Poco crédito y esperanzas le quedan al Blacburn Rovers en su lucha por la permanencia en la primera división del fútbol inglés. Los de Kean, que incluso alguna jornada consiguieron salir del pozo, han encadenado cinco derrotas consecutivas que le señalan como máximo candidato al Championship.

 

La última derrota, la de hoy, se produjo en el Liberty Stadium frente a un más que aseado Swansea. El conjunto galés ha despertado admiración en su primer año en la Premier League y por derecho propio se ha ganado la tranquilidad de estar prácticamente salvado a falta de cinco jornas. Es más, realmente, los Swans nunca se han movido por la zona de descenso durante todo el año. La mitad de tabla ha sido su hogar durante esta campaña.

 

La única esperanza que le queda a Kean y sus hombres para salvar el cuello es ganar varios partidos de los que les quedan (Wigan y Norwich en casa, Chelsea y Tottenham fuera) y que sus rivales en la pelea por el descenso no acierten. Por lo tanto, los Rovers tienen que estar más pendientes de los resultados de otros encuentros, que de los suyos propios.

 

El Blackburn salió valiente al campo y durante los primeros minutos se aprovechó de un Swnasea un tanto dormido para intentar dar la sorpresa. Los medidos saques de esquina de Pedersen pusieron el peligro en las primeras ocasiones.

 

El Swansea poco a poco fue ganando metros y haciéndose con el dominio del esférico. El islandés Sigurdsson, siempre activo con su movilidad y pegada desde fuera del área, no falló en el minuto 36 cuando colocó el balón en la escuadra de Robinson con un gran lanzamiento.

 

Tras el primer gol, los Rovers parecierion ausentarse y el Swansea aprovechó el despiste para ampliar distancias. Una jugada dentro del área de Sinclair, pasó por Graham y terminó por el menudo extremo Dyer, quien con un disparo en semifallo, batió a Robinson.

 

La sentencia llegó tras una buena asociación entre Sinclair, que galopó por la banda para asistir, y Sirgudsson que envió el esférico al poste. El rebote desafortunado golpeó en Dann y el jugador del Blackburn envió el balón a su propia portería.

 

Dolorosa derrota para los de Kean a los que solo les queda encomendarse a la diosa Fortuna para que una temporada horrible tanto en el plano deportivo como institucional, tenga como en las películas un final feliz que lo arregle todo.