Premier League
QPR | 1 |
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Aston Villa | 1 |
Ficha técnica |
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1 – QPR: Kenny; Young, A. Ferdinand, Hall, Traoré; Wright-Phillips (T. Smith, 86), Barton, Derry (Helguson, 79), Faurlin, Taarabt; Bothroyd (DJ Campbell, 65) |
1 – Aston Villa: Given; Hutton, Dunne, Collins, Warnock; Bannan (Albrighton, 72), Petrov, Ireland, Delph, N´Zogbia (Weimann, 85); Agbonlahor |
Goles: 0-1, m.57: Bannan (pen.). 1-1, m.93: Dunne (p.p) |
El fútbol no siempre es justo pero, por lo menos hoy, lo ha sido. El Aston Villa de Alex McLeish estuvo cerca de llevarse los tres puntos sin hacer excesivos merecimientos para ello pero los dioses del fútbol le depararon al QPR un afortunado tanto en el tiempo de descuento para poner el 1-1 final.
El planteamiento de McLeish estuvo condicionado por sus bajas, en especial las de los delanteros Darren Bent y Emile Heskey. Ante estas ausencias en ataque, optó por jugar con cuatro mediocentros (Petrov, Ireland, Delph y Bannan), N’Zogbia como enganche y Agbonlahor solo en punta. La alineación hacía prever un equipo combinativo que buscara la posesión, puesto que todos ellos tienen buen toque de balón. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.
Los «villanos» regalaron la posesión del balón durante la primera media hora, algo entendible en caso de que la idea fuera buscar los contraataques. El problema fue que Agbonlahor y N’Zogbia, los encargados de llevarlos a cabo, estuvieron totalmente desconectados del resto de sus compañeros.
Pese a la acumulación de jugadores en el centro del campo y la incapacidad para retener la posesión del balón, el Villa aguantó la tempestad. El marroquí Adel Taarabt y el argentino Alejandro Faurlín fueron los mejores de los Rangers, pero su desacierto de cara a gol y el palo impidieron abrir el marcador. La falta de gol desesperó a los locales, que acabaron siendo dominados por los visitantes en los últimos diez minutos de la primera mitad, aunque sin mayores consecuencias.
La segunda parte inició igual que acabó la primera, con el Aston Villa dominando a un Rangers que pareció haberse aburrido de tener la posesión del balón, logrando cotas de un 70% en la primera parte.
La mejoría de los «villanos» tuvo premio. Tan solo diez minutos después de iniciarse la segunda parte, una buena jugada colectiva del Villa acabó con un centro del lateral izquierdo Stephen Warnock hacia Agbonlahor, que cayó derribado tras un suave agarrón de Armand Traoré. Sorprendentemente, el joven árbitro inglés Michael Oliver, de 26 años (sí, podría ser el hijo de Howard Webb…y el nieto de Ryan Giggs), concedió el penalti a los «villanos». El todavía más joven Barry Bannan no desaprovechó la ocasión para poner a los suyos por delante, batiendo al veterano portero irlandés Paddy Kenny con un disparo ajustado al palo.
A partir del gol, como era de esperar, el Villa se echó atrás con la esperanza de sentenciar el partido en algún contragolpe. Volvieron las acometidas de los locales, aunque, de nuevo, sin premio. Esta situación obligó, a falta de 20 minutos, a Neil Warnock, técnico del QPR, a dar entrada a DJ Campbell en detrimento de un flojo y lento Bothroyd, que tarde o temprano perderá su puesto en el once titular. Simultáneamente, McLeish efectuó el cambio lógico, dando entrada al veloz y desequilibrante Marc Albrighton por el goleador Bannan, un medio centro por un extremo, en busca de un contraataque que finiquitara el partido.
El plan de McLeish se estaba cumpliendo punto por punto, ayudado por dos claros penaltis en contra no pitados. La frustración e impotencia de los locales se manifestó cuando Traoré, en el último minuto de juego, hizo una entrada criminal al recién ingresado Albrighton que fue castigada con su segunda amarilla y la consiguiente expulsión.
Esta jugada pareció indicar el final anticipado del partido pero, para desgracia de McLeish y bien del fútbol, no fue así. En el minuto 93, Collins no atinó a despejar un balón largo y apareció Helguson, que había entrado diez minutos antes en sustitución de Derry. Llegó a la línea de fondo y puso un centro potente al área pequeña que despejó Warnock con tan mala fortuna que rebotó en el defensa central Richard Dunne y acabó en el fondo de las mallas.