En un partido indigno del espectáculo que se espera en Boxing Day, el Newcastle marcó dos veces en dos minutos en la segunda parte y se llevó el duelo. La derrota deja al técnico local, Owen Coyle, en una situación muy comprometida.

 

«Frustración, rabia, llámale como quieras. El Newcastle empezó mejor pero fuimos mejorando a lo largo del partido. Ellos no crearon peligro en la segunda parte y parecía que nos llevaríamos la victoria», dijo Coyle, que criticó a Chris Eagles y Paul Robinson por sus errores en los goles. «Regalamos el balón sin presión. En 90 segundos cometimos el mismo error dos veces».

 

Y lanzó un par de dardos a sus jugadores: «Algunos mostraron carácter pero no suficiente. Soy de la vieja escuela y creo que la gente debe dar un paso adelante. No me voy a quedar parado viendo cómo cometemos los mismos errores cada semana».

 

El primer gol llegó en el minuto 69 tras una de las pocas buenas jugadas que se pudieron observar. Eagles perdió el balón, Jonás Gutiérrez se internó por la izquierda, cedió a Ryan Taylor, que desdobló, y envió un centro al área para que Hatem Ben Arfa marcara su primer gol desde septiembre de 2010.

 

Inmediatamente después, Robinson regaló el balón y Cheik Tioté pasó a Gabriel Obertan. El extremo avanzó por la derecha y colocó el balón en el área para que Demba Ba superara al defensa Gary Cahill con mucha facilidad para marcar su 14º gol de la temporada.

 

La primera parte solo deparó un par de faltas lanzadas por Ryan Taylor y Martin Petrov. Afortunadamente, la segunda fue algo mejor. David Ngog y Klasnic tuvieron las mejores ocasiones para los locales pero les faltó precisión.

 

Los aficionados visitantes cantaron el clásico «Sacked in the morning, you’re getting sacked in the morning» («Te van a despedir por la mañana») al técnico rival. Lo cierto es que es un duro golpe para el Bolton tras la victoria en el campo del Blackburn Rovers del martes. El equipo carece de creatividad y ha concedido nada menos que 41 goles. Unas cifras que difícilmente mejorarán con la más que previsible salida de Gary Cahill en enero.