Ilie Oleart

El Blackburn desciende, el Wigan se queda: cuando el fútbol no es azar

Este lunes, el Wigan venció en Ewood Park y selló su permanencia en la Premier League un año más y el descenso del histórico Blackburn a la segunda división once años después. Es el último capítulo de la historia de dos clubes que han seguido trayectorias opuestas el último lustro y que estaban predestinadas a este final.

 
«Fútbol es fútbol», «el fútbol es azar», «todo depende de si la pelota entra», «la suerte nos ha dado la espalda»…muchos tópicos futbolísticos recurren al factor del azar para explicar una mala temporada, una derrota o incluso un descenso. Pero lo cierto es que aquellos clubes y técnicos que trabajan con más inteligencia, tesón y convicción suelen lograr mejores resultados que aquellos que confían en el azar, la buenaventura, la religión o cualquier otro tipo de creencia esotérica.
 
El encuentro entre Blackburn y Wigan fue una excelente muestra. Antes del encuentro, vaticiné a través de Twitter una victoria del Wigan por 1-2. No me equivoqué por mucho. Para hacer esa predicción no me basé en los sistemas de juego, las lesiones o el momento de forma de cada contendiente. Me basé en una tendencia que se observa desde hace meses en ambos clubes. Ascendente en un caso, descendente en el otro.
 
Los hermanos Rao, propietarios de la empresa Venky’s (fabricante de pollos y farmacéutica…lo sé, no parecen negocios con muchas sinergias), compraron los Rovers en noviembre de 2010 por 44 millones de libras. Carentes de experiencia en el sector del fútbol, prometieron que traerían a Beckham, a Ronaldinho, a Raúl. Ni siquiera viven en Reino Unido, sino en la India, donde está su empresa.
 

El destino del Blackburn estaba marcado desde noviembre de 2010

Whelan compró el Wigan en 3ª y prometió llevarlo a la Premier

Una de sus primeras decisiones fue despedir a Sam Allardyce con la excusa de que no le veían capaz de llevar al club a la Champions (sic). La realidad es que Big Sam se negó a aceptar los fichajes que querían traerle. Y colocaron a su segundo, Steve Kean, un técnico sin ninguna experiencia. De aquellos lodos vienen estos barros.
 
Dave Whelan compró el Wigan en 1995, cuando el club vagaba por la tercera división y prometió que lo llevaría a la Premier. Lo logró en 2005. Whelan sabe de lo que habla. Fue futbolista durante 10 años, primero en el Blackburn Rovers (¿no esperaban este giro en la historia, verdad?) y luego en el Crewe Alexandra. Disputó la final de la FA Cup de 1960 con los Rovers.
 
Cuando Steve Bruce dejó el Wigan en 2009 para irse al Sunderland, a Whelan le acudió a la mente un nombre: Roberto Martínez. El español había sido jugador de los «latics» y estaba despuntando con el Swansea en Championship. La etapa de Bob en el Wigan no ha estado carente de momentos difíciles, como algunas goleadas (como el 9-1 en White Hart Lane o el 8-0 en Stamford Bridge) y el familiar sufrimiento las últimas jornadas por evitar el descenso. A pesar de todo, Whelan siempre ha mantenido su fe en Martínez y ha reiterado una y otra vez que su puesto estaba garantizado sucediera lo que sucediera.
 
Tal vez el encuentro entre Rovers y Wigan podría haber finalizado con otro resultado, en especial si el árbitro hubiera pitado un claro penalti a favor del Blackburn en la segunda parte. Pero aunque el partido hubiera acabado con victoria de los locales, el destino de unos y otros estaba marcado. Desde noviembre de 2010 en un caso. Desde 1995 en el otro.
 

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Ilie Oleart