Ilie Oleart

El Bradford hace historia (2-1)

Desde 1962, un equipo de cuarta división no accedía a una final de la Copa de la Liga. En aquella ocasión fue el Rochdale quién logró la hazaña y en este 2013 ha sido el Bradford City, que a pesar de perder por 2-1 en Villa Park logró acceder a la final de Wembley gracias a la renta cosechada en la ida.

 

Copa de la Liga

Aston Villa 2
Bradford City 1
Ficha técnica
2 – Aston Villa: Shay Given, Ron Vlaar, Matthew Lowton, Ciaran Clark, Joe Bennett (Andreas Weimann, 70), Stephen Ireland, Fabian Delph, Barry Bannan (Darren Bent, 62), Christian Benteke, Charles N’Zogbia, Gabriel Agbonlahor.
1 – Bradford City: Matt Duke, Carl McHugh, Stephen Darby, Rory McArdle, Curtis Good, Zavon Hines (Garry Thompson, 71), Gary Jones, Nathan Doyle, Will Atkinson, James Hanson, Nahki Wells (Blair Turgott, 87).
Goles: 1-0, m.24: Benteke. 1-1, m.55: Hanson. 2-1, m.89: Weimann.
El Bradford ha sido un club que ha sufrido una larga travesía por el desierto en los últimos diez años. El club, ya golpeado por la tragedia en 1985 cuando un incendio en su estadio causó la muerte de decenas de aficionados, pasó de la Premier League a la League Two sorteando la desaparición en varias ocasiones. Pero su persistencia ha dado sus frutos. El actual 10º clasificado en League Two (cuarta división) disputará la final de la Copa de la Liga en Wembley tras eliminar por el camino a Wigan, Arsenal y Aston Villa. Su anterior (y único) título fue la FA Cup. De 1912.
 
El anterior club de cuarta división en jugar una final de esta competición fue el Rochdale en 1962. Una humillación más para el Aston Villa, campeón de Europa en el pasado, y situado 62 lugares por encima de su rival en la pirámide del fútbol inglés.
 
El puesto de Paul Lambert puede estar en riesgo según lo que suceda el viernes ante el Millwall en FA Cup. Pero eso no debe distraernos de la magnífica hazaña del Bradford.
 
James Hanson, el goleador del Bradford, trabajaba rellenando estanterías en un supermercado local hace dos años. Ahora se enfrentará a Swansea o Chelsea en Wembley por un puesto en la próxima Europa League. No está mal para un equipo que costó 7.500 libras. En total.
 
El Villa acabó jugando con cuatro delanteros después de que Lambert introdujera a Weimann y Bent para acompañar a Gabriel Agbonlahor y Christian Benteke, pero lo cierto es que solo lograron sellar la victoria en el minuto 89 y no llegaron a crear peligro en el tiempo de descuento.
 
Y eso que las cosas habían comenzado bien para el Villa. El gol de Benteke en la primera parte acercaba la final de Wembley a solo un gol. Pero los balones parados volvieron a cavar la tumba de este equipo. James Hanson marcó de cabeza a la salida de un córner y el Villa se hundió. A pesar de controlar el balón, careció de imaginación para generar peligro.
 
De hecho, las cosas pudieron haber sido peores todavía para los locales. Hanson falló una ocasión clara tras su gol y poco después el sustituto Garry Thompson envió un disparo al larguero. Los nervios se apoderaron del Villa, que acabó colgando balones a la desesperada para Benteke. Cuando más lo necesitaba, el Villa careció de un líder. Las carencias que han quedado expuestas durante el año volvieron a emerger a la superficie, comenzando por su preocupante falta de confianza.
 
El Bradford se mostró siempre sólido. Ni siquiera cuando el Villa intensificó su presión, los Bantams mostraron signo alguno de pánico. Y la inteligencia de su técnico Phil Parkinson, pretendido por el Blackpool, hizo el resto.
 
Parkinson confesó tras el partido que sabían que el rival era vulnerable a balón parado. Así que aguardaron su ocasión y la aprovecharon. El incansable Zavon Hines provocó un córner en la banda derecha y al segundo intento, Gary Jones puso el balón en la cabeza de Hanson, que remató con potencia tras liberarse del marcaje del capitán del Villa, Ron Vlaar.
 
El pitido final provocó el éxtasis de jugadores y aficionados del Bradford. Los pocos aficionados locales que permanecían en el campo aplaudieron la gesta de su rival. Conscientes, posiblemente, de que estaban presenciando un acontecimiento histórico.
 

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Ilie Oleart