Premier League
Arsenal | 0 |
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Manchester City | 2 |
Ficha técnica |
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0 – Arsenal: Szczesny; Gibbs, Vermaelen, Koscielny, Sagna; Diaby (Ramsey, 60), Wilshere, Cazorla; Podolski (Giroud, 56), Walcott, Chamberlain (Mertesacker, 11). |
2 – Manchester City: Hart; Clichy, Kompany, Nastasic, Zabaleta; Barry, Javi García, Silva (Kolarov, 90), Milner; Tévez (Lescott, 76), Dzeko (Balotelli, 88). |
Goles: 0-1, m.21: Milner. 0-2, m.31: Dzeko. |
Al Arsenal se le inclina aún más la cuesta de enero, que ahora parece un Tourmalet, tras abrirle de par en par las puertas de la victoria al Manchester City, que no cede en su caza, quizá quimérica, del liderato. Con Sergio Agüero lesionado y Yaya Touré en África, encaraban a unos Gunners que comparecieron sin su faro guía, Mikel Arteta. Demasiado para un equipo de cimientos tan endebles como este Arsenal.
Comenzó el choque tenso, bravo, disputado, con dos contendientes que fueron a buscarse al área contraria y adueñarse por las buenas o por las malas del cuero. Y nadie mejor que David Silva para ello. El duende canario, con absoluta libertad, ofreció todo un recital no solo con el balón en los pies, sino apareciendo siempre donde su equipo más lo necesitaba. A situaciones complejas, siempre ofreció la respuesta correcta.
Sin embargo, cuando el partido no podía pintar mejor para el espectador, Koscielny lo dinamitó por completo a los diez minutos. El francés, que parecía consolidarse en la titularidad, cometió un clamoroso penalti sobre Dzeko que sirvió para que Mike Dean lo enviase a la ducha y quién sabe si Wenger a Siberia. Con todo a favor, Dzeko alargó la vida al Arsenal desperdiciando la pena máxima, aunque realmente la pierna de Szczesny, el palo y la fortuna del polaco no hicieron sino postergar la ejecución. Pese al fallo del bosnio, con Silva al mando, Tévez brujuleando y el mismo Dzeko sujetando más un Zabaleta especialmente activo en la banda derecha, el gol era cuestión de aparejar pase y desmarque, y de tiempo. De un puñado de minutos.
Concretamente, diez fueron los que hubo que esperar para que James Milner fulminara al Arsenal con un trayazo inapelable asistido por Tévez, en una falta botada de manera pícara por Silva, siesta y displicencia de Gibbs mediante. El City se volcó sobre el arco gunner, buscando cerrar un encuentro que tenía de cara, quedándose a milímetros el mismo Apache y Javi García en un cabezazo. Sin el solfeo de Arteta y con Wilshere destemplado, el Arsenal intentaba acercarse a Hart, pero no sabía ni cómo ni dónde. Dos preguntas que todavía hoy se estará haciendo Diaby. Quien sí lo sabía era Dzeko, que a la media hora esperó en el segundo palo un centro raso de Milner. El rechace de Szczesny fue un regalo que esta vez el balcánico no desaprovechó. Pese a ello y aunque pudo haberse llevado algún gol más antes del descanso, el Arsenal no firmó el acta de defunción.
Tras el descanso, pocos cambios. Los citizen buscaron amansar a su rival y llevarse pronto el partido al zurrón, mediante posesiones largas y grandes dosis de horizontalidad. Ocurrió que no fue capaz de aniquilar a su rival, donde Vermaelen y Wilshere iniciaron la revuelta. Si el Manchester City asumió la tenencia del balón, el Arsenal, como no podía ser de otra manera, asumió todos los riesgos y con las vísceras en la mano, comenzó a volcarse sobre Hart, aunque con escasas ideas y menos fortuna. La temeridad no suele salir gratis y Tévez pudo terminar con el partido a falta de veinte minutos, pero cuando solo Szczesny se interponía entre él y el tercer gol, la mandó al muñeco. Apenas un minuto después, Mike Dean quiso ver una plancha con las dos piernas por delante de Kompany, impoluto hasta entonces, sobre Wilshere e injustamente lo expulsó.
La suerte volvió a hacerle un guiño a un Arsenal cada vez más exhausto, sometido a un intenso desgaste y carreras de área a área, aunque tuvo sus ocasiones. Recién entrado, Giroud metió el susto en el cuerpo de Mancini, pero su cabezazo se marchó alto. Con el Manchester City metiéndose cada vez más atrás, a los londinenses solo les quedaba la épica. Tras tanto remar, Ítaca se quedó solo a un palmo de distancia, concretamente en los pies de Nastasic y especialmente los de Lescott, que se la sacó a Walcott en la línea cuando el tiempo reglamentario agonizaba.
Tras tanto nadar, el Arsenal claudicó y acabó por morir en la orilla, perdiendo comba con sus rivales más directos por los puestos de Champions League, acontecimiento que de tomar cuerpo, sería todo un drama en el Emirates. Para los de Mancini, a la espera de que vengan errores de sus vecinos de Manchester, sirve para reafirmarse en su persecución, misión casi imposible, del United. Y para reivindicar a uno de esos futbolistas únicos y especiales, que hacen que el tiempo se pare cuando el cuero besa sus borceguíes: David Silva.