Visitaban los Gunners un estadio en el que la temporada pasada se llevaron la victoria por 3-5 y del que han salido vencedores Queens Park Rangers y Swansea en las últimas semanas, además del empate cosechando por Southampton. Sin embargo, el Chelsea se llevó este derbi de Londres y la afición lo celebró con alivio tras varias semanas de sufrimiento.

 

Esta fue solo la segunda victoria en casa en los siete partidos disputados en Stamford Bridge bajo las órdenes del técnico interino, pero una crucial, ya que permite al Chelsea situarse a once puntos del United y consolidar su posición en los puestos de Champions League. Que el Arsenal se complica terriblemente.

 

La normalidad parece estar volviendo a Stamford Bridge y el equipo lo agradace. Este domingo incluso se obvió el homenaje dedicado en el minuto 16 de cada partido a Roberto Di Matteo. Aunque fuera porque los aficionados estaban celebrando el gol 195 de Frank Lampard con el club, transformado desde el punto fatídico. Además, esta semana recibieron la buena noticia de que Ashley Cole ha aceptado renovar su contrato hasta 2014. Roman Abramovich llegó incluso a sonreír al final del encuentro.

 

El Chelsea despedazó a un desorganizado Arsenal en los primeros compases. Eden Hazard, Oscar y Juan Mata combinaron a su antojo y demostraron que son posiblemente la mejor línea de media puntas de la liga. En 45 minutos estuvieron a punto de dejar el partido visto para sentencia.

 

Aunque los dos goles locales tuvieron su dosis de polémica. En el primer gol, Ramires pisó a Francis Coquelin en el centro del campo, César Azpilicueta recuperó el balón y lo cedió a Mata mientras el francés quedaba tendido sobre el césped. Aunque también Bacary Sagna tuvo su cuota de responsabilidad, ya que Mata le ganó la espalda con facilidad antes de definir con precisión ante Szczesny.

 

Al cuarto de hora, llegó el segundo gol, también cargado de controversia. El omnipresente Ramires robó el balón a Abou Diaby y lo cedió a Mata, mientras el brasileño esprintaba para recoger la devolución del español dentro del área. Ramires intentó driblar a Wojciech Szczesny, que tocó la pierna del brasileño, que cayó al suelo. Lampard marcó desde el punto de penalti para poner el 2-0. La misma ventaja que ya había dejado escapar entre semana ante el Southampton.

 

Tras la reanudación, el Arsenal presionó más arriba y el Chelsea comenzó a dar muestras de titubeo. Per Mertesacker, Giroud y Walcott toparon con Petr Cech pero el gol rondaba la portería del checo. Finalmente, Santi Cazorla, poco presente hasta entonces, envió un pase en profundidad a la espalda de Branislav Ivanovic para Walcott, que batió a Cech con sangre fría.

 

Wenger debía estar preguntándose en la banda por qué su equipo no había saltado al campo con la intensidad que mostró en la segunda parte. Especialmente activo estuvo Walcott, que puso en aprietos a Cole en repetidas ocasiones.

 

El Chelsea estuvo cerca de sentenciar el encuentro al contraataque, en especial cuando Demba Ba, sustituto de Torres, regateó a Szczesny y solo Thomas Vermaelen se interpuso entre él y el gol. Sin embargo, el senegalés disparó centrado y Vermaelen rechazó el balón sobre la línea.

 

Ya en la recta final, Cahill tuvo que realizar un despeje in extremis para impedir el remate a bocajarro de Walcott. Poco después, Giroud, de nuevo impreciso en el remate, cabeceó un centro por encima de la portería.

 

El siguiente reto del Chelsea se antoja más complicado. El miércoles, los Blues visitan al Swansea en el Liberty con la obligación de remontar un 0-2 para acceder a la final de la Copa de la Liga. Aunque Benítez siempre podrá consolarse pensando en Wenger, que ve cómo los puestos de Champions League se alejan un poco más.