Como aficionado del West Ham, he de reconocer que mi relación con Sam Allardyce vivió en una constante montaña rusa de emociones: lo quise matar tras un 2-4 contra el Reading que prácticamente nos condenaba a jugar los play-offs por el ascenso a Premier League y lo adoré en el mágico inicio de la temporada pasada. Pero vaivenes chaqueteros aparte del que les habla, considero que su trabajo, grosso modo, fue más que correcto. Tomó las riendas del equipo en Championship y lo dejo en la comodidad de la zona media de la tabla.
Ahora llega a un Sunderland de nuevo azotado por la crisis que genera verse en puestos de descenso, con una defensa indigna de la mejor liga del mundo y sin capacidad goleadora. ¿Qué le puede aportar el técnico de Dudley a los Black Cats? Lo primero y fundamental, solidez defensiva. Si un equipo campeón debe tener una base defensiva potente, uno que lucha por no verse relegado a la segunda categoría al final de la sesión más si cabe. “Defensa, defensa, defensa” es el leitmotiv del trabajo de Allardyce, que no rehusará sacar un quinto defensa si ve que un partido así lo demanda.
Pero, por otra parte, y aquí vienen las críticas que recibe de forma más recurrente, en fase ofensiva, sus equipos pueden considerarse como “rudimentarios”. Balonazos largos y transiciones rápidas y poco trabajadas en torno a esos envíos directos al delantero. En el West Ham tuvo a Andy Carroll, un jugador que podría haber sido manufacturado de pies a cabeza por el propio Allardyce, pero no está claro quién puede ejecutar esa función en el actual Sunderland. Jermain Defoe es un delantero más móvil y de talla reducida. Steven Fletcher es… Steven Fletcher.
En West Ham tuvo a Carroll, ¿pero quién hará esa función en Sunderland?
Big Sam habrá de acabar con esa supuesta cultura del alcohol y el tabaco
Dicho lo cual, el Sunderland parecía totalmente desahuciado con Dick Advocaat pero con Allardyce sus posibilidades de salvar la categoría se han multiplicado. No cabe duda que desde que entró por primera vez en el vestuario se hizo con el mando de la plantilla, como Steven Fletcher reconoció implícitamente cuando afirmó que «es una gran presencia, cuando entra todos nos callamos». Su victoria en el crucial derbi contra el Newcastle por 3-0 constituye el mejor punto de partida para afrontar el reto más difícil de su carrera. A poco que solidifique la pareja de centrales formada por Younes Kaboul y John O’Shea (tiene trabajo por delante), va a poder competir en muchos partidos en los que hasta ahora no lo ha hecho. Otro asunto que deberá resolver es el de los comentados malos hábitos de la plantilla. Hace ya años que circulan rumores sobre la afición de los jugadores por el alcohol y el tabaco.
Además, la tarea acarrea para Big Sam un aspecto motivacional propio, ya que el técnico inglés no salió de la mejor manera del Newcastle y nada más le podría poner que salvar al Sunderland a costa del odiado eterno rival. Meticuloso hasta la obsesión, con una metodología muy avanzada aunque tosco y anticuado en su puesta en escena sobre el césped. Ese es Sam Allardyce, ¿lo conseguirá esta vez en Sunderland, o saldrá por la puerta de atrás como le sucedió en el West Ham?