Premier League
Chelsea | 2 |
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Manchester Utd. | 3 |
Ficha técnica |
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2 – Chelsea: Cech; Ashley Cole, David Luiz, Gary Cahill, Ivanovic; Mikel, Ramires, Mata (Bertrand, 71), Hazard (Sturridge, 81), Óscar (Azpilicueta, 66); Fernando Torres. |
3 – Manchester United: De Gea; Evra, Evans, Ferdinand, Rafael; Cleverley (Chicharito, 64), Carrick, Valencia, Young, Rooney (Giggs, 73); Van Persie. |
Goles: 0-1, m.3: David Luiz (p.p.). 0-2, m.11: van Persie. 1-2, m.43: Mata. 2-2, m.53: Ramires. 2-3, m.74: Chicharito Hernández. |
Llegaba el Chelsea al partido estelar de la jornada con la necesidad de confirmarse en su rol de candidato y tratando de limpiar las heridas de Dontesk. Mal negocio si enfrente está el Manchester United, equipo que a pocos aficionados enamora pero que se conoce al dedillo el abecedario del fútbol. Con Carrick y Cleverley más Rooney de mediapunta salieron los de Ferguson, intentando contrarrestar a los tres enganches locales, Mata, Óscar y Hazard.
No le haría demasiada falta recurrir a ello. Existe un código no escrito por el cual bajo ningún concepto se debe entregar desde la defensa un balón a un compañero que viene de espaldas. Óscar no debió ver el error de Pepe en Dortmund. Su despropósito terminó de la manera más esperada. Contraataque del United, balón a Van Persie dentro del área y el rebote, con mucha fortuna, David Luiz lo introdujo en su portería. Ni tres minutos y al Chelsea se le empinaba el partido.
Pero no por ello desechó su propuesta. Persistió a base de triangulaciones y asociaciones en corto, especialmente por banda derecha, donde las recepciones de Fernando Torres saldaban las salidas de los duelos en superioridad londinense, mientras Óscar ocupaba la posición de 9. Pero al United le importa poco el juego. Su ideario es simple, pero no menos eficaz. Su puño, de acero. Le bastó que Hazard no persiguiera a Rafael para montar un dos para uno en banda derecha y otro veloz contragolpe. Esta vez, Van Persie no precisó de ayuda para embocar.
Todo animaba a la deserción del Chelsea. Nada más lejos de la realidad. Mata y Hazard decidieron adueñarse del encuentro por las bravas, imprimiéndole un ritmo infernal, con alternativas, y a De Gea comenzaba a acumulársele el trabajo. Su pie derecho desvió un peligroso lanzamiento de David Luiz en una falta y su palo izquierdo evitó un gol clavado al primero, esta vez tras rechace de Johnny Evans. Rooney por delante intentaba conectar con Van Persie, pero un Cleverley dubitativo y fallón en el pase y el empuje blue, dejaban al holandés en el desierto. De Gea se erigió en el baluarte de los red devils, sacando una mano prodigiosa a un testarazo formidable de Fernando Torres. Pero contra la precisa falta de Juan Mata, nada pudo hacer. El Chelsea atacaba con todo y el United perdió el norte y si no es por De Gea, también el empate, cuando el portero español le interceptó un mano a mano a Juan Mata, ya al filo del descanso.
Se reanudó el partido y los de Di Matteo continuaban asediando en oleadas el marco del Manchester United. La decidida obstinación blue obtuvo su merecida recompensa y a centro de Óscar, Ramires se incorporó y cabeceó a gol. Tras tanta brazada, el Chelsea había conseguido llegar a la orilla. Y el tercero no anduvo lejos, pero de nuevo los pies de De Gea abortaron el tanto local, esta vez en botas de Hazard, incisivo, bravo y delicioso a partes iguales.
El partido estaba dentro de una frágil línea roja por la que transitaban unos y otros. Los locales, merecedores de la victoria, con el fútbol más alambicado que se haya visto en Stamford Bridge en años. Los visitantes, con su tradicional receta de presión, robo y salida rápida. Tácticamente el encuentro posiblemente fue un horror, como sugirió ver a Rooney de regista una vez que Ferguson introdujo a Chicharito por Cleverley. Para el espectador, todo un lujo. Ni un momento de pausa. Sin embargo, cualquier error, cualquier detalle, por nimio que pareciese, iba a decantar el duelo. Y así fue. Recuperación, balón al espacio y Ashley Young que cae solo o por un ligero rozamiento con Ivanovic, que se marchó expulsado con roja directa. La cuestión no está en si fue justa o no la expulsión, sino en que apenas siete minutos después el árbitro no siguió el mismo criterio con Fernando Torres, al que sacó su segunda amarilla por simular en una acción calcada, en que fue derribado por Jonny Evans. Aunque siendo justos, la primera amarilla del delantero madrileño tuvo un color más que anaranjado. Clattenburg también se tragó una mano de David Luiz muy claras dentro del área. Unos y otros pueden quejarse. En todo caso, jaque mate.
Las puertas se le abrieron de par en par al United y no lo desaprovechó. Hacia la media hora de partido, un cúmulo de rechaces en el área local tras una ocasión de Van Persie, cayó en las botas de Rafael. Su disparo, en fuera de juego, lo tocó Chicharito y gol. El Manchester United se adelantaba ya de manera definitiva.
Con más corazón que cabeza, el Chelsea lo intentó, en los pies de Hazard o de David Luiz, que lo mismo ocupaba la posición de extremo derecho que de mediapunta. Ya se sabe que el central brasileño no es un jugador apto para cardíacos. Con unas condiciones físicas y técnicas espectaculares, aún no se ha aprendido ni los conocimientos más rudimentarios del juego. Sea como fuere, su empeño fue estremecedor. Pero insuficiente para un Chelsea que mereció mucho más y que murió en gran medida víctima por sus propios errores. La victoria habla mucho de los de Ferguson, de su oficio y de su capacidad competitiva. Indesmayables, en cualquier detalle pueden encontrar petróleo, como ocurrió en Stamford Bridge. La cabeza de la Premier League queda igualada a tres bandas.