Desde su debut en noviembre en Stamford Bridge contra el Manchester City fue objeto no solo de durísimas críticas por parte de la afición de Stamford Bridge, sino de infamantes burlas como aquella en la que le llamaba “fat Spanish waiter”. Dentro del vestuario, y esto es algo en lo que solamente nos aventuramos y no tenemos datos fehacientes, muy probablemente las relaciones con algunos de sus futbolistas no fuera precisamente la mejor, como con John Terry. De las noticias sobre los constantes, siendo generosos, desencuentros entre el central y el entrenador no solo se hicieron eco los medios más sensacionalistas, sino también otros como el Telegraph. Unos choques frente a los cuales tampoco podía hacer frente con el presunto apoyo de la directiva, que de manera claramente denigrante rehusó a cambiarle el título de mánager interino, a pesar de tener contrato hasta junio. La directiva, lógicamente, también fue diana de los dardos de Benítez en aquella rueda de prensa de Riverside.
De modo que Rafa tenía muy pocos aliados en el club, solamente su equipo técnico y algunos de sus jugadores como Juan Mata. Mientras otros hubieran provocado incendio tras incendio, Benítez, en un ejemplo de dignidad y comportamiento profesional que le honra, comprendió que la única salida era trabajar por el club. “Que no se preocupen más por mi. En junio yo me voy. Hasta entonces solo trabajaré por el bien del club”. Y a ello se concentró. Entre sus manos tenía un equipo cojo en el centro del campo entre otras carencias, sin ningún mediocentro organizador. Una vez que su petición fue ignorada por el club como a quien predica la castidad en el carnaval de Río, optó por buscar soluciones.
Fue ignorado como quien predica la castidad en el carnaval de Río
Logró domar parcialmente a David Luiz situándole como mediocentro
Y las fue encontrando, como en David Luiz, cuya impulsividad enfermiza logró domar parcialmente, domesticándolo como un mediocentro eficaz y de buen pié cuando lo ubicó por delante de los centrales. En caso de jugar en el eje central, procuró siempre colocarle junto con el corrector Ivanovic. De paso, otorgó un papel más importante a Azpilicueta, revelado como un estupendo lateral derecho del que el Chelsea se beneficiará durante muchos años. Con Frankie Lampard probó a atrasarlo varios metros y utilizarle de mediocentro, con óptimos resultados. El centrocampista inglés realizó una gran labor, convirtiéndose paradójicamente en el máximo goleador de la historia de los Blues a pesar de jugar más lejos del área rival. Benítez también esempeñó sus conocidas rotaciones, que mantuvieron al equipo fresco y con varios frentes abiertos hasta abril, permitiendo que de paso Fernando Torres recuperase gran parte de su autoestima en la Europa League, en cuyo triunfo jugó un papel de primer orden.
Estos fueron algunos aspectos del trabajo que el entrenador madrileño llevó a cabo en Stamford Bridge. Y los frutos de ese trabajo, cayeron. Consiguió la tercera plaza, objetivo principal, aunque quizá se descolgó en exceso de los gigantes de Manchester. En Champions League ya no pudo hacer nada para evitar la eliminación pero eso sí, el batacazo ante el Corinthians en la final del Mundialito fue morrocotudo. En FA Cup logró eliminar al Manchester United para caer ya en semifinales ante el City. Y en Europa League consiguió alzarse con el triunfo. Se podrá decir que el Chelsea venía de ganar la Champions y que dicho título quizá sabía a poco, pero los laureles europeos no sobran precisamente en las vitrinas de Stamford Bridge. Además, viendo las caras de jugadores y aficionados, tampoco parecía un trofeo menor.
Tras la victoria ante el Everton y la consiguiente confirmación de la tercera plaza del Chelsea, Rafa cogió sus bártulos y se marchó en medio de un silencio poco agradecido para aterrizar en Nápoles. Pocas veces un entrenador se ha tenido que desenvolver en un entorno tan difícil (aunque curiosamente, Benítez tras su experiencia en el Inter de Milán, ya sabía a lo que se enfrentaba), rodeado de tantos enemigos internos. Y en medio de tan dificultosas circunstancias gracias a su dura y buena labor y a su dignidad profesional (algo de lo que carecen muchos), salió vencedor. La sonrisa ha sido para él. Esperemos que en su nueva aventura napolitana le vaya bien y por encima de todo, que le dejen trabajar.