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El Mónaco se exhibe en el Emirates (1-3)

Repaso de los monegascos a Arsène Wenger y los suyos. Los goles de Geoffrey Kondogbia, Dimitar Berbatov y Yannick Ferreira-Carrasco sellan el pase a cuartos del equipo francés. Alex Oxlade-Chamberlain recortó distancias. Sensacional planteamiento de Leonardo Jardim.

 

Champions League

Arsenal 1
AS Mónaco 3
Ficha técnica
1 – Arsenal: Ospina, Bellerin, Mertesacker, Koscielny, Gibbs, Coquelin (Oxlade-Chamberlain, 68), Cazorla (Rosicky, 81), Welbeck, Özil, Sánchez, Giroud (Walcott, 60).
3 – AS Mónaco: Subasic, Touré, Fortuna dos Santos, Abdennour, Echiéjilé, Dirar (Kurzawa, 82), Tavares, Kondogbia, Martial (Silva, 84), João Moutinho, Berbatov (Ferreira-Carrasco, 75).
Goles: 0-1, m.38: Kondogbia. 0-2, m.53: Berbatov. 1-2, m.90+1: Oxlade-Chamberlain. 1-3, m.90+3: Ferreira-Carrasco.
La Champions League es, sin duda, una competición muy especial. Peculiar. Siempre tiene reservado un hueco en la historia a alguien inesperado. A algún tapado. Hace dos temporadas, el elegido fue Robert Lewandowski, con sus cuatro goles frente al Real Madrid. Hace cuatro, Roberto Di Matteo, un técnico inexperto, que consiguió lo que nadie antes había logrado con el Chelsea. Ni José Mourinho, ni Claudio Ranieri, ni Carlo Ancelotti. Ganar la Champions. Años más atrás estuvieron Jerzy Dudek, Ole Gunner Solskjaer o Lars Ricken, por citar algunos ejemplos.
 
Uno de los afortunados en esta edición es Dimitar Berbatov. El ariete búlgaro se exhibió en su regreso a Londres. Adoctrinó con su rendimiento frente al Arsenal. Y, sobre todo, calló decenas de bocas que le tachaban de jugador acabado. De perezoso. Incluso de mediocre.
 
El silencioso Dimitar meditó retirarse en juveniles del fútbol. Su equipo, el CSKA de Sofía, le vendió al Levski. Y el mejor jugador búlgaro de los últimos siete años, seguía dibujando por las noches el escudo del CSKA. No era feliz. Pero luchó. Compitió y salió adelante. Acabó jugando una final de Copa de Europa con el Bayer Leverkusen, luciendo en Premier League de la mano del Tottenham Hotspur e incluso recalando en el Manchester United. Si la vida te sonríe es porque algo trama.
 
Luego la carrera de Berbatov se fue devaluando. Pasó por el Fulham y llegó al Mónaco como suplente de Radamel Falcao en el principado. Y la vida le ha vuelto a sonreír.
 
Pero más allá del soberbio rendimiento del nueve búlgaro aficionado al CSKA de Sofía, cabe reseñar el soberbio planteamiento de su entrenador Jardim. Conocedor de las limitaciones de su plantilla a la hora de crear peligro y ocasiones, maniató el caótico mediocampo del Arsenal y aprovechó sus rudimentarias armas sacándoles el máximo partido.
 
El Mónaco buscó el ritmo lento de partido a través de un 4-5-1 de inicio renunciando incluso al fútbol de transición en el primer tiempo. Priorizando el mantener la portería a cero. Comandando la defensa en el dúo Joao Moutinho-Geoffrey Kondogbia. Apoyado en Fabinho y la sólida labor de los centrales. Y los gunners no tuvieron opción.
 
Pero siendo realistas, merece también su párrafo el horroroso planteamiento del Arsenal. Basado en un mediocampo compuesto por un jugador repescado hace semanas de una cesión en segunda división y por un mediapùnta obligado a ser un creador de juego. Como obligar a una tubería a ser una fuente. Y así no, Arsène. Santi Cazorla no es un cerebro igual que Francis Coquelin no es un pulmón.
 
El resto ya lo conocen, la incapacidad de Olivier Giroud para meter un solo gol, la de Danny Welbeck para no tropezarse al conducir un balón y la de Mesut Özil para tener algo de continuidad en el juego de su equipo. El Arsenal se marchó al descanso sin disparar a puerta.
 
En cambio, el buen trabajo del Mónaco sí obtuvo premio. Un disparo de larga distancia de Kondogbia tropezaba en Mertesacker y hacía inútil la reacción primera de Daniel Ospina.
 
Tras el descanso, más de lo mismo pero con alevosía. La superioridad del Mónaco se abría paso a espuertas. El 4-5-1 de la fase defensiva tornaba en un 4-3-3 para el ataque con la incorporación de Anthony Martial y Nabil Dirar. La opción de contragolpe ahora sí tenía cabida. Y en una de ellas llegó el momento de la justicia. Del resarcimiento. El momento de Dimitar.
 
Keep calm and pass him the ball. El contragolpe conducido por Martial fue finalizado por Berbatov. Entre medias, decenas de críticas, de artículos en los diarios ingleses y mucho recelo sobre su rendimiento en las islas tras dejar White Hart Lane. El ariete del Mónaco sentenciaba la eliminatoria y devolvía golpe por golpe. No fue mala la decisión de seguir con el balompié.
 
Los contraataques siguieron sucediéndose sobre la meta de Ospina. La exhibición en el mediocampo de Moutinho y Kondogbia se acentuaba y Cazorla, Coquelin y compañía continuaban en pleno naufragio. Aplausos para Leonardo Jardim.
 
El Arsenal tiró de orgullo para seguir haciendo un fútbol poco brillante pero al menos honroso. Encontró alguna opción de marcar. Pero hasta el descuento no pudo hacerlo. Y fue con un golpeo lejano de Alex Oxlade-Chamberlain desde fuera del área tras un rechazo.
 
Pero no acababa ahí. No iba a haber resquicio para la esperanza en el Luis II. La exhibición de la escuadra monegasca merecía una rúbrica. Un premio a su excelso trabajo. Y en un nuevo contragolpe, esta vez con Bernardo Silva como asistente y Yannick Ferreira-Carrasco como estilete, el equipo francés sellaba su pase a cuartos.
 
El fútbol tiene una máxima en torno a los mediocampos de los equipos. Y dice que en función de la calidad y el estilo de los jugadores que componen esa parcela, el equipo al completo tiene unos rasgos característicos y un rendimiento en conjunto. Se plasmó en el Emirates. El fabuloso rendimiento de Moutinho y Kondogbia fue parejo al partido del Mónaco. Y el estrépito del doble pivote Coquelin-Cazorla representó a la perfección el horror del Arsenal.
 
Ganó y bien el Mónaco. El Arsenal perdió y se volvió a retratar. Arsène Wenger podrá seguir farfullando una temporada más pero esta vez no hay excusas. Ni de sorteo ni de tarjetas. Soberano repaso de Leonardo Jardim. Y la sonrisa de Dimitar Berbatov.
 

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