el área y envió el balón hacia el centro, para que Drogba batiera a Victor Valdés con la izquierda.
 
Fue prácticamente la última jugada de la primera parte. Hasta entonces, el Barcelona dominó el encuentro a base de sus clásicas triangulaciones, aumentando la velocidad a medida que ganan terreno. En el descanso, los catalanes podrían haber sentenciado la eliminatoria.
 
A los nueve minutos, Andrés Iniesta habilitó a Alexis Sánchez, que superó a Cech por arriba, pero su disparo pegó en el larguero. Poco después, Messi se fue de media defensa del Chelsea y cedió a Iniesta. Su disparo fue rechazado por Cech y el Chelsea tuvo la fortuna de que Cesc Fábregas no logró contactar con el rechazo. Esa sería la tónica del encuentro.
 
La estrategia del Chelsea fue mucho menos sofisticada. La entrada de Drogba en lugar de Fernando Torres resultó clave. Su potencia física fue un dolor de cabeza para Carles Puyol y Javier Mascherano. Aunque quizás su contribución más notable fueron sus constantes caídas, que permitieron a los suyos sacar al equipo de atras y tomar oxígeno periódicamente.
 
La lluvia presidió la segunda parte. El Barça comenzó a dar señales de impaciencia y cansancio. Iniesta, acosado por Branislav Ivanovic, no pudo evitar que un balón saliera de fondo. Luego, Sergio Busquets concedió un córner innecesario. El Chelsea no inquietó a su rival, pero el Barcelona transmitió la sensación de sentirse incómodo sobre el césped de Stamford Bridge.
 
A pesar de todo, las ocasiones se siguieron sucediendo. Alexis, una vez más, perdonó al Chelsea a los 56 minutos, enviando su disparo fuera. Cesc también desperdició varias ocasiones. Y una vez que logró batir a Cech, dos minutos antes del gol de Drogba, Ashley Cole evitó el gol sobre la línea.
 
Mención aparte merece Cech. A falta de tres minutos, protagonizó la parada del partido tras desviar un cabezazo de Puyol. Ya en tiempo añadido, Pedro envió un balón al palo que luego Busquets no acertó a rematar entre los tres palos. La alegría se desbordó en Stamford Bridge con el pitido final, aunque será difícil repetir la gesta el próximo martes en Barcelona.
 

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