El Arsenal llegaba al partido con la necesidad imperante de obtener su primera victoria en liga para no descolgarse de la lucha por los puestos europeos. El Swansea, por su parte, a pesar de llegar al Emirates con un punto más que los “gunners”, se podrían convertir en el tercer equipo en la historia en no haber logrado un solo gol en sus primeros cuatro partidos.

 

Existía una gran expectación por conocer el once titular de Arsène Wenger después de las frenéticas últimas 48 horas del mercado, en que el técnico francés incorporó a cinco jugadores.

 

Solo dos de ellos fueron titulares esta tarde, Mertesacker en el eje de la defensa y Arteta en medio del campo. Wenger se mantuvo fiel al 4-5-1 que viene utilizando, con van Persie solo en punta y el volátil Frimpong en el lugar del sancionado Song.

 

El partido comenzó con mucha intensidad, con una buena oportunidad para Ramsey y otra clarísima en la portería rival. Danny Graham se anticipó a Mertesacker tras un centro de la derecha, pero Szczesny estuvo atento para atrapar el balón.

 

Walcott fue el siguiente en tener una buena ocasión para abrir el marcador. El inglés se plantó solo ante Vorm, el portero galés, y le batió con su disparo, pero Caulker llegó a tiempo para desviar el balón.

 

A los 34 minutos llegó posiblemente la mejor jugada de combinación de toda la primera parte. Y no fue el Arsenal quién la hilvanó, lo cual define claramente la dinámica del primer acto. Tras una larga combinación en el centro del campo, el balón acaba en la izquierda a pies del lateral izquierdo Taylor, que centra perfectamente pero Graham no llega a conectar. El balón acabó rebotando en Gibbs, que casi lo introduce en su propia portería. Fueron los mejores minutos de los galeses, que encerraron al Arsenal en su campo durante varios minutos, con Sinclair y Routledge creando peligro por las bandas.

 

Pero la jugada que marcó el partido fue el ridículo gol de Arshavin. Tras un inofensivo disparo de Walcott, Vorm atrapó el balón y en sus ansias por emprender el contraataque, intentó sacar rápido con tan mala fortuna que el balón rebotó en la espalda de su propio compañero Ángel Rangel y quedó muerto a los pies de Arshavin, que pasaba por ahí. El ruso solo tuvo que empujarlo a portería vacía.

 

Los Swans salieron en la segunda parte a por todas y dominaron el juego durante los primeros compases. Fruto de este dominio, Walcott y Koscielny vieron la tarjeta amarilla y Sinclair estrelló un balón en el larguero.

 

Sin embargo, el Arsenal no tardaría en recuperar el control de la mano de un Arshavin que se parece cada día más a aquel jugador que deslumbró con el Zenit. El ruso fue sustituido a los 62 minutos por otro de los nuevos, Yossi Benayoun, que no tuvo tiempo de dejar su huella pero fue recibido con una gran ovación.

 

En el tramo final, un equipo con variantes ofensivas se habría volcado sobre la portería rival, pero el Swansea es un equipo que trata con exquisitez el balón pero carece de gol, así que los «gunners» transitaron hasta el final del encuentro sin excesivos agobios. Una victoria para ellos que supone tres puntos muy necesarios pero que no convence a nadie. Los mejores fichajes para este equipo será el regreso de Wilshere y Gervinho, que son dos de los pocos jugadores que aportan algo diferente en un equipo de encefalograma plano. Al menos, el Swansea nos entretiene con las cómicas lesiones de sus jugadores con carritos de golf.