Salieron los dos equipos con algunas sorpresas en sus onces: Arsène Wenger, suponemos que en un último intento de retener a Samir Nasri, le concedió la posición de enganche que siempre había anhelado el francés, pero que nunca pudo ocupar con regularidad porque Fàbregas era el dueño. Seguramente el técnico galo le quiso decir con este gesto, que si Nasri se queda, será el líder de los “gunners”.
La sorpresa de Dalglish fue dejar en el banquillo al jugador que más cotiza en Liverpool actualmente, Luis Suárez. El entrenador “red” decidió prescindir del uruguayo a cambio de poder ejercer un control mayor sobre el medio del campo colocando el trivote Leiva-Henderson-Adam, con las habituales ayudas de Kuyt. Colocó a Downing en la banda y esperó que alguno de sus buenos centros fuese rematado por Carroll. Ahora ya sabemos porqué el Liverpool contrató a todos los centrocampistas disponibles en Europa y parte del resto del mundo, para renunciar a un atacante y poblar la zona medular.
El primer disgusto para Wenger ocurrió bien pronto y llegó en forma de lesión de uno de los pocos jugadores que parecen fiables en este Arsenal, Laurent Koscielny. El central se lesionó en la zona lumbar y tuvo que ser sustituido por el joven español Ignasi Miquel, de solo 19 años. Con este cambio, el Arsenal se encontró con una defensa inédita formada por Jenkinson, Sagna, Vermaelen y el propio Miquel.
Mientras los zagueros se acomodaban aún al cambio y Miquel se sacudía la presión de entrar en un partido de tal calibre, llegó la mejor oportunidad del Liverpool, con la jugada que quería Dalglish: centro de Downing y gran cabezazo de Carroll a la escuadra. La suerte de Wenger es que, de momento, si algo le está saliendo bien esta temporada, es su portero. Szczesny parece haberse afianzado, y muestra cualidades y seguridad cada partido.
La respuesta de los “gunners” llegó en el minuto 30 con un disparo raso de Frimpong ante el que Reina tuvo que lucirse para enviar a córner.
A partir de ahí, el partido se rompió. El balón deambulaba de portería a portería rápidamente, casi sin pasar por en centro del campo y asistimos a algo poco común, la actuación de un irreconocible Arsenal que solo gozaba de un 40% de la posesión.
Antes del descanso, pudimos ver una excelente jugada de Samir Nasri que recogió el balón en su campo y llegó hasta la frontal del Liverpool, pero su chut salió pegado al palo. También Downing lo intentó de disparo lejano, pero nadie movió el marcador antes del receso.
La reanudación siguió con un partido roto. Ambos equipos se olvidaron de combinar en el medio campo y buscaron la portería contraria lo más rápido posible. Kelly en el 57 tuvo la primera ocasión tras una dejada de Carroll, pero su chut lo repelieron entre Szczesny y el palo. La respuesta del Arsenal la creó Arshavin robando la cartera a la defensa “red”, pero su pase a Van Persie acabó en un remate algo centrado, que Reina sacó a corner con la rodilla.
Cuando parecía que el Arsenal se estiraba más y el Liverpool retrasaba sus filas, llegó la locura de Frimpong. El ghanés realizo una entrada con la plancha que le costó la segunda amarilla, pero que podría haber sido perfectamente de roja directa. A partir de ahí, hubo un carrusel de cambios que reflejaron las intenciones de cada entrenador después de la expulsión. Dalglish buscó el partido dando entrada a Meireles y Suárez (dos jugadores que deberían haber estado en el campo desde el inicio) y Wenger intentó conservar el resultado dando entrada a un pivote como Lansbury por un delantero como Arshavin.
Solo tardó Suárez 3 minutos en mostrar su calidad y poner a prueba a Szcesny, adelantando lo que vendría en pocos minutos. En el 77, una pared en la frontal del área entre Suárez y Meireles (donde se pidió fuera de juego del uruguayo), dejó al delantero «red» frente Szcesny. Igansi Miquel le arrebató el balón con la puntera antes que rematese, con tan mala suerte que su despeje dió en el pecho de Ramsey y el balón se coló por encima del guardameta polaco.
Después del gol, el Arsenal intentó apretar por el empate, pero ni su juego ni su físico están hoy para grandes alardes ni heroicidades. El Liverpool aprovechó los huecos de la defensa adelantada de los “gunners” para combinar a su antojo. Una de estas combinaciones iniciadas por Leiva en el minuto 90, acabó en los pies de Meireles que puso el pase de la muerte a Luis Suárez. El uruguayo solo tuvo que empujar el balón para hundir un poco más a un Arsenal que ni levanta cabeza, ni tiene pinta de hacerlo.
Arsenal: Szczesny, Koscielny (15’ Ignasi Miquel), Vermaelen, Jenkinson, Sagna, Frimpong, Ramsey, Nasri, Arshavin (71’ Lansbury), Walcott (80’ Bendtner), van Persie.
Liverpool: Reina, Kelly, Carragher, Agger, Jose Enrique, Lucas, Henderson, Adam, Downing, Kuyt (71, Meireles) Carroll (71, Suárez).
Goles: Ramsey (P.P. 77’), Suárez (90’)