Juan Antonio Parejo

El Arsenal se conforma (1-1)

Duro partido en el Britannia Stadium que se saldó con un empate que pareció contentar al Arsenal. El Stoke City, aunque plantó batalla como siempre, mostró claros síntomas de cansancio acumulado. Van Persie aumentó su espectacular cifra goleadora con otro tanto más.

 

Premier League

Stoke City 1
Arsenal 1
Ficha técnica
1 – Stoke City: Begovic; Shotton (Upson, 55), Shawcross, Huth, Wilson; Whitehead, Whelan, Etherington (Delap, 83), Pennant (Jerome, 77); Walters, Crouch.
1 – Arsenal: Szczensy; Sagna, Vermaelen, Koscielny, Gibbs; Song, Rosicky, Ramsey (Diaby, 72); Benayoun (André Santos, 82), Gervinho (Chamakh, 77), Van Persie.
Goles: 1-0, m.9: Crouch. 1-1, m.14: Van Persie.
Apareció esta tarde la vena más pragmática de Àrsene Wenger en un duro encuentro en Stoke-on-Trent, conocedor de la debacle del Newcastle en Wigan. Encuentro que de poder comprimirse, se hubiera ajustado perfectamente a los primeros quince minutos, arrancando bravo e intenso. Como muestra de la conocida agresividad local, a los tres minutos Whitehead ya contaba con una tarjeta amarilla tras una dura entrada a Alexandre Song.
 
Sin embargo, lejos de mostrar su lado más bisoño, el Arsenal compareció igual de tenso que su rival, quedando como muestra de ello, la alineación del siempre bullicioso Benayoun en el costado siniestro. Arrancó bravo pues, el choque, con un Stoke que presionaba muy encima al Arsenal, desde las salidas de los centrales hasta las recepciones de Van Persie, pero no se amilanaron los de Wenger, en un partido enérgico y de pierna fuerte, de disfrute para el espectador, de continuas idas y venidas.
 
Muy pronto gozó de ocasiones el Arsenal, especialmente en un cabezazo de Van Persie, bien repelido por Begovic. Se vio agobiado el Stoke, obligando a reiniciar su sistema y volver a sus axiomas más arraigados y simples: presión, robo, centro y remate. Y así fue. Se anticipó Whitehead a Ramsey, le robó la cartera y se la envió a Etherington, el cual, mal abrochado por Sagna, centró preciso y elevado, inalcanzable para el común de los mortales, salvo para Peter Crouch, que bajó de las nubes y la envió a las mallas. Vermaelen y Szczensy poco o nada pudieron hacer. Con toscos aunque efectivos argumentos, el Stoke se adelantaba.
 
Los de Tony Pulis, sin embargo, suelen ser un conjunto volcánico. En intervalos de tres o cuatro minutos son capaces de arrinconar a sus rivales hasta su propia área y percutir con dureza su costillar, no permitiéndoles ni respirar. Cuando estas erupciones de lava pasan, suelen dejar algunos espacios, especialmente en los laterales. Tanto Wilson como Shotton ayer estuvieron horribles y a este último, Benayoun le persiguió hasta robarle el esférico, que acabaría en un sublime centro de Rosicky para el remate y gol de Robin Van Persie. Fantástico el envío del checo y meritoria la persecución del israelí, que olió sangre en su par y no dudó en acuciar a su rival hasta arrebatarle el balón. El partido se equilibraba y parecía que su frenético ritmo no pararía.
 
O sí. Alguien debió comunicar a los londinenses la catástrofe de las “urracas” en Wigan y bajaron su nivel de intensidad, agradecido por un Stoke al que la temporada se le está haciendo muy larga. Aún así, el Arsenal continuó buscando el gol, que pudo llegar si Gervinho no se hubiese espantado ante la visión de Begovic, El Stoke, noticia, parecía algo fatigado y solo generaba peligro a base de, oh sorpresa, balones en largo a los centímetros de Crouch o la corpulencia de Walters, o a balón parado, saques de banda incluidos, claro.
 
Así marchaba el partido hasta que llegó el descanso. Tras la reanudación, el partido se enfangó, en medio de disputas en el centro del campo, donde se echó de menos una mayor presencia de Ramsey. Pese a ello, Van Persie pudo desigualar tras una jugada clásica “gunner”, masticada por Song y Ramsey y finalizada en centro de Sagna y remate del holandés, que acabó en las manos de Begovic.
 
El Arsenal pareció precipitarse en exceso en ataque y la sensación de su dominio se esfumó, más aún sin la pausa necesaria que suele aportar el racionalismo de Mikel Arteta. A Wenger le gustaba, sin embargo, el resultado, y optó por introducir a Diaby y André Santos por Ramsey y Benayoun respectivamente, descartando totalmente a Chamberlain, relegado al banco.
 
Este ataque de conservadurismo, inaudito en el alsaciano, a punto estuvo de costarle caro. Saltó al campo Rory Delap para hacer de las suyas: un saque de banda como un misil que en el último minuto del partido a punto estuvo de acabar en el fondo de las mallas de los del norte de Londres. Sagna se cruzaría evitándolo y aseguraría el punto para el Arsenal, botín preciado en su pugna con el Newcastle, a cuatro puntos pero con un partido menos. Para los de Tony Pulis, sin más motivación que una mayor bonificación económica en los repartos televisivos, la temporada se les está haciendo eterna, más aún si tenemos en cuenta la fatiga acumulada en sus piernas.
 

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Juan Antonio Parejo