No es ningún secreto que Cesc quiere ser traspasado al Barcelona. Lo dijo en público Sagna, y el silencio tanto de Cesc como de su entrenador, Arsene Wenger, lo hacen todavía más evidente. Además, el hecho de que el presidente «gunner», Peter Hill-Wood, haya admitido negociaciones con el Barcelona, algo que no había hecho anteriormente, y el viaje a Londres del vicepresidente deportivo barcelonista, Josep María Bartomeu, son síntomas que acercan a Cesc al Barcelona. Pese a ello, el traspaso sigue estancado, pues ni el Barcelona ofrece la cantidad por la que el Arsenal lo dejaría marchar, ni Cesc ha puesto a su club entre la espada y la pared, algo que estaría muy mal visto por los aficionados «gunners» al ser Cesc el capitán y principal símbolo del equipo.
La primera oferta del Barcelona ha sido de unos 27 millones de libras, y ha sido rechazada por el club londinense, que considera insuficiente la cantidad. El Arsenal espera que el Barcelona alcance los 35 millones de libras, tal y como hizo el último verano, cifra que el propio presidente del Barcelona, Sandro Rosell, ha dejado claro que no está dispuesto a pagar: «Si el año pasado pasado ofrecimos 40 millones de euros (35,5 millones de libras), está claro que esté año su valor es menor».
El hecho de sufrir una temporada más en blanco con el Arsenal y la ausencia de un proyecto de futuro (parece que Nasri y Clichy podrían abandonar el Emirates) podrían provocar que este verano fuera el momento indicado para la definitiva salida de Cesc. Pese a que estas condiciones facilitarían la marcha de Cesc de Londres, lo complicado este año para él será la llegada a Barcelona. Allí se encontrará un equipo ya rodado con un once titular muy claro y en el que difícilmente tendría cabida.
Por último, está el tema del dinero. Varios jugadores de la cantera ocupan una posición parecida a la que cubriría Fábregas, y gratis. Además, si el Barcelona acaba invirtiendo 30 millones en Alexis Sánchez, poco quedaría para financiar el fichaje de Cesc.