El Manchester City llegará a febrero en la cima de la Premier League, animado por el hecho de que el equipo que se encontraba en esa posición los últimos ocho años acabó ganando. Pero su actuación en Goodison este martes dejó mucho que desear y difícilmente será recordada por los aficionados. Lo que sí será recordado fue la aparición de un espontáneo en la primera parte que se esposó a uno de los postes de Joe Hart.

 

El partido se vio interrumpido por la aparición de un hombre de mediana edad protestando por las políticas de selección de Ryanair, a causa de las cuales su hija no fue contratada por la aerolínea. El juego estuvo suspendido cuatro minutos mientras una docena de policías y guardias de seguridad se esmeraban en liberarle. La solución apareció finalmente en forma de tenazas para cortar las esposas. No le habría ido mal al City que el partido hubiera sido aplazado en ese momento.

 

El City no pareció un equipo capaz de luchar por el título. El Everton, un equipo lastrado por varias lesiones, parecía el rival propicio para enderezar el rumbo. Pero nada de eso. El gol de Darron Gibson, el primero con el Everton, significa que el City solo ha ganado dos de sus últimos 15 partidos de liga en Goodison.

 

El Everton no pudo contar con Distin y Jagielka, sus centrales titulares, y la edad media de sus seis jugadores de campo en el banquillo estaba por debajo de los 20 años. Pero el City volvió a mostrar su peor cara.

 

Roberto Mancini se autoinculpó por la derrota. Dijo que había preparado mal al equipo y había subestimado al rival. «Debería haber sabido que jugar aquí nunca es fácil. Nunca», dijo.

 

El City controló la posesión pero no supo qué hacer con ella. Sus laterales no penetraron, los delanteros no aparecieron y el equipo no demostró el mismo espíritu competitivo que el Everton, un equipo caracterizado en la etapa de Moyes por su solidaridad.

 

La excelente actuación del Everton podría personificarse en Tony Hibbert, un lateral derecho que actuó como central. John Heitinga también estuvo brillante. Nikica Jelavic, que presenció el encuentro desde la grada tras cerrar su fichaje por los «toffees», debió quedar impresionado.

 

El City tuvo la oportunidad de adelantarse mediante un disparo lejano de Samir Nasri que se estrelló en el palo pero, en total, solo dispararon a puerta tres veces. Los pases carecieron de la velocidad habitual. Incluso en la media hora que tuvieron para remontar el encuentro, su presión jamás inquietó al rival.

 

David Silva y Sergio Aguero fueron los únicos que generaron algo de peligro. Tan solo un par de reclamaciones de penalti por manos de Phil Neville y una falta de Tim Howard sobre Joleon Lescott. Muy poco.

 

También el Everton reclamó gol tras un remate del mejorado Denis Stracqualursi nada más comenzar el partido, pero el balón fue rechazado por Lescott sobre la línea de gol. Incluso con Kompany de vuelta, el City pareció más frágil de lo habitual.

 

Y el gol acabó llegando a los 59 minutos. Donovan puso en bandeja el balón a Gibson, cuyo disparo fue desviado por Kompany y acabó en el fondo de las mallas. Si el Manchester United acaba ganando la liga, su exjugador habrá contribuido decisivamente.