Premier League
Liverpool | 2 |
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Newcastle | 0 |
Ficha técnica |
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2 – Liverpool: Mignolet, Johnson, Can, Lovren, Moreno, Henderson, Lucas, Allen, Ibe (Borini, 58), Coutinho, Sterling (Lambert, 89). |
0 – Newcastle: Krul, Taylor, Janmaat, Williamson, Anita, Colback, Abeid (Armstrong, 75), Obertan (Gutiérrez, 67), Sissoko, Cabella, Pérez (Gouffran, 86). |
Goles: 1-0, m.9: Sterling. 2-0, m.70: Allen. |
La Premier League se caracteriza por partidos como el de Anfield Road. Apasionantes, divertidos, con alternativas, oportunidades y errores. Con el permisivo arbitraje de Lee Mason y los fallos defensivos del Liverpool y los del Newcastle en todos los aspectos. Pero el aficionado seguro se divirtió.
El Newcastle empezó como una de las revelaciones de la temporada junto al West Ham y al Southampton pero se ha ido diluyendo cual azucarillo en el agua tras la marcha de Alan Pardew. A día de hoy, los Magpies cometen errores básicos en sus principios de juego. Tan simples como poder sacar el balón desde atrás con cierto criterio sin incurrir en riesgos. O mantener algo de tensión defensiva frente a los jugadores de mayor capacidad del rival.
El Liverpool empezó fuerte y castigó todas las carencias de las urracas. Agresivo a la hora de robar, con la posición de Philippe Coutinho como falso nueve y la explosividad de Sterling y Jordan ibe en las bandas. Los de Brendan Rodgers sometieron al Newcastle a lo largo del primer tiempo. Creando ocasiones con asiduidad, profundizando. Y divirtiendo al público.
El atractivo planteamiento inicial obtuvo su premio. Un desplazamiento en largo de Jordan Henderson controlado por Sterling en el lado izquierdo, era continuado por un desborde del desequilibrante joven de los Reds con una acertada definición al palo largo. Un gol para reivindicarse después de las polémicas que le han acechado en las últimas semanas, desde sus imágenes fumando una shisha hasta la renovación de su contrato.
El Liverpool implantaba su idea de juego a través del robo en campo contrario. Más difícil se le hacía recuperar la pelota en su propio campo. Donde los Reds se limitan a replegar hasta las inmediaciones de su área. Consiguientemente, los de Brendan Rodgers tienen más metros a recorrer hacia la portería rival tras la recuperación del esférico dificultando las opciones de contragolpe. Esto sucedió al acabar el primer tiempo y en el inicio del segundo.
Fue entonces cuando el Newcastle tomó el mando del partido. Con una presión agresiva a través de la velocidad o la zancada de Ayoze Pérez (muy activo todo el encuentro), Rémy Cabella o Moussa Sissoko. Jon Carver implantó un fútbol más arriesgado y le dio resultado. Excepto por el gol. Los magpies gozaron de oportunidades y anularon las opciones del Liverpool para contactar con los genios Coutinho y Sterling.
Los Reds aguantaron el envite y se encontraron con la sentencia de Joe Allen en un balón colgado que no acertó a despejar Mike Williamson. La victoria del Liverpool era justa. Era mejor equipo, cometía menos errores y tenía una mayor pegada. Racional la sentencia por tanto.
Sin embargo, suscita cierto recelo los fallos en el entramado defensivo del Liverpool. Su incapacidad de robar la pelota una vez superada su primera línea de presión. La falta de solidez en sus centrales, en especial Dejan Lovren. Y la falta de continuidad en los partidos. Con grandes avalanchas de fútbol directo y grandes períodos de fútbol estéril. Incomprensible.
En definitiva. Ganó el que lo necesitaba y perdió el que se vio incapaz de marcar. El Liverpool acecha al Manchester City para tentar el cuarto puesto. El Newcastle sigue en terreno de nadie. Las urracas no encuentran su rumbo.