Juan Antonio Parejo

El Arsenal reemprende el camino (0-1)

Tercera victoria gunner consecutiva en un pobre partido. De nuevo, un penalti dudoso transformado por Mikel Arteta le dieron los tres puntos. El Wigan, incapaz una vez más, se hunde en puestos de descenso.

 

Premier League

Wigan 0
Arsenal 1
Ficha técnica
0 – Wigan: Al-Habsi; Figueroa, McCarthy, Boyce; Jones, McCarthur, Beausejour, Stam; Maloney (Jordi Gómez, 80), Di Santo (McMananam, 76), Koné.
1 – Arsenal: Szczensy; Gibbs, Vermaelen, Mertesacker, Sagna; Arteta, Wilshere, Cazorla(Koscielny, 90+2); Podolski (Coquelin, 78), Walcott, Chamberlain (Ramsey, 74).
Goles: 0-1, m.50: Arteta.
Lo que pintaba como un partido lleno de alternativas y goles acabó en un duelo trabado y resuelto con muy poco. Latics y Gunners navegan en aguas revueltas y finalmente fueron los londinenses quienes se llevaron los tres puntos. Sorprendió de inicio Roberto Martínez, optando por defensa de tres con McCarthy de central, auxiliado por Figueroa y Boyce, mientras que Wenger optó por no cambiar hombres respecto a la goleada en Reading. Wenger apostó de nuevo por Theo Walcott como nueve, con Chamberlain y Podolski acostados en las bandas.
 
El partido comenzó intenso y vivo en el DW Stadium, con ambos equipos encimando con intensidad y tratando de elaborar. Ocurre que si el Arsenal camina sobre el alambre, el Wigan lo hace sobre un hilo. De pasar la primera línea de presión, a los Gunners se les abrían las puertas de Al-Habsi. Así fue y Chamberlain tuvo la primera ocasión cuando el encuentro aún andaba desperezándose. Cerraban mal los carrileros locales, Stam y Beausejour, y por el costado del chileno percutía el Arsenal con asociaciones entre Sagna, Cazorla y Chamberlain. Todo apuntaba a que el gol visitante no estaba lejos.
 
Y sin embargo, conforme se cernía la pertinaz lluvia sobre el césped del DW, el encuentro se fue embarrancando. Tan fue así, que Koné, un espejismo de lo que fue en el Levante, marró un clarísimo mano a mano contra Szczesny. Igualado el duelo, llegó la hora de la guerra de guerrillas, donde un ansioso y algo desnortado Wilshere, se preció de estar en todas las escaramuzas, chocando, girando y deslizándose. Curiosamente, una entrada suya espectacular por lo limpio y efectivo de la acción, se saldó con amonestación. Azares arbitrales, ya se sabe. De los locales, poco o muy poco que destacar, salvo el empeño constante de Beausejour por centrar desde el extremo izquierdo y mandar el esférico, también de manera constante, al anfiteatro.
 
El segundo tiempo arrancó con modificaciones en el dibujo local, pasando a un 4-3-3 con Stam y Beausejour de laterales y McCarthy al centro del campo, donde pudo explayar mejor su talento, que lo atesora por arrobas. El Arsenal subió algo de revoluciones y comenzó a rondar el balcón del área del Wigan, aunque quedó patente que Walcott, quien disparó al muñeco en una clara ocasión de gol, aún no posee o no conoce los trucos del ariete. Mortal en banda y con espacios, se pierde al ser la referencia. Pero fue precisamente Theo quien encontró petróleo tras un centro, horroroso, de Gibbs. El atacante inglés recuperó el balón ante la pasividad de la defensa local, se asoció con Cazorla y Beausejour se precipitó sobre él. Contacto muy ligero, pero contacto, que puede desestabilizar al delantero. Arteta no desaprovechó el enésimo regalo de Beausejour y clavó la pena máxima.
 
Con el gol visitante, las carencias del Wigan saltaron a la vista. Equipo académico y pulcro, es una cenicienta en ambas áreas. Claro que si enfrente está el Arsenal, acostumbrado a no cerrar sus victorias, siempre hay alguna oportunidad. Y las hubo, especialmente en las botas de Koné, que se topó con Szczensy. Y en un tremendo zurdazo de McCarthur, que sacó astillas al palo izquierdo del cancerbero gunner. Por si el partido, algo pobre, no ofrecía jugadas de interés al espectador, siempre quedaba el vodevil de Di Santo, retenido durante cinco minutos fuera del campo por un pendiente. Se supone que Jonathan Moss no tuvo tiempo para verlo antes de que comenzara el partido.
 
Atacaba estérilmente el Wigan, llegando a pedir alguna mano dentro del área, pero el Arsenal no procedió con el descabello de su oponente, por lo que tuvo que contentarse con administrar su exigua ventaja. En otras palabras, a cerrarse y despejar tocaba, con Koscielny y Coquelin ya en el campo. No obstante, si el rival es un boxeador sin gancho como el Wigan, todo resulta más fácil, aunque McCarthy, el mejor de los locales sin ninguna duda, no anduvo lejos cuando pasaban dos minutos del tiempo reglamentario.
 
Pitó el colegiado el final y el Arsenal toma una racha victoriosa que lo coloca en pole position para meterse en Champions League, el objetivo de todos los años, pese a un partido más que opaco, del que pocos apuntes se pueden tomar. Al Wigan le hunde un poco más en la tabla, desprovisto como está de mordiente en ataque y le muestra a las claras que su liga va a ser larga, dura, difícil y de corazones infartados.
 

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Juan Antonio Parejo