Desde los medios de comunicación se ciernen negros presagios sobre el futuro del Arsenal ante la huida de algunas de sus estrellas. Con Fàbregas camino de Barcelona, Clichy firmado por el Manchester City y Nasri a un paso del Manchester United, parece que los «gunners» se hayan quedado en un equipo mediocre sin otra opción que vagar por la zona media de la tabla. Pero vender a estos jugadores también podría generar un efecto contrario, y tener consecuencias positivas sobre el equipo y el club. He aquí cinco motivos por los que la próxima temporada podría ser la del Arsenal:
1. Con estos jugadores, el Arsenal lleva seis años sin ganar nada
Nasri ha estado tres temporadas en el Arsenal, Fàbregas lleva siete y Clichy nada menos que ocho. En otras palabras, su estancia en el club coincide con la época de sequía de seis años que arrastra el Arsenal.
Con estos jugadores en el campo, el Arsenal no ha logrado tampoco unos resultados brillantes. Nasri ha jugado esta última temporada 30 partidos en la Premier League. Su equipo solo ganó 14 de ellos. En el caso de Fàbregas, los números son mejores (15 victorias en 25 partidos la última temporada y 18 en 27 en la anterior), pero carece de continuidad. La pasada temporada solo jugó 22 partidos como titular, 26 en la anterior y otros 22 hace tres temporadas. En total, ha sido titular en 70 partidos sobre 114 posibles en las últimas tres campañas. Pocos para el alma de un equipo: Lampard solo fue titular 23 veces la pasada temporada pero 36 y 37 veces las dos temporadas anteriores.
2. 100 millones de libras son suficientes para reforzar un equipo
El Arsenal recibirá 7 millones de libras por Clichy, y podría cobrar unos 35 por Fàbregas y otros 20 por Nasri. Total: 62 millones de libras, más los 40 que ya tenía Wenger de presupuesto. En total, más de 100 millones de libras, suficiente para reforzar el equipo y dar un salto de calidad. Algunas ideas para el técnico francés:
Como lateral izquierdo, la opción más probable es el español del Newcastle José Enrique. Para la medular, las opciones son múltiples: Scott Parker, Cahill, Downing o Charlie Adam en el mercado inglés (Modric es un sueño imposible), Pastore o Ricardo Álvarez en el extranjero. Y todavía quedará dinero para un par de centrales (ese sí que es un problema para el Arsenal), que podrían ser Samba o Jagielka, un delantero (todo apunta a Gervinho, el delantero del Lille) y, sobre todo, un portero.
3. Tener jugadores descontentos es contraproducente
En lugar de vender, Wenger podría retener a todos los jugadores amparándose en los contratos firmados. Pero ningún entrenador quiere un vestuario descontento: no solo los jugadores no rendirán como se espera de ellos, sino que además existe el riesgo de que contagien al resto de los jugadores. Una temporada puede hacerse muy larga cuando se acumulan las competiciones y los partidos, y lo peor que puede sucederle a un equipo es que se resquebraje a mitad de temporada. Un jugador molesto en octubre puede convertirse en un cáncer en febrero y en un motín en abril.
4. Wenger podrá retocar un poco el sistema
Wenger se ha mantenido siempre fiel a su sistema y a su estilo. Su apuesta por el fútbol de toque, ofensivo, con largas posesiones ha sido casi unánimemente elogiado. Pero el Manchester United y el Chelsea, con un estilo más físico y un enfoque más técnico, han dominado la competición doméstica los últimos años.
El propio Wenger reconoció tras los últimos fracasos que «tal vez debería reconsiderar su sistema». En otras palabras, el técnico francés podría introducir algunos retoques con aire de practicidad esta temporada. Un equipo que gana 0-4 de visitante y acaba empatando a cuatro no puede ser campeón.
5. El bloqueo mental era insuperable
Los actuales jugadores del Arsenal, sobre todo los que han vivido el grueso de estos últimos seis años, ya acumulan demasiadas frustraciones y fracasos como para que no les afecte mentalmente. Los pesos pesados del vestuario comienzan a dudar de sus capacidades individuales y colectivas para imponerse al resto de equipos grandes. La marcha de algunos de ellos, sumada a la emergencia de nuevas perlas del fútbol base como Wilshere o Ramsey, y la llegada de nuevos jugadores con ansias de triunfar y confianza en sí mismos, podría romper esta dinámica.
En la vida resulta difícil hacer predicciones. En el fútbol, es imposible. Pero esta podría ser una que valdría la pena comprobar dentro de unos meses. El Arsenal, lejos de haber perdido fortaleza con la venta de sus estrellas, podría estar más cerca que nunca de la gloria.