Carles Maronda

El Liverpool derrota a los Wolves con lo justo (2-1)

Un gol en propia puerta de los Wolves y un gran tanto de Suárez le bastaron a los «reds» para llevarse el partido. Aún así, el Liverpool estuvo flojo, poco asociativo y cedió la pelota a los visitantes que después del gol de Fletcher soñaron con una remontada que nunca llegó.

 

Premier League

Liverpool 2
Wolverhampton 1
Ficha técnica
2 – Liverpool: José Reina, José Enrique, Martin Kelly, Jamie Carragher, Martin Skrtel, Lucas Leiva, Charlie Adam, Stewart Downing, Jordan Henderson (Dirk Kuyt, 72), Andy Carroll, Luis Suárez (Steven Gerrard, 82)
1 – Wolverhampton: Wayne Hennessey, Christophe Berra, Roger Johnson, Richard Stearman (Matt Doherty, 45), Matthew Jarvis, Stephen Ward, David Edwards (Steven Fletcher, 45), Karl Henry, Jamie O’Hara, Stephen Hunt (Adlène Guédioura, 81), Kevin Doyle
Goles: 1-0, m.11: Johnson (p.p.). 2-0, m.38: Suárez. 2-1, m.49: Fletcher.
El Liverpool suma otra victoria a su casillero en un partido que demostró que Kenny Dalglish aún no ha dado con la tecla para hacer jugar a su equipo como lo que es, un grande. Los «reds» se adelantaron gracias a dos ocasiones muy puntuales, una de ellas un gol en propia puerta y la otra un espectacular jugadón de Suárez. Pero cuando Fletcher puso el 2-1 después del descanso, los locales se mostraron timoratos y regalaron el balón a los Wolves, sabiendo administrar su ventaja para mantener el resultado.
 
El Liverpool se adelantó muy pronto. En el minuto 11, Charlie Adam recibió el balón en el pico del área y propinó un chut potente que no iba entre los tres palos. Pero el central de los Wolves Roger Johson no se dio cuenta de ese detalle. Tuvo que tomar un decisión en centésimas de segundo y eligió tirarse en plancha para intentar despejar el esférico, con tan mala suerte para los visitantes que el disparo se desvió lo justo para entrar en la portería de Hennessey.
 
A partir del gol, la posesión se repartió a partes iguales y pese a que los Wolves se acercaron al área de Reina, siguió siendo el Liverpool quien gozó de más ocasiones. Aún así, los visitantes dieron un susto serio a los «reds» cuando Hunt botó una falta desde el pico del área. Los Wolves tiraron de estrategia y el balón le quedó a Karl Henry en el punto de penalti. Su disparó lo sacó Leiva casi sobre la línea de gol.
 
El partido se calmó los últimos diez minutos de la primera mitad y en el minuto 38, cuando parecía que llegaríamos al descanso con el 1-0, apareció el jugador con más calidad de los 22 que se encontraban sobre el campo y que además se ha convertido en el nuevo ídolo de Anfield. Tras la venta de Torres y la lesión de Gerrard, los aficionados de los «reds» estaban ansiosos por encontrar un nuevo icono. ¿Se trata de Andy Carroll? Seguramente debería, pues es el jugador inglés por el que se ha pagado el traspaso más elevado de la historia y parece adaptarse al tipo de delantero que siempre ha gustado a los “reds”: alto, fuerte, buen rematador y con carácter dentro y fuera del campo. Pero no es Carroll la niña de los ojos de la grada de Anfield. En parte, porque Carroll sigue sin dar señales de vida y Dalglish lo mete con calzador en el once titular, a causa precisamente de la cantidad que costó. Y en parte, porque a su lado juega un pequeño uruguayo que tiene el gol entre ceja y ceja y tiene encandilada a media liga inglesa. El nuevo ídolo de Anfield es Luis Suárez y frente a los Wolves volvió a demostrar el porqué.
 
Un gran desmarque y un pase largo de José Enrique le bastaron. Suárez recogió el esférico en el borde del área, se internó en ella y se encontró a Cristophe Berra. Realizó dos regates secos, primero hacía fuera y luego hacía dentro para que el lateral escocés de los Wolves se mareara y dejara de ver el balón. Cuando ya se había librado de su marca, Suárez puso el balón con potencia al palo corto cuando todos en Anfield, incluido el meta visitante, pensaron que buscaría el palo largo. El uruguayo encarrilaba el encuentro con el 2-0.
 
Tras el descanso, lo que debía ser una fiesta en Anfield, se convirtió en un partido que mostró las peores carencias de este Liverpool. En primer lugar, la facilidad para ceder ocasiones. Trascurridos solo cuatro minutos de la segunda mitad, Fletcher, tras un pase de Hunt se encontró cómodo para realizar un buen disparo que subió el 2-1 al electrónico.
 
La segunda carencia que mostró el Liverpool fue el miedo a un equipo inferior por plantilla e historia. Los «reds» se deberían haber enfadado tras el gol de Fletcher y tendrían que haber regalado más goles a su público, en especial tras la dura derrota sufrida la pasada semana por 4-0 ante los Spurs. Pero en su lugar, Dalglish decidió retrasar las líneas y centrar su juego ofensivo en mandar balones largos Suárez y a Carroll para que fabricaran alguna jugada de peligro.
 
Por suerte para el Liverpool, los Wolves no andan muy sobrados de puntería y además su juego no estaba para acercarse a la portería de Reina. Solo O’Hara con sus peligrosos centros inquietaba a los «reds» y de sus botas nacieron pases a Doyle y a Fletcher cuando faltaban 20 minutos de partido que fueron las ocasiones más claras de los visitantes, pero Reina en un caso y la grada en otro, fueron el destino de ambos disparos.
 
Con los Wolves volcados, el Liverpool tuvo alguna ocasión que Kuyt, que volvió a empezar el encuentro desde el banquillo, y Gerrard, que reaparecía en liga tras la lesión, no consiguieron materializar.
 
El partido finalmente acabó 2-1 en un Anfield que se seguirá encomendando a Luis Suárez para seguir escalando posiciones. Los Wolves, por su parte, deben entender que cosechar una derrota en el campo del Liverpool es algo relativamente aceptable y se deben quedar con las buenas sensaciones mostradas ante un primer espada que, sin duda, se tornaran en goles y victorias cuando lleguen los partidos ante sus rivales directos por la permanencia.
 

 

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Carles Maronda