Champions League
PSG | 1 |
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Chelsea | 1 |
Ficha técnica |
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1 – Paris Saint-Germain: Sirigu, Van der Wiel, Marquinhos, Thiago Silva, Maxwell, Verratti, David Luiz, Matuidi, Lavezzi (Pastore, 81), Ibrahimovic, Cavani. |
1 – Chelsea: Courtois, Ivanovic, Cahill, Terry, Azpilicueta, Ramires, Matic, Willian (Cuadrado, 79), Fàbregas (Oscar, 83), Hazard, Diego Costa (Remy, 81). |
Goles: 0-1, m.36: Ivanovic. 1-1, m.54: Cavani. |
José Mourinho entiende el fútbol como algo racional. Explicable y lógico. Donde no existen las casualidades y sí las responsabilidades. El portugués, se dice, no ha aportado nada especial o innovador al mundo del fútbol. Sino que ha perfeccionado los aspectos ya existentes. Los ha trasladado al máximo exponente y los ha exprimido hasta los límites del pragmatismo. Dentro de las eliminatorias de la Liga de Campeones, eso se traduce en cumplir con la media inglesa. Empatar fuera y ganar en casa.
Esta máxima se cumplió hasta el descanso porque el París Saint-Germain lo permitió. Aceptó el ritmo suave del juego. El partido táctico y cómodo. El que propuso y favorecía al Chelsea. Tras el descanso, los franceses activaron el ritmo de partido necesario para luchar contra ese éter de parsimonia y fútbol control de los equipos de The Special One.
En el primer tiempo pasaron cosas. Pero siempre a favor del Chelsea. Exceptuando un par de ocasiones de Blaise Matuidi y Zlatan Ibrahimovic, desbaratadas por Thibaut Courtois, todo fue en favor de la lección de Mourinho. Ese planteamiento a pocos goles, a esperar el error del rival o la jugada puntual para hacer gol. La paciencia y sapiencia táctica. La experiencia en partidos de gran calibre. El librillo del portugués.
Y obtuvo premio (como muchas otras veces). Pero esta vez, el parámetro del gol llegó de forma rocambolesca. Centro de John Terry desde la banda, taconazo de Gary Cahill y remate de Branislav Ivanovic de cabeza a gol. Cuanto menos curioso.
El Chelsea, hasta ese momento, no había sido superior, pero tampoco inferior. Supo maniatar al PSG con astucia y solidez. Además, Ibrahimovic, el factor diferencial del conjunto francés, no es el de la temporada pasada. Su influencia en el juego ha disminuido. No baja tanto a recibir. Ya no ayuda en el mediocampo. Ni exhibe su talento con la misma continuidad. Le cuesta. O no le apetece.
Laurent Blanc fue inteligente. Le cedió la posesión al Chelsea pero anuló a Cesc Fábregas. Con un marcaje mixto. Individual, en caso de querer recibir en el campo de los locales sin haberse instaurado los blues en fase ofensiva. Y más laxo si el Chelsea ya tenía ocupado el terreno de los franceses. Variante táctica que tuvo buen resultado. La producción futbolística del Chelsea fue ínfima.
En el segundo tiempo, el Paris Saint-Germain despertó. Salió a relucir el atavismo. Sobre todo a través de Edinson Cavani. El uruguayo subsanó con esfuerzo y carisma la pereza de Ibrahimovic. Marcó el empate en un soberbio remate picado de cabeza a centro de Blaise Matuidi y participó de forma constante en el ataque del equipo francés. Courtois evitó la derrota en varias ocasiones. En el libro de Mourinho también está el factor del portero de garantías.
El Chelsea sufrió. No hizo un partido brillante, pero sí muy práctico. Como siempre. Jose Mourinho volvió a cumplir con su objetivo y libro de estilo. El Chelsea empató fuera de casa y tratará de sellar su clasificación en casa, como ya hizo la temporada pasada en cuartos de final frente a este mismo rival.