Ilie Oleart

El increíble viaje del Bradford

Este domingo, el Bradford se medirá al Swansea en Wembley en la final de la Copa de la Liga. Haber alcanzado esta cota representa una hazaña única para un club de cuarta división como los Bantams, el precio de cuyo equipo asciende a la irrisoria cantidad de 7.500 libras. Y con un pasado marcado por la tragedia.

 
En una temporada en que la FA Cup nos ha deparado pocas sorpresas (ay, pobre Liverpool), toda la magia la ha absorbido la Copa de la Liga. Y un club, el Bradford City.
 
El club de Yorkshire ha vuelto a situarse bajo la luz de los focos tras una década de constante declive, que le ha llevado desde la Premier League hasta la League Two, la cuarta división. De hecho, los Bantams son el club que ha participado en la Premier que se encuentra en una división más baja.
 
Cuando uno considera los medios con los que el Bradford ha logrado el hito de alcanzar la final de la Copa de la Liga, la hazaña cobra un nuevo cariz. El precio total de la plantilla que ha encandilado a Inglaterra es de 7.500 libras. No es mucho para un equipo que ha eliminado a tres equipos de Premier en su camino hacia la final. Varios equipos de Conference (quinta división) han gastado sumas superiores para ascender a League Two.
 
Pero eso no es todo. Esas 7.500 libras se han invertido en un solo jugador, el delantero James Hanson. Hanson es un exreponedor de supermercado que marcó en Villa Park y ayudó a los Bantams a llegar a Wembley. El Bradford pagó 7.500 libras al Guiseley hace cuatro años por Hanson. Desde entonces, el club no ha gastado una sola libra en fichajes. Todos los demás jugadores llegaron libres.
 
El fichaje récord del Bradford sigue siendo David Hopkin, contratado por 2,5 millones procedente del Leeds en verano de 2000. Más o menos cuando comenzó el declive del club.
 
En los años 90, Geoffrey Richmond llegó del Scarborough para presidir los Bantams y el club se sumergió en una espiral de gasto que permitió al club ascender a la Premier por primera vez en 77 años bajo el mando del técnico Paul Jewell, donde permaneció dos temporadas antes de caer con la misma rapidez con la que había emergido.
 
El club fichó a golpe de talonario a Hopkin, Benito Carbone y Dan Petrescu, a pesar de lo cual acabó descendiendo. Un año más tarde, el club estaba intervenido judicialmente con una deuda estimada en 13 millones de libras. Una situación financiera que ha provocado tres descensos en once años.
 
Pero si un suceso ha marcado la historia del Bradford fue el incendio que en mayo de 1985 provocó la muerte de 56 personas. El club aprovechará la visita a Wembley para conmemorar la muerte de esos aficionados. Los jugadores lucirán unos uniformes con el número 56 en los instantes previos a la final contra el Swansea.
 
Como el técnico Phil Parkinson reconoció, “cuando llegué aquí, me di cuenta enseguida que existe un vínculo especial entre el club y sus aficionados a causa de la tragedia. He recibido cartas de personas cuyos familiares murieron en el incendio y he hablado con personas que estuvieron en el estadio aquel día”.
 
Como bien explica Parkinson, “este día es para recordar a esas personas. Es importante para la ciudad. Debido a los descensos del club, existe la sensación que fuera de la ciudad se ha olvidado la tragedia y la muerte de esas personas”.
 
Pero el cuento de hadas del Bradford no solo permitirá recordar a escala nacional el momento más duro de la historia del club. La brillante trayectoria del club en la Copa también ha permitido a la ciudad de Bradford mejorar una imagen muy deteriorada en los doce años transcurridos desde que el club abandonó la Premier League. Disturbios raciales, titulares negativos y un centro de la ciudad en pleno declive, con un enorme agujero donde se suponía que debía instalarse un centro comercial. También ha habido múltiples desilusiones, como cuando se pospuso la apertura de una escuela pública en la antigua tienda del club solo nueve días antes de su inauguración.
 
Por si fuera poco, la ciudad ha sido víctima de los estereotipos propagados por programas como Make Bradford British (Channel 4), que consideró Bradford como “la ciudad más segregada de Reino Unido”. De los más de 200.000 habitantes de Bradford, casi el 70% son blancos mientras el 22% son de origen asiático. Es la tercera ciudad con el porcentaje más alto de este grupo en toda Inglaterra. Dos grupos cuya convivencia no ha sido sencilla.
 
Eso explica la reacción unánime de la prensa inglesa ante la fotografía de una chica musulmana con el hijab gritándole a Barry Bannan en el partido de ida de semifinales ante el Aston Villa. El fútbol ha vuelto a unir a la ciudad, sin importar la raza o la religión. Los Bantams llevan años intentando acercar el club a la comunidad asiática de Manningham y otras áreas cercanas.
 
El copresidente Mark Lawn afirma que el apoyo al Bradford en la ciudad ha sido magnífico, no solo en la Copa sino también en liga. La media de asistencia es casi de 10.000 espectadores, a pesar de que la media de la liga es de unos 4.000.
Sin embargo, el éxito en la Copa de la Liga también ha tenido sus contras. El desgaste provocado por la acumulación de partidos y la presión le ha costado al Bradford sus opciones de ascenso a League One. La semana en que derrotaron al Arsenal, los Bantams eran cuartos. Dos meses después, están en 11º lugar y a 8 puntos del play-off de ascenso.
 
Afortunadamente para el Bradford, la aparición en Wembley reportará al club un millón de libras entre taquilla y televisión. Ese dinero, según el copresidente Mark Lawn, se destinará a lograr el ascenso la próxima temporada, en caso de no lograrlo en esta. Menos 250.000 libras, que se repartirán los jugadores en concepto de primas.
 
Ese dinero también permitió al club viajar a Tenerife durante la pausa invernal, cuando Apperley Bridge estaba cubierto por un palmo de nieve, y realizar un viaje a Las Vegas cuando finalice la temporada.
 
Al que posiblemente también acudirá el técnico Parkinson. Su excelente trabajo provocó que el Blackpool de Championship se interesara por él a media temporada, pero decidió mantenerse fiel al club. Y está cerca de renovar su contrato, que finaliza en verano, por dos años más.
 

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Ilie Oleart