Juan Vega

El sueño que es real (0-2)

El Leicester ha vuelto a ganar. Su víctima, el Sunderland, que se aferra al descenso. Tres victorias le restan a los Foxes a priori para hacerse con el título de campeones.

 

Premier League

Sunderland 0
Leicester City 2
Ficha técnica
0 – Sunderland: Mannone, Yedlin, Koné, Kaboul, van Aanholt, Kirchhoff, Borini (Lens, 76), Cattermole, M’Vila (Rodwell, 68), Khazri (N’Doye, 68), Defoe.
2 – Leicester City: Schmeichel, Simpson, Morgan, Huth, Fuchs, Mahrez (Gray, 81), Drinkwater, Kanté, Albrighton (Amartey, 84), Okazaki (Ulloa, 62), Vardy.
Goles: 0-1, m.66: Vardy. 0-2, m.90+5: Vardy.
El anhelo del mundo del fútbol está hoy más cerca de cumplirse. La mayúscula gesta de hombres de Claudio Ranieri no tiene fin. Hoy, han ganado al Sunderland en el Stadium of Light, donde hace casi 12 meses consiguieron sellar la permanencia tras empatar a cero. Algo, que carece de explicación. Es puro sentimiento. Es la Premier League.
 
Ambos equipos obligados a ganar, pero solamente uno con las ideas claras en el terreno de juego. El líder de la Premier, no necesita presentación. Su juego, ya lo conocemos. El Sunderland por su parte, despliega un fútbol mediocre, que a su vez, intenta adaptarse sin mucho éxito a las circunstancias de cada partido.
 
Como es habitual, Claudio Ranieri, alineó a sus once héroes. No podría de ser de otra manera. Son ellos, o nadie. No iban a ser los responsables de que el Aston Villa descendiera a Championship, la historia no lo permitiría. Tocaba ganar de nuevo.
 
El encuentro tendría dos fases de juego bien diferenciadas. Coincidentes con ambas mitades. Los dos equipos se jugaban mucho y romper el partido en los primeros 45 minutos era un tanto arriesgado. No había que volverse locos. Lo que había en juego era demasiado.
 
A pesar de todo, pudimos ver ciertas acciones que podrían haber cambiado el rumbo del encuentro mucho antes. El penalti cometido por Deandre Yedlin sobre Shinji Okazaki fue clamoroso pero Anthony Taylor y sus asistentes, no lo vieron así. El japonés, muy activo y comprometido con el equipo. Fue de lo mejor de la primera parte. Por el contrario, los jugadores del Big Sam, reclamaban penalti de Robert Huth por mano dentro del área. Involuntaria.
 
La tensión y el medio que el propio encuentro generaba, propició que los Thai Foxes se encontraran incomodos durante algunos compases de los primeros 45 minutos. Sus rivales consiguieron por un momento, cederles el balón, y sabemos que poco les gusta tenerlo. Esto, fue tan solo un atisbo de superioridad estratégica de Allardyce, que fue testigo en primera persona, de como el balón era devuelto a sus hombres. Con el Leicester colocado lo más atrás posible, era cuestión de tiempo que una recuperación lo más probablemente de Daniel Drinkwater o de N’Golo Kanté, terminara en una contra fulminante para los líderes de la Premier.
 
Sin embargo, deberíamos esperar a la segunda mitad para que esto sucediera. No vimos una gran primera mitad en el Stadium of Light. Riyad Mahrez solo aparecería en alguna jugada aislada, menos desequilibrante que otros días. Los centrales rivales, no estaban concediendo los espacios necesarios para conectar exitosamente con los de arriba. Fabio Borini, tendría la ocasión más clara al filo del descanso, pero Kasper Schmeichel no le permitiría marcar.
 
Vamos con la segunda parte. Punto de inflexión. Los errores y la disciplina le permitirían al Leicester superar por completo al Sunderland. El esquema seguía siendo el mismo. Esperar atrás y esperar el error del rival. Como es lógico, los Black Cats, demostraron porque están tan abajo en la tabla. Los cometieron. Un excelso Drinkwater conectaría con Jamie Vardy en una jugada de contraataque para batir Vito Mannone. No podía ser de otra manera. No esperábamos otra cosa. Nadie lo hacía. Superlativo.
 
El gol en el minuto 66, supuso un duro golpe para los Black Cats, que ya no se repondrían. Big Sam, intentaría desacertadamente, dar la vuelta al marcador con las incorporaciones de Dame N’Doye y Jack Rowdell, pero estuvieron muy lejos de mejorar y aportar a su equipo.
 
La aportación cómica del encuentro la protagonizaría Fabio Borini al intentar rematar un balón desde el carril izquierdo, cortesía de Patrick van Aanholt. El italiano, envió el balón a su propia cara. Desgraciadamente, un fiel reflejo de la actual situación de su equipo.
 
No sería la última oportunidad de los Black Cats. Rodwell en el 81, perdonaría delante de Schmeichel. Imperdonable. Debió ser gol. El dios del fútbol seguía protegiendo a los de Ranieri que, inexplicablemente, se encontraron con uno de los finales de partido más apacibles. Los del Wear, faltos de actitud y ganas aparentes, dejaron morir el partido. Tanto fue así, que Jamie Vardy consiguió poner la ventaja doble y definitiva para los suyos tras un autopase a Mannone. Nueva jugada a la contra. Su dominio en los últimos compases fue total.
 
Los de Ranieri están mucho más cerca de conseguir una de las mayores gestas que el fútbol haya podido contemplar en toda su historia. A la espera del resultado del Tottenham, les aventajan en diez puntos. La cuenta atrás, en números rojos. Todos queremos que el Leicester sea campeón y hoy, han sumado tres puntos que lo valen.
 

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Juan Vega