Premier League
Ficha técnica |
1 – Swansea: Vorm; Rangel, Caulker, Williams, Taylor; Allen, Britton, Sigurdsson (Agustien, 67); Dyer, Sinclair (Moore, 78), Graham. |
1 – Chelsea: Cech; Bosingwa, Ivanovic, David Luiz, Cole; Romeu (Essien, 65), Meireles, Malouda (Lukaku, 80); Sturridge, Mata, Torres. |
Goles: 1-0, m.40: Sinclair. 1-1, m.92: Bosingwa. |
Los equipos grandes, aquellos que aspiran a ganar todas las competiciones en las que participan, se caracterizan por el dominio al que someten al rival. Este dominio no se basa únicamente en la posesión de balón, sino también en la sensación de peligro. Cada vez que un grande ataca, los aficionados de uno y otro equipo sienten que el gol está cerca. También a nivel defensivo, los grandes dan la misma sensación que al atacar pero al revés. Parecen un muro infranqueable.
Siguiendo esta descripción, el Swansea fue un equipo grande en la primera mitad. Muy grande. A pesar de ser un recién ascendido, jugó con el Chelsea como si de un juguete se tratara. Las vertiginosas combinaciones de Britton, Allen y Sigurdsson en el centro del campo obligaron al Chelsea a correr 45 minutos detrás del balón. Además del buen hacer con el balón en los pies, el mérito de los galeses fueron sus movimientos sin balón. Presionaron cerca del área rival y robaron una ingente cantidad de balones, principalmente gracias a Britton, omnipresente con o sin balón.
Los «blues» parecieron, si es que no lo son ya, un equipo pequeño. Defendieron atrás y mal, con David Luiz fuera de posición en numerosas ocasiones, como de costumbre, y atacaron peor. Con la única opción del contraataque, Sturridge fue el único que apareció, aunque intermitentemente. A Torres y Mata no se les vio por el terreno de juego. Tampoco a Meireles y Malouda. A este último solo se le vio en el último minuto de la primera parte, cuando cometió una fea entrada sobre Britton que fue castigada con una tarjeta amarilla.
Con este dramático panorama para los de Villas-Boas, a pocos debió sorprender que el Swansea se adelantara poco antes del descanso. Lo hizo a través de Sinclair, que ejecutó a la perfección un remate a la media vuelta tras un libre directo.
El 1-0 al descanso se antojaba un resultado incluso corto teniendo en cuenta el abismal dominio de los locales. Sin embargo, todo cambió en la segunda parte.
El Chelsea salió, como no podía ser de otra manera, a buscar el balón. Lo encontró. El Swansea traicionó su filosofía combinativa y de posesión, y regaló la iniciativa a los «blues». Pese a ello, éstos demostraron, una vez más, no tener fútbol. Solo fueron superiores a los galeses por derroche físico, no por calidad. El único que podía aportarla era Mata, pero sigue lejos del nivel que demostró a principio de temporada. El cambio de Oriol Romeu, el único que dio la talla en la primera parte, por Essien no ayudó a que el Chelsea jugara con más fluidez. El Chelsea se estampaba una y otra vez contra el muro planteado por Brendan Rodgers ante su falta de creatividad.
Así las cosas, solo un golpe de suerte podía salvar a los de Villas-Boas. Y llegó. En el minuto 92, una de las habituales subidas de Bosingwa fue culminada con un errático disparo del portugués, con tanta fortuna que rebotó en Neil Taylor y acabó en el fondo de la red. Fue el final de un cruel partido para el Swansea.
Este empate, como la mayoría, no deja contento a ninguno de los dos equipos. El Chelsea ya perdió definitivamente el tren del Tottenham, pero ahora ve amenazada su cuarta plaza con el Liverpool, del que tan solo le distancian cuatro puntos. Y, más allá de los números, la sensación que dio hoy el Chelsea volvió a ser pobre. Villas-Boas sigue sin saber a qué quiere que juegue su equipo. No está claro si la naturaleza de este equipo debe ser jugar al contraataque o con la iniciativa.
Por parte del Swansea, las sensaciones son mejores, pero su segunda parte es la más pobre que han jugado en todo el campeonato. Traicionaron su estilo. Tras una brillante primera parte, en la segunda jugaron a lo que no saben: al contraataque. Y lo pagaron caro.