David Acebal

El mayor espectáculo del mundo

La transición en el Manchester United tras la jubulación de Sir Alex Ferguson está siendo más complicada de lo esperado. Lejos del liderato, la prioridad del club ha pasado a ser no quedar fuera de la próxima edición de la Champions League.

 
Señoras y señores, niños y niñas de todas las edades, ha llegado el «Circo Moyes» a la ciudad. Siguiendo la estela de los más afamados hombres orquesta, nuestro nuevo jefe de pista les hará disfrutar con sus increíbles habilidades. Elegido entre múltiples candidatos para dirigir el mayor espectáculo del mundo, promete no dejar indiferente a todo aquel que ose participar en tan magno acontecimiento.
 
Esta temporada tenemos el placer de traerles una representación que ni los más viejos de lugar pueden recordar, repleta de grandes emociones y pensamientos imperfectos, sorpresas mayúsculas y giros copernicanos, un show que sin duda ocupará portadas en la prensa de todo el globo. A lo largo de los 90 minutos de duración de nuestra función podrán disfrutar de números nunca antes presenciados en su ciudad: acrobacias en la banda, demostrando su equilibrio, agilidad y coordinación para hacer alineaciones increíbles y sustituciones inimaginables. Sus números de contorsionismo, en las ruedas de prensa ante las preguntas incómodas, se presentan imposibles para la gran mayoría del público.
 
El arte y el funambulismo se fusionan en su número de la cuerda floja. Caminando de espaldas y en equilibrio sobre un solo pie les hará gritar desesperados, la red de protección sujetada por el público presente disminuye su tamaño representación tras representación, aumentando la sensación de peligro cada vez que el show vuelve a comenzar.
 
Domador de categoría mundial, no hay fiera del balón que le amedrante, ni animal de dos patas que se le resista, sus heridas atestiguan que no rehúye el contacto y que, familia Glazer mediante, aún ha de soportar zarpazos varios, para recordarnos que se debe caer y volver a levantarse para conseguir un sueño. Para tranquilizarles, les comunicamos que: ningún animal ha resultado herido durante la representación de este número, aunque no podemos decir lo mismo de los espectadores.
 
Sus increíbles juegos de manos, su malabarismo de alta escuela les hará ver un equipo donde realmente sólo ruedan en el aire dos bolas de fuego, la bola Wayne y la bola De Gea.
 
Payaso dulce como los toffees, recita con sentimiento:
 
Con mi sonrisa fingida tengo penas que ocultar
más si yo, el payaso, pudiera hablar
y contar mis amarguras
hasta las almas más duras podrían conmigo llorar
 
Como si de Houdini se tratara, su asombroso número de escapismo logra deshacer los nudos de las gargantas de sus rivales, las ataduras mentales que les atenazaban y los candados de las vitrinas de trofeos de aquellos que ya no recordaban que las tenían.
 
Sus inverosímiles destrezas, parecen no tener fin, sus números de magia, como el de serrar por la mitad la ilusión de los aficionados, o el de hacer desaparecer a la pantera Zaha, no son más que el calentamiento para el gran número final, ese en el que convierte a un equipo campeón en uno del montón.
 
Las malas lenguas murmuran que ensaya en secreto un número de Hombre bala y que quizás, algún día, lo ponga en práctica. Hay dudas, aunque ya se sabe que para algunos este mundo de ilusión es más real que el mundo real.
 
Con total seguridad diablos rojos les podemos decir que no se arrepentirán de haber visto este espectáculo, que había una vez un circo que alegraba siempre el corazón sin temer jamás al frío o al calor y que el circo daba siempre su función. Se lo podemos garantizar.
 
Y recuerden: “Sólo porque tengas al mono detrás tuyo no significa que el circo se haya ido de la ciudad”.
 

Sobre el autor

David Acebal