El Blackpool viajaba a Manchester sabiendo que una victoria aseguraba prácticamente su permanencia. Una permanencia que habría supuesto un final digno de una película de Hollywood: la historia de un equipo modesto que en segunda división no tenía otro objetivo que la permanencia y de repente se encontró en puestos de playoff y acabó ascendiendo. Este año, el Blackpool llegó a encontrarse 6º, pero acabó cediendo puntos y llegó a Old Trafford necesitado de los tres puntos, en situación idéntica que el West Ham hace tres años. Entonces, los «hammers» ganaron 0-1 y se salvaron. Por desgracia para ellos, el Blackpool no cuenta con el argentino.
El planteamiento del partido, tanto por parte de Ferguson como de Holloway era el que cabía esperar: el escocés salió con un equipo plagado de suplentes pero competitivo, con Park, Nani y Berbatov arriba. Por su parte, Holloway salió con el estilo ofensivo que caracteriza a este equipo.
El partido inició más como un partido de tenis que de fútbol, con ocasiones para ambos contendientes pero sin acertar ninguno, hasta que «correcaminos» Park peleó un balón de los que le gustan, y, tras el error del central «seasider» Evatt, la puso justo por encima de Gilks. Tras el gol, quedaba la incertidumbre de si el partido estaba ya finiquitado o si cabía esperar una reacción por parte del Blackpool, y, por suerte para el espectador, fue lo segundo. «Zurda de oro» Adam transformó un libre directo lanzado al palo del portero que tocó en la madera y llegó a la red. Al descanso, las esperanzas de cumplir el sueño romántico seguían intactas.
Estas esperanzas aumentaron cuando, tras una excelente combinación, Taylor-Fletcher marcó el 1-2, aunque, eso sí, en fuera de juego. El Blackpool había dominado de forma aplastante los primeros quince minutos de la segunda parte, pero se echaron atrás tras el gol, y ya se sabe que la alegría en casa del pobre dura bien poco. Primero Anderson empaló un disparo potente desde dentro del área; posteriormente un centro de Smalling lo empujaba Evatt al fondo de su propia portería; y por último, un pase de Anderson permitió que Owen, solo ante Gilks, dilapidara las opciones del Blackpool.
El 4-2 final refleja lo que ha sido el Blackpool esta temporada: un equipo con el que hemos disfrutado viendo su enorme potencial ofensivo, y hemos sufrido por sus enormes carencias defensivas. Se van a segunda, sí, pero lo hacen con la cabeza bien alta y orgullosos de haber peleado hasta el final con equipos de mayor potencial económico y con una hinchada que los siguió hasta Old Trafford, donde se despidieron mutuamente entre aplausos. El descenso los condena a deshacerse de su mejor jugador, Charlie Adam, que ha deslumbrado a propios y extraños con su creatividad y su golpeo con la pierna izquierda.
Por su parte, el United festejó el título liguero con su 18ª victoria local esta temporada. Todo eran sonrisas para la plantilla y para los seguidores del United, menos para Dimitar «ansias» Berbatov, que no consiguió el pichichi en solitario por no materializar ninguna de las muchas oportunidades de las que dispuso.
Manchester United: Van der Sar; Vidic (Rooney, 83), Evans, Evra, Rafael (Smalling, 45); Anderson, Fletcher, Scholes, Park (Owen, 62), Nani; Berbatov
Blackpool: Gilks; Evatt, Baptiste, Crainey, Eardley; Adam Southern (Ormerod, 87), Vaughan; Taylor-Fletcher (Varney, 76), Puncheon (Phillips, 76), Campbell
Goles: 1-0: Park (21), 1-1: Adam (40), 1-2: Taylor-Fletcher (57), 2-2: Anderson(62), 3-2: Evatt p.p. (74), 4-2: Owen (81)