Champions League
Arsenal | 2 |
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Bayern Múnich | 0 |
Ficha técnica |
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2 – Arsenal: Cech, Bellerín, Mertesacker, Koscielny, Monreal, Cazorla, Coquelin, Ramsey (Oxlade-Chamberlain, 67), Özil, Sánchez (Gibbs, 82), Walcott (Giroud, 74). |
0 – Bayern Múnich: Neuer, Lahm, Boateng, Alaba, Bernat, Alonso (Kimmich, 70), Müller, Thiago Alcántara, Vidal (Rafinha, 71), Douglas Costa, Lewandowski. |
Goles: 1-0, m.77: Giroud. 2-0, m.90: Özil. |
El Arsenal tiene esto. Perder ante uno de los peores equipos de la competición en la jornada inaugural, caer ante el Olympiakos en casa y vencer a uno de los titanes europeos. Los Gunners jugaron un partido de nivel alto ante uno de los candidatos a hacerse con la Champions League. Tres puntos que hacen recuperar la fe en la clasificación a octavos de final y que disipan el mal sabor de las dos primeras derrotas.
El partido, sin embargo, sembró algunas dudas sobre la capacidad del Arsenal para imponer su estilo en los partidos grandes. Si le ceden el balón lo tiene con criterio de la mano de jugadores talentosos y hábiles a la hora de poseer el esférico. Capaces de desequilibrar partidos y generar peligro e incertidumbre entre las defensas rivales. En caso de no tener la posesión, lo que sucede durante la mayor parte del tiempo, el Arsenal se repliega y busca la salida en velocidad con jugadores como Alexis Sánchez, Theo Walcott y la creatividad de Mesut Ozil o Aaron Ramsey.
Y en este caso el Bayern se hizo dueño y señor del partido. Pero no como antaño con intención de perforar la portería rival una y otra vez en una infinidad de ocasiones. Sino con un ritmo pausado, horizontal, poco profundo y escasamente productivo. Es decir, como el Bayern habitual de Pep Guardiola en Champions League desde que es el entrenador del equipo de Baviera. En casa tiene otro estilo de juego mucho más agresivo y vertical pero lejos de Munich deja mucho que desear. Casi incapaz de ganar un partido fuera de casa ante un rival de entidad desde que se fue Jupp Heynckes.
El Arsenal no salió demasiado. Tuvo errores en las salidas de las transiciones a pesar de tener a Ozil mucho más participativo que en otras ocasiones. El Bayern concede espacios y no es demasiado eficaz en la basculación defensiva. Defecto suyo. Pero también es necesario tener acierto para salir con éxito. Y el Arsenal no lo consiguió en demasía.
Al menos en el primer tiempo. Tan sólo un cabezazo de Walcott a bocajarro detenido de forma sensacional por Manuel Neuer tuvo opciones el equipo inglés de hacer gol con claridad.
El segundo tiempo el ritmo de partido fue similar. Tedioso, con alguna llegada aislada de Robert Lewandowski y algún latigazo de Douglas Costa. Poco más. Guardiola lastra a sus hombres de ataque con un juego poco vertiginoso e incisivo. No busca penetrar en las defensas rivales con la misma voracidad que antes. Intenta implantar un estilo de juego combinativo en una idiosincrasia de un club avasallador y dominador con la idea imperiosa de arrasar rivales sin piedad.
Finalmente el Arsenal marcó. Ante esta sucesión de desaciertos en ambas escuadras sólo el balón parado podía poner remedio. Olivier Giroud, nada más entrar al campo y casi sin querer aprovechó la mala salida de Neuer en la falta lateral y adelantaba a los suyos.
Mala sensación que un equipo de la entidad del plantel de Arsene Wenger sea sólo capaz de ponerse por delante de uno de los verdaderos candidatos al cetro continental ante una errónea estrategia y una pifia del guardameta rival. Aunque, dicho sea de paso, en otras ocasiones fue el Arsenal quien erró en su estrategia y pifió en los momentos clave.
Quedaban quince minutos y el Bayern no iba a remar en ese tiempo lo que no había podido hacer en los anteriores setenta y cinco. Los Gunners administraron con gran astucia su renta. Dominaron, ahora sí, el tempo del partido y supieron administrar la posesión cuando la tuvieron. Justificaron su victoria.
Ya en el descuento, Özil hacía el 2-0 tras asistencia de Héctor Bellerín. El Arsenal ganó porque hizo menos cosas mal que el Bayern. O visto desde otra perspectiva, porque las hizo mejor. Se vuelve a meter en la lucha por los octavos de final tras vencer a uno de los grandes. Veremos si vuelve a tropezar con los cantos más pequeños tras escalar la roca más grande. De momento, la ascensión es la correcta.