El Bolton se dejó remontar dos tantos en los últimos quince minutos y ahora ya no depende de sí mismo para mantener la categoría esta temporada. Una enorme decepción la que vivieron los aficionados del Reebok Stadium, que en el minuto 75 estavan envueltos en alegres cánticos que recalcaban la presencia de los suyos el próximo año en la Premier League y que, de golpe, vieron cómo en un suspiro el West Brom marcaba dos tantos, empataba el encuentro y ponía en entredicho la permanencia para los suyos.

 

Ahora el Bolton debe esperar el devenir de los acontecimientos. Primero, ser televidente de lujo del partido de mañana entre Blackburn y Wigan con la calculadora en la mano. Lo que mejor le iría al los “trotters” es un victoria local. El segundo factor, y obviamente inapelable si Coyle quiere salvar al equipo es ganar en campo del Stoke en la última jornada. Un campo difícil pero ante un equipo que ya no tiene inquietudes en esta última jornada, más allá del orgullo de los «potters», que querrán brindar una última victoria en casa a sus aficionados.

 

Por último, y en el supuesto caso que el Bolton consiga vencer al Stoke, tendrá que esperar a que Wigan o QPR pinchen en sus respectivos encuentros. Pero no todo son malas noticas para el Bolton. Hay una de muy buena. El QPR visita nada más y nada menos que al City en la última jornada en un partido donde los de Mancini se juegan la liga. En cambio el Wigan sí lo tiene más sencillo al recibir en el DW Stadium a los ya descendidos Wolves. Así que en este lío de números entra el Bolton en la jornada más decisiva de la temporada.

 

En cuanto al partido, el Bolton fue merecedor de la victoria, pero su nerviosismo final le pasó factura. Los locales se avanzaron en el minuto 24 gracias a un penalti señalado cuando Davies fue derribado dentro del área. Petrov transformó la pena máxima.

 

Ya en la segunda parte, en el minuto 70 el Bolton doblaba su ventaja gracias a una jugada afortunada. Un centro de Petrov fue desviado por Jones, y el jugador visitante introdujo el esférico en su propia portería.

 

Con el Bolton ya casi saboreando la victoria, Brunt a quince minutos para el final, reducía la ventaja local tras una combinación con Graham Dorrans.

 

El nerviosismo se apoderó del Reebok Stadium, y de ahí se pasó al pesimismo en el tiempo de descuento, cuando Morrison, que había saltado al campo un cuarto de hora antes, empataba al encuentro con un Bolton defendiéndose con uñas y dientes.

 

Los de Coyle perdieron una oportunidad, pero aún no gastaron todas sus balas. El próximo domingo en el Britannia Stadium, el desenlace de toda una temporada de fútbol.