Carles Maronda

Dzeko se basta y se sobra (1-2)

Cuando peor pintaban las cosas para el campeón Manchester City, reducido a un hombre menos desde el minuto 23 por la expulsión de James Milner y por debajo en el marcador tras un gol de Shane Long, apareció Edin Dzeko desde el banquillo. El bosnio marcó dos goles en los últimos diez minutos y el City se llevó tres puntos de oro.

 

Premier League

West Bromwich 1
Manchester City 2
Ficha técnica
1 – West Bromwich: Ben Foster, Gabriel Tamas, Jonas Olsson, Liam Ridgewell, Gareth McAuley, Claudio Yacob, Graham Dorrans (Peter Odemwingie, 63), James Morrison (Zoltán Gera, 72), Youssuf Mulumbu, Shane Long (Romelu Lukaku, 82), Marc-Antoine Fortuné.
2 – Manchester City: Joe Hart, Gaël Clichy, Micah Richards, Joleon Lescott, Vincent Kompany, Yaya Touré, James Milner, Samir Nasri, Gareth Barry (Edin Dzeko, 79), Carlos Tévez (Aleksandar Kolarov, 83), Mario Balotelli (Sergio Agüero, 64).
Goles: 1-0, m.67: Long. 1-1, m.80: Dzeko. 1-2, m.90+2: Dzeko.
El Manchester City ya no es solo el campeón vigente de la Premier League. Los de Mancini han descubierto cómo ganar como los grandes, sufriendo hasta el último segundo y contra viento y marea. Los campeones jugaron con diez jugadores durante una hora, iban por detrás en el marcador a falta de diez minutos pero acabaron llevándose la victoria en tiempo añadido.
 
Parte de la culpa de la victoria del City la tiene Romelu Lukaku, que desaprovechó tres claras ocasiones en los nueve minutos que estuvo sobre el césped. Pero la mayor cuota de responsabilidad recayó en otro sustituto, Edin Dzeko, que marcó dos goles en los diez minutos que estuvo sobre el césped.
 
El partido estuvo marcado por la expulsión en la primera parte de James Milner por una falta sobre Shane Long cuando el delantero irlandés se dirigía solo hacia portería. Milner trataba de corregir el error de Vincent Kompany, que perdió el balón en el centro del campo tratando de regatear.
 
El choque se ensució, trabado por las faltas constantes, como demuestran las tarjetas recibidas por Long, Yacob y Gabriel Tamas. Tal vez Ben Foster tuvo algo más de trabajo que Joe Hart pero la mayoría de sus intervenciones fueron poco más que rutinarias.
 
A pesar de la inferioridad, el City dispuso de las primeras ocasiones de la segunda parte. Balotelli combinó con Tévez y el argentino obligó a Foster a intervenir. Tamas fue el siguiente en interponerse en el camino del gol del City. El defensa interceptó un disparo de Gaël Clichy que se dirigía hacia portería. Y finalmente, Balotelli desperdició la mejor ocasión del partido hasta entonces pero no contactó correctamente con el balón después deque una falta lanzada por Tévez le cayera a sus pies justo enfrente de la portería.
 
Hay que reconocerle a Mancini, un técnico que recibe críticas prácticamente constantes, una cierta habilidad con los cambios. A la hora de juego, sustituyó a Balotelli por Sergio Agüero, que luego tendría una intervención determinante.
 
Al mismo tiempo, Steve Clarke hizo otra sustitución, dando entrada a Peter Odemwingie. El delantero uzbeko-nigeriano dejó su sello inmediatamente. En el primer ataque del West Brom en más de media hora, envió un disparo mordido que no parecía llevar mucho peligro hasta que apareció Long entre los centrales Kompany y Joleon Lescott para desviar el balón lejos del alcance de Hart.
 
Pero a continuación llegó el turno de Mancini, que dio entrada a Dzeko para los últimos 12 minutos. Un minuto después, cabeceó una falta de Tévez tras aprovechar una mala salida de Foster.
 
El partido enloqueció en la recta final y las ocasiones se sucedieron en una y otra portería. Micah Richards, de nuevo titular en el lateral derecho, tuvo una buena ocasión a la que respondió Lukaku desperdiciando un trío de oportunidades para decantar la balanza. Pero sería ya en tiempo de descuento cuando Agüero condujo un contraataque que resultaría letal. El argentino cedió a Dzeko en espacio y el bosnio finalizó con clase ante Foster. Un duro castigo para el West Brom, que quería refrendar su excelente inicio de temporada y un soplo de optimismo para el City que debe afrontar un partido a cara o cruz ante el Ajax entre semana para seguir vivo en la Champions League.
 

Sobre el autor

Carles Maronda