Alvaro Oleart

El dinero no da derbis. Y Balotelli tampoco (2-3)

Yaya Touré y Zabaleta igualaron para el City los dos goles de Rooney. Sin embargo, un lanzamiento de falta en el descuento de Van Persie dio la victoria al Manchester United, que se sitúa ya con seis puntos de ventaja respecto al City.  

 

Premier League

Manchester City 2
Manchester Utd. 3
Ficha técnica
2 – Manchester City: Hart; Zabaleta, Nastasic, Kompany (K. Touré, 21), Clichy; Barry, Y. Touré (Dzeko, 84); Nasri, Silva, Agüero; Balotelli (Tévez, 52).
3 – Manchester United: De Gea; Rafael, Evans (Smalling, 49), Ferdinand, Evra; Cleverley (Welbeck, 88), Carrick; Valencia, Rooney, Young; Van Persie.
Goles: 0-1, m.16: Rooney. 0-2, m.29: Rooney. 1-2, m.60: Y. Touré. 2-2, m.86: Zabaleta. 2-3, m.92: Van Persie. 
Dicen que el dinero no da la felicidad. Tampoco da otras cosas. Por ejemplo, ganar al club de fútbol vecino, el cual es al mismo tiempo el máximo rival de cara a conquistar de nuevo la Premier League. Sobre todo cuando el dinero ha sido tan pésimamente invertido como en el caso del Manchester City. Pagar 25 millones de libras por un jugador no hace bueno al jugador. Balotelli y Nasri (46 millones de libras), probablemente los dos jugadores más sobrevalorados del fútbol mundial, son el más claro ejemplo. Kolo Touré (16 millones), que jugó 70 minutos, también.
 
Frente a este despilfarro absurdo y desmedido se encuentra un modelo económico que también requiere inversión, pero basado en el conocimiento y no en la astrología (es la única forma por la cual se puede entender que alguien pague 24 millones por Balotelli). Tres de los cuatro fichajes más caros de la historia del Manchester United fueron protagonistas de la victoria sobre sus «ruidosos vecinos»: Rooney (27 millones), Ferdinand (27 millones) y Van Persie (24 millones).
 
El mayor conocimiento y criterio que ha demostrado tener Ferguson a la hora de los traspasos es el mismo que le hizo acertar con la estrategia para vencer al City. Consciente de la superioridad de los Citizens en el centro del campo, Ferguson mandó marcar individualmente a Yaya Touré, misión acometida por Carrick. El City empezó dominando la posesión del balón, pero los Red Devils estaban bien cerrados atrás y apenas cabía un alfiler.
 
Cómo no, el United aunó sus dos armas más poderosas para tomar ventaja: el contraataque y las bandas. El primer gol del encuentro llegó tras un contraataque fantásticamente conducido por Ashley Young, con la inestimable ayuda de Van Persie. El extremo inglés recibió una milimétrica dejada de pecho del delantero holandés para encarar una defensa descompuesta por completo, pues tanto Kompany como Zabaleta habían perdido la posición. Young entregó el balón a Rooney, que puso el 0-1 con un disparo raso imparable para Hart, que fue agarrado a contrapie.
 
Poco más tarde, una excelente combinación entre Valencia y Rafael acabó con un centro raso al centro del área, donde aquel joven que llegó con 18 años a Old Trafford volvía a demostrar que valió la pena apostar por él.
 
Los problemas para el City eran infinitos. Kompany tuvo que ser sustituido por lesión en beneficio de Kolo Touré. Sin embargo, Mancini decidió no hacer cambios al descanso. Lo pudo pagar caro. El marcador debió haber sido 0-3 en el minuto 58, cuando Martin Atkinson anuló un gol legal a Ashley Young por fuera de juego.
 
Lo que pudo ser un 0-3 se convirtió a los pocos minutos en un 1-2 y, a falta de cinco minutos, en un 2-2. Primero Touré tras una larga jugada en que De Gea realizó una fantástica parada ante Silva y luego Zabaleta con un disparo desde la frontal tras un mal despeje de la zaga del United ante un córner fueron los encargados de poner las tablas.
 
Con el empate, el City se lanzó a tumba abierta a por la victoria. Y estuvo cerca de llegar. Sin embargo, ya en descuento, una falta innecesaria de Tévez permitió a Robin Van Persie, al igual que Rooney, demostrar que la inversión hecha en él valió la pena. En la celebración del gol llegó la nota negativa del encuentro. Un aficionado local lanzó una moneda al campo que impactó en la cabeza de Ferdinand y abrió una brecha en la cabeza por la que comenzó a sangrar abundantemente. El City pidió disculpas luego por esa acción y prometió colaborar con las autoridades para identificar al responsable.
 
Hacía dos años que el Manchester City estaba invicto en liga como local. Esto habla de la importancia de esta victoria para la moral del Manchester United, que la temporada pasada perdió ambos encuentros ligueros frente a los de Mancini, campeones a la postre. Esta derrota también pone a Roberto Mancini en el candelero pues, tras lograr apenas tres puntos en seis partidos de Champions, ahora su equipo se sitúa a seis puntos del United. Su destitución estaría justificada tras lo visto en el día de hoy. Si bien es cierto que los locales dispararon más veces que los de Ferguson (de hecho, el United tuvo un 100% de efectividad, pues sólo chutó tres veces entre los tres palos), el City fue un drama a nivel defensivo y ofensivamente faltó creatividad por doquier. Balotelli sólo tiene creatividad para incendiar su casa. Nasri ni eso. Agüero no está en forma. Silva tampoco. Y Yaya Touré estuvo perfectamente vigilado por Michael Carrick. Y a todas estas, Carlos Tévez y Edin Dzeko en el banquillo. Tévez debió haber sido titular y apenas contó con 40 minutos. Dzeko dispuso de cinco. 
 
Por último, Tom Cleverley jugó un magnífico partido. Poco a poco está justificando la confianza que Ferguson le está ofreciendo. Jugadores como Cleverley simbolizan lo que es este Manchester United: un equipo. El joven inglés hizo el trabajo sucio, corriendo todo lo necesario y más, incluso a pesar de ser consciente de que su punto fuerte es su visión de juego con el balón en los pies. Ferguson ha logrado, una vez más, que para todos sus jugadores sea más importante el colectivo que el individuo. Ha fomentado el espíritu de equipo, tan importante en el fútbol. Mancini está logrando todo lo contrario. Cada uno de los jugadores del City, formados evidentemente en otros clubes y por los que se ha pagado una millonada, corren por el campo anárquicamente. Sin sentido. Y, para colmo, parecen haber perdido la suerte. Este año no ganarán la Premier en el descuento del último partido de liga.
 

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Alvaro Oleart