Los puristas del fútbol defenderán que debió ganar el Arsenal. Tuvo más el balón, vivió en terreno contrario y asedió la portería rival. Su planteamiento fue más ofensivo, con mayor intención de victoria. Tuvo más ganas de ganar.

 

Sin embargo, el partido discurrió por los cauces que siempre quiso el Swansea. El Arsenal tuvo el balón y lo necesitaba para conseguir los tres puntos. El Swansea se lo dio y aún así ganó el partido. Sin duda, el planteamiento de Garry Monk no fue de posesión y fútbol atractivo como lo es otras muchas veces el del equipo de galés. Simplemente, se aferró a un aguerrido 4-1-4-1 con un imperial centro del campo formado por Jack Cork, Ki Seung-Yeung y Jonjo Shelvey. Con ello y la única ocasión que tuvieron en el partido, los Swans se llevaron los tres puntos del Emirates. Con esta victoria, el Swansea se convierte en el tercer equipo en la historia de la Premier League en ganar los dos partidos contra Arsenal y Manchester United en la misma temporada (tras West Ham en 2006-07 y Chelsea en 2009-10).

 

Es curioso el mediocampo de los cisnes. El excelso equilibrio de Jack Cork, comandando la resistencia del equipo galés con tesón y perseverancia. Siempre tenaz. El talentoso Ki. Parsimonioso, con criterio, siempre tomando decisiones acertadas. Distribuyendo, corriendo y llegando. Disculpen el atrevimiento pero un equipo de Champions League podría situarle en la élite de los mediocampistas de élite del continente. Sin lugar a dudas. Toma buenas decisiones, no se precipita. Trabaja, decide. Un futbolista total.

 

Y luego está el coraje de Shelvey. Un pastiche entre Michael Ballack, Gennaro Gattuso y Roy Keane. En el orden que quieran. Una determinación y lucha descomunales. Llegada permanente y una tozudez desmesurada para demostrar sus destrezas con los disparos de larga distancia. Como ponga el mismo empeño en los entrenamientos, sin duda los utileros estarán cansados de dar paseos hacia la parte posterior de las porterías. Toda la fuerza defenestra la puntería y el acierto.

 

De cualquier modo, la victoria del equipo galés ha sido el colofón a una escuadra bien trabajada. Y regular al extremo. Equipos como el West Ham o el Newcastle han sido fiables a lo largo de un tramo de la temporada pero han acabado sucumbiendo. Tan sólo los cisnes y el Southampton han conseguido ser revelaciones en el largo plazo en la Premier League (y los Saints con una plantilla superior). Garry Monk y los suyos se merecían un premio así.

 

El partido transcurrió con un ritmo lento y pausado de los Gunners, que repetían once titular por quinto partido consecutivo, un hecho que no se producía en liga desde enero de 1994. Sin embargo, el juego local fue monótono, previsible y desacertado en cuanto a precisión se refiere. En el primer tiempo, sin ocasiones, y en el segundo, todas desbaratadas con una acertada actuación de Lukasz Fabianski en su regreso al Emirates.

 

El partido del Swansea fue pronunciadamente defensivo. Pero meritorio. Sufrió poco (el primer disparo entre los tres palos del Arsenal llegó en el minuto 59) y trabajó mucho. Concentrado y fiable. Con un ordenado 4-1-4-1. Y obtuvo premio en los instantes finales de partido tras un centro de Jefferson Montero y el remate de cabeza de Gomis en el segundo palo, que requirió el uso de la tecnología de gol.

 

El fútbol se puede jugar de diversas maneras. Y todas son aceptables si se realizan de una forma acertada, eficaz y efectiva. No deberíamos caer en el error de argumentar que sólo por jugar al ataque se hace bien o mejor que los equipos que lo hacen al contragolpe o basando su sistema en la defensa. Pero eso el Swansea fue mejor que el Arsenal.