El Liverpool solo había ganado dos de sus nueve partidos como local esta temporada, pero el visitante de turno era el Newcastle, que no había logrado ni una victoria en sus últimas seis visitas. El encuentro estuvo precedido de un merecido homenaje a Steven Gerrard, que alcanzaba los 600 partidos con la camiseta de los Reds. 

 

El comienzo del partido mostró a Liverpool dominando el encuentro, con un control de balón del 70% pero que no lastimaba, ni insinuaba nada, mientras que Newcastle volvía a lo que parece la fórmula para esta temporada, es decir, a los pelotazos largos.

 

A los veinte minutos de partido, los visitantes pudieron balancear el encuentro, que se convirtió en un ida y vuelta en el cual el medio campo parecía no existir. La dinámica del partido mostraba a Liverpool más cerca de golpear pero no fue así. Minutos antes de terminar el primer tiempo, Hatem Ben Arfa realizó un destello de los que está acostumbrado a mostrar desairando a José Enrique y envió un centro cruzado que conectó Yohan Cabaye con una volea ante la que nada pudo hacer Brad Jones, que sigue bajo palos por la lesión de Pepe Reina. El primer tiempo se fue dejando una imagen confusa, un Liverpool que se jactaba de tener el balón pero de forma intranscendente y un Newcastle que sigue sin mostrar el juego de la temporada anterior, pero que dejó en claro que no necesita muchas chances para golpear.

 

El segundo tiempo empezó con un Luis Suárez encendido, que se mostró imparable para cualquiera que se le cruzara, en especial otro sudamericano, el argentino Fabricio Coloccini, encargado de luchar los mano a mano con el uruguayo.

 

Suárez, por el que pasan todas las acciones ofensivas de los Reds, fue agrandando su imagen y acechando a Newcastle, hasta convertirse en una pesadilla para Coloccini. El capitán de las «urracas» ganaba uno de cada tres mano a mano ante el uruguayo. Los locales comenzaron a presionar la portería rival y se fueron sucediendo las ocasiones en el arco que defendió Tim Krul de gran manera.

 

Finalmente, a los 67 minutos, el Newcastle regaló el balón en zona de progresión y José Enrique envió un pase largo para Suárez, que ganó la posición a Coloccini, controló de maravilla y regateó a Tim Krul para empatar el partido con el arco libre.

 

Con el resultado igualado, los locales agigantaron su imagen, al menos en ataque, pero cada contra de Newcastle infartaba a los hinchas de los Reds. Hatem Ben Arfa, al igual que Papiss Cissé, tuvieron la victoria en sus pies pero no pudieron definir.

 

Jonjo Shelvey también tuvo la victoria en su cabeza y luego en sus pies. Ambas ocasiones fueron atajadas por Krul. Liverpool acrecentó su dominio tras la expulsión de Fabricio Coloccini. El zaguero clave en la estructura de Newcastle (según Alan Pardew, un jugador a la altura de Bobby Moore) fue expulsado luego de que el árbitro le mostrara la roja directa por una dura entrada sobre Luis Suárez. Aunque el argentino no llegó a impactar plenamente sobre la pierna del delantero local, la entrada fue desproporcionada y digna de la cartulina colorada.

 

Ya no hubo tiempo para más y Newcastle se limitó a dejar pasar los minutos finales. El Liverpool demostró que sigue siendo un equipo que depende casi exclusivamente de Suárez (autor de siete de los 13 goles del equipo esta temporada). Los Reds monopolizan el balón pero a veces su posesión es intranscendente y solo quiebran con un destello de Luis Suárez o Raheem Stearling, un defecto que ya padeció el Swansea de Brendan Rodgers la temporada pasada.

 

Por otro lado, Alan Pardew sigue prendiendo velas a los dioses para evitar lesiones. A la gran lista de lesionados se sumaron James Perch, Yohan Cabaye y Demba Ba. Además, a Cheik Tioté le queda una fecha más de suspensión, a las que habrá que sumar las tres fechas que deberá cumplir Fabricio Coloccini por su expulsión. Pardew deberá hacer malabares para armar a su equipo, que además tiene duelo europeo entre semana contra el Brujas.