Llegaba el Manchester City a Londres para visitar al Fulham, colista de la Premier League. Se esperaba una cómoda victoria para los «citizens», máxime teniendo en cuenta que el City se adelantó por 0-2 con dos goles de Agüero.

 

Pero esta es la magia del fútbol. El Fulham, que no ha tenido un comienzo de temporada precisamente espectacular, logró empatar en la segunda parte. La remontada ante un rival tan ilustre provocó una celebración desenfrenada en Craven Cottage y tal vez el inicio de una pronta recuperación.

 

Fue una remontada inesperada. El City se paseó en la primera parte, con Sergio Agüero prolongando su extraordinario comienzo en el fútbol inglés con dos goles más.

 

El primero llegó a los 18 minutos, cuando Gareth Barry encontró a David Silva, y en un suspiro la velocidad del ataque del City desarboló a la defensa del Fulham. Los defensas de los «cottagers» pidieron fuera de juego pero el árbitro no pitó y Agüero aprovechó el pase de Silva para marcar con su habitual calma.

 

El City tardó 11 segundos en marcar el 0-2 tras la reanudación. Gaël Clichy envió un balón largo tras el saque de inicio hacia Edin Dzeko, que bajó el balón con la cabeza y se lo puso en bandeja para que Agüero disparara desde fuera del área y batiera al portero de disparo cruzado.

 

Tras recibir el segundo de esa forma, la recuperación del Fulham fue tan impresionante como inesperada. A los 55 minutos recortaron distancias gracias a una combinación entre Moussa Dembélé y Clint Dempsey, que permitió a Bobby Zamora disparar desde dentro del área un impecable disparo a la escuadra ante el que nada pudo hacer Joe Hart.

 

En la primera parte, el Fulham se mostró miedoso, consciente de lo que podía suceder si dejaba espacios a sus espaldas. Pero en la segunda, un nuevo impulso apareció en el equipo de Jol. Una intervención medida de Micah Richards en el área de penalti impidió a Dempsey marcar el empate. El portero del City tuvo que intervenir con más asiduidad. Antes del gol tuvo que estirarse para detener un disparo raso de Dembélé. La persistencia del Fulham pagó sus frutos cuando Murphy disparó desde fuera del área y el balón rebotó en Kompany para colarse en la portería.

 

Fue la primera vez que el City se vio exigido en la temporada. Y le temblaron las piernas.