Juan Antonio Parejo

El Chelsea se topa con el empate en White Hart Lane

Inmerecido empate de los «blues», que se aferraron a Romeu y Sturridge. Unas tablas que saben a poco para el Tottenham, que pudieron decidir el encuentro en los primeros compases. Villas-Boas presentó una alineación más conservadora que en los últimos encuentros. 

 

Premier League

Tottenham 1
Chelsea 1
Ficha técnica
1 – Tottenham: Friedel, Assou-Ekotto, Gallas, King, Walker; Sandro, Parker, Modric, Van der Vaart (Pavlyuchenko, 45), Bale; Adebayor.
1 – Chelsea: Cech, Ashley Cole, Terry, Ivanovic (Paulo Ferreira, 32), Bosingwa; Obi Mikel (Oriol Romeu, 45+2), Ramires, Meireles; Mata, Sturridge, Drogba (Fernando Torres, 76).
Goles: 0-1, m.7: Adebayor. 1-1, m.22: Sturridge.
Atractivo pulso el mantenido en White Hart Lane entre Tottenham y Chelsea en lo alto de la tabla, que quizá no satisfaga plenamente a ninguno de los dos conjuntos. En los visitantes, un temeroso Villas-Boas sentó a Frank Lampard y Oriol Romeu, introduciendo a Obi Mikel y Ramires, quién se hartaría de hacer kilómetros durante el partido. La pregunta es para qué.
 
Los de Redknapp arrancaron como un ciclón, presionando a los centrales “blues”. Con Lennon lesionado, Van der Vaart cedió a Kyle Walker todo el carril derecho. Mezclaron como quisieron en corto una y otra vez Sandro, Parker y Modric, en constante movimiento en el centro del campo ante la impotencia del Chelsea, que veía además cómo Gareth Bale percutía por la banda izquierda. En un robo de Sandro, Bale avasalló a Ivanovic y Bosingwa y lanzó un centro que remató a placer Adebayor, ante una pésima salida de Cech. Parecía que el partido solo tenía un color: el blanco de los Spurs. Bale se enseñoreaba del extremo zurdo, Adebayor bajaba a descargar cuando era preciso, y Parker y Modric mareaban a la medular visitante, acaparando casi por completo la posesión de balón. Al Chelsea solo le quedaba la salida más simple y tosca, el pelotazo a Drogba. Para colmo, Ivanovic se lesionó y entró Paulo Ferreira en el lateral derecho. El panorama para Villas-Boas no podía ser más desalentador, contemplando cómo Mikel no tenía noticias del balón y Ramires constantemente iba y venía sin saber a dónde. De Mata y Meireles, no había noticias.
 
Pero el fútbol siempre fue un deporte caprichoso y sus designios, imprevisibles. Cuando más arreciaba contra el marco de Cech, Van der Vaart no ayudó cerrando un desdoble de Ashley Cole, cuyo centro se encargaría Sturridge de enviarlo a la red. Llovía maná para el Chelsea, cuando nadie lo hubiera imaginado.
 
El gol resultó ser un puñetazo terrible en el estómago del Tottenham, quien al punto se desajustó, dejó de encimar la salida visitante y su juego de asociaciones se perdió en el diván. Hasta tal punto recobró la vida el Chelsea que, sin merecerlo, pudo haberse puesto por delante en un remate al palo de Drogba, cerca de la media hora de juego. Acumulaban más posesión los “blues”, pero con el mismo fin, balón largo al marfileño. Howard Webb también se daría el gusto de adquirir su cuota de protagonismo: incomprensiblemente, indultó dos acciones de Ramires y Adebayor que hubieran supuesto la expulsión de ambos. No sería además la última amnistía otorgada por el colegiado, que volvería a perdonar al espigado togolés en la segunda parte.
 
Justo antes del descanso, como no hay mal que por bien no venga, Obi Mikel se lesionó y Oriol Romeu ingresó en el terreno de juego, ejerciendo en la salida de balón de tercer central. Con el catalán sobre el piso, el Chelsea ganó en racionalidad en su juego y llegó a equilibrar el pulso con los Spurs. Hasta tal punto ganaron los “blues” con el catalán en juego, que tuvieron ocasión de adelantarse, con una clara oportunidad fallada por, redoble de tambores, Ramires. Que Villas-Boas tenga tanta confianza en el exjugador del Benfica es un absoluto misterio.
 
Por su parte, el Tottenham olvidó el guión del partido y mostró su lado más anárquico. Un fiel reflejo de este descontrol fueron los movimientos de Gareth Bale, que empezó a recibir por ambas bandas indistintamente para acabar en nada. Tan solo la enorme calidad y el carácter de un siempre delicioso Luka Modric enlazaba a los del norte de Londres con su plan inicial.
 
Perdido y desorientado como estaba el partido, en sus últimos diez minutos se convirtió en un auténtico correcalles. Pudo ganar el partido el Chelsea en un tiro lejano de Romeu, de lo mejor de su equipo, y en otra ocasión de, quién si no, Ramires. Pero más opciones tuvieron los locales, en las botas de Gallas, Sandro y especialmente Adebayor, al que solo la espalda de un afortunado Terry ya en el suelo separó de lograr la victoria, tras una fantástica cabalgada de Gareth Bale. Los últimos minutos del partido permitieron ver de nuevo a Fernando Torres, para quien el sueño de disputar la Eurocopa con España parece alejarse cada día más.
 
No entró el balón por centímetros y el Chelsea acabó firmando el empate, que deja a ambos en la zona aristocrática de la Premier, pero no les acaba de acercar a posiciones más ambiciosas. Pudo ganar fácilmente el Tottenham en los primeros minutos, pero el gol de Sturridge reveló tal vez un punto de inmadurez psicológica en los locales, incapaces de volver a coger el hilo del encuentro. En todo caso, los Spurs, a falta de un partido, se consolidan en zona de Champions League con todo merecimiento.
 

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Juan Antonio Parejo