En el preciso instante en el que Mesut Özil iba a patear el penalti ante el Bayern en el Emirates, una especie de presentimiento nos invadió. Su lento caminar, su parsimonia casi colindante con el mutismo abría la puerta al pesimismo. Una extraña sensación que segundo a segundo iba convirtiendo a Manu Neuer en un gigante y al genio de ojos saltones en un liliputiense. La crónica de un fallo anunciado.
Sin embargo, no fue quizás el hecho de marrar desde los once metros lo significativo, ya que hasta los dioses se equivocan, caso de Roberto Baggio o Lionel Messi. El error del mediapunta del Arsenal ante el equipo de Pep Guardiola aparece como el punto culminante de una temporada en la que el alemán no ha ofrecido a los suyos, hasta la fecha, ni la mitad de lo esperado.
El penalti errado ante el Bayern es la culminación de un año frustrante
Su fichaje, el primero sonado en una década, desató el optimismo en Islington
Por primera vez en un decenio, en Highbury-Islington rompían la hucha para hacerse con los servicios de una jugador de primer nivel, tanto en el Real Madrid como en la selección de Alemania. El fichaje desató un estado de feliz optimismo al norte de Londres que llevó al club de Wenger a lo impensable: liderar la Premier League y presentar batalla por su cetro. Mesut llegaba además a un equipo que parecía adaptarse perfectamente a sus condiciones. Su debut en Sunderland no fue para menos, asistiendo a Olivier Giroud en el primer balón que tocó.
Conforme pasaban las jornadas, una nube de sospecha comenzó a extenderse por las gradas del Emirates. Comenzó arrasando Ramsey, Giroud sostenía y anotaba, Cazorla enhebraba y hasta su lesión, Walcott desequilibraba y también marcaba. Pero el peso de Özil sobre el juego de los Gunners aún era liviano. A ello se sumaba que en partidos ante rivales de entidad como Manchester United, City o Chelsea, la prestación del ex madridista no llegó a unos mínimos exigibles. Por no hablar de su ya conocida irregularidad.
Se dice que la genialidad no es algo cotidiano sino puntual. Sucede que con Özil este rasgo se acentúa, capaz de pasar largos intervalos de tiempo sin influir en el partido para luego romperlo con un simple giro de tobillo. Un carácter guadianesco de sobras conocido para propios y extraños tras su etapa en Madrid.
En Madrid jamás se sintió como una prima donna ni cayó en la relajación
Le sobra talento para triunfar en el Emirates. Veremos si predisposición
Tres años en los que coincidió con Jose Mourinho. Gusten o no las formas, métodos y estilo del portugués, en la hoja de ruta del hoy entrenador del Chelsea no hay lugar para la excedencia. Exigido por un técnico y también por una grada que reclama nada menos que la excelencia, las temporadas que Özil militó en el conjunto merengue, aun con sus idas y venidas, fueron realmente positivas. A ello posiblemente contribuyó el hecho estar rodeado de auténticas figuras a nivel mundial, como Ronaldo, Benzema o Xabi Alonso, que en ningún momento le permitió sentirse como una prima donna y caer en la relajación.
Al aterrizar en el Arsenal cambió de galaxia. De un ambiente donde no se tolera la mínima derrota, con la presión que ello supone, a un club que busca tocar laurel después de años, con la inconsciente rebaja de carga que uno puede sentir sobre sus espaldas. Una exigencia, tanto la de Mourinho como la generada por el Real Madrid, que se ha revelado como imprescindible para que el teutón pueda expresar todo su mayúsculo talento sobre el césped. Liberado de ella, Mesut parece haber perdido el nervio que lo sacaba de sus periódicas abulias.
Como enemigos del cortoplacismo en el fútbol, nunca hemos creído conveniente evaluar el rendimiento de un jugador por una temporada (menos aún en el caso de un jugador aún joven y de calidad más que contrastada), sino en el contexto de la carrera que hará en el Arsenal, que por edad y contrato, se presume larga. Años le quedan en el norte de Londres a Mesut Özil para cambiar esta dinámica. Y por supuesto, queda aún temporada, con la puerta de la FA Cup aún abierta, donde marcó un gol decisivo ante el Everton para abrir el marcador.
En sus inmensas capacidades confía Wenger y todos los seguidores del Arsenal. No es para menos, conociendo el nivel que es capaz de dar Özil. Será responsabilidad suya pasar a la historia de los Gunners como uno de los mejores jugadores que han lucido el cañón en el pecho. Tiempo y talento tiene de sobra. Está por ver si predisposición.