No está siendo un verano fácil en el Emirates. A falta de diez días para que se cierre el mercado, el club no ha invertido una sola libra en fichajes y el joven Yaya Sanogo es la única novedad de la plantilla. La derrota ante el Villa en casa en la jornada inaugural disparó todas las críticas y el Arsenal aterrizó en Turquía sumido en la incertidumbre y en un ambiente muy enrarecido. Enfrente le aguardaba el Fenerbahce, pendiente de su apelación ante el TAS por los dos años de sanción que le impuso la UEFA, y con varios viejos conocidos en su once, como Dirk Kuyt, Joseph Yobo, Emre o Raul Meireles.

 

Las lesiones han sido de nuevo otra de las principales preocupaciones de Wenger en este arranque. Y los problemas se agravaron en Turquía. Laurent Koscielny tuvo que abandonar el césped a la media hora de juego tras recibir una patada de Pierre Webó que le abrió una brecha en la cabeza. Ante la ausencia por lesión del capitán Thomas Vermaelen, Wenger tuvo que improvisar de nuevo con Sagna como central. Koscielny tendrá tiempo para recuperarse tras su expulsión ante el Villa, que impedirá que pueda jugar el fin de semana en liga.

 

La primera parte finalizó con empate a cero a pesar del dominio del Arsenal pero en la segunda mitad cambió el panorama radicalmente. A los cinco minutos, Kieran Gibbs remató a placer un pase de la muerte de Theo Walcott y dio ventaja a los Gunners. Diez minutos después, el excelente Aaron Ramsey puso el 0-2 con un disparo desde fuera del área que se le escapó a Demirel. Y a falta de un cuarto de hora, Olivier Giroud transformó el penalti de Michal Kadlec sobre Theo Walcott.

 

Por mucho que la falta de actividad en el mercado haya desesperado a los aficionados, esta crucial victoria contribuirá a frenar las críticas. El Arsenal está a un paso de disputar la fase de grupos de la Champions League por 16ª temporada consecutiva, un éxito indudable de Wenger. Y esta goleada resultará muy útil al club en el mercado de fichajes. Ahora el club puede acometer las operaciones en las que se encuentra sumido con la seguridad de que el club competirá en la máxima competición europea, algo que no deja de ser un gancho para atraer a los mejores jugadores del mundo.

 

El Arsenal demostró esta noche que sigue conservando un equipo que puede competir con los mejores (aunque el Fenerbahce no sea uno de ellos) pero también evidenció la falta de profundidad de su plantilla. Las bajas por lesión de Koscielny, Vermaelen, Arteta y Oxlade-Chamberlain obligan a Wenger a moverse sin dilación. De su labor en los próximos diez días dependerá el éxito del club durante los próximos nueve meses.